Quién susurra secretos a ‘Sálvame’
Una investigación policial de cinco años pone en la diana al programa estrella del corazón, de Mediaset, y cuestiona los límites de la libertad de información
Gustavo González, un conocido paparazi español y habitual del popular programa de televisión Sálvame, lanza la caña a primera hora de la mañana. Como siempre, a ver si pesca una noticia.
—Bon dia!!! [sic] Oye, ¿podrías mirar algo de Josep Santacana? El de Arantxa Sánchez Vicario. Y de paso, de ella.
Son las 9.31 del 20 de febrero de 2018 y, a kilómetros de él, el mensaje de WhatsApp salta entonces en el móvil de Ángel Fernández Hita, un policía corriente destinado en la Brigada Móvil de la Comisaría de Seguridad Ciudadana de Madrid. Un sexagenario agente con aires de mitómano que, en palabras de la propia Unidad de Asuntos Internos (UAI) del cuerpo, “disfruta de relacionarse” con los colaboradores de la prensa rosa. Para él, estos también son “ciertamente famosos”.
—Mándame los nombres completos —dice Hita a González, que se los facilita de inmediato, además de los DNI de la tenista española y de Santacana, que en febrero de 2018 había saltado a las primeras páginas de la prensa del corazón al conocerse su divorcio.
—A ver qué empresas salen. Según me dice el exdueño de Método 3 [una agencia de detectives], tenía muchas deudas. Y problemas con la primera mujer. A ver si sale algo de los otros hermanos Sánchez Vicario. Sergio [sic] y Emilio.
—Tengo una reseña en Guardia Civil por falsificación de documento oficial...
La relación entre González y Fernández Hita constituye la base de la bautizada oficialmente como Operación Luna, pero conocida popularmente como Operación Deluxe.
Un verso suelto de la policía, un colaborador hambriento de carnaza y un programa surfeando entre el derecho a la información y el derecho a la intimidad marcan los límites de un sumario judicial de miles de páginas con decenas de famosos afectados. La UAI —la que investiga a los funcionarios de la Policía— rastrea desde hace cinco años la filtración de datos personales que ha puesto en la diana a Sálvame, a su productora (La Fábrica de la Tele), a su cadena (Telecinco) y al grupo de comunicación (Mediaset). Asuntos Internos acusa a los periodistas y al programa de “lucrarse” con la relación tejida por el paparazi, mientras estos defienden que Hita no era más que una fuente. A estas alturas, el magistrado no ha encontrado pruebas de cohecho —que se pagara al agente a cambio de los datos, como creía la UAI— y acota la causa solo a revelación de secretos.
Llamada telefónica (10 de agosto de 2018)
Ángel Fernández Hita
Gustavo González
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
El inicio del caso. Asuntos Internos dio un golpe sobre la mesa en abril de 2017. Según consta en el primer informe enviado al magistrado Marcelino Sexmero, titular del Juzgado de Instrucción 4 de Madrid que asumió el caso, los agentes observaron cómo una colaboradora de Sálvame, Mila Ximénez, ya fallecida, ofrecía en directo profusos detalles del arresto y enfrentamiento con la Policía de José Fernando Ortega, hijo del torero José Ortega Cano y la cantante Rocío Jurado. “Por la manera en que expone los hechos, parece que ha tenido acceso al atestado”, escribieron los investigadores, que comprobaron que los datos revelados coincidían con los del documento policial.
Comenzó entonces el recorrido por el laberinto. Los agentes comprobaron quién había consultado el atestado y dieron con Ángel Fernández Hita, al que pusieron bajo la lupa al constatar que consultaba “casi semanalmente a la mayoría de los personajes públicos que iban siendo actualidad”. También se pidió a las compañías telefónicas el tráfico de llamadas de su móvil y se identificaron contactos con 17 personas vinculadas a la prensa rosa y Sálvame, entre los que destacaba “notablemente” el paparazi Gustavo González. Entre enero de 2017 y mayo de 2018, se comunicaron más de 500 veces. El policía también había cruzado palabras con otras personas conocidas como Belén Esteban, María Patiño o Marlène Mourreau, según la UAI.
WhatsApp (31 de mayo de 2018)
Gustavo González
Ángel Fernández Hita
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
Gustavo G.
Ángel F. H.
El paparazi y el policía. Tras pedirlo Asuntos Internos, que hacía hincapié en sus sospechas de cohecho —“en el propio círculo periodístico del corazón se ha exteriorizado en numerosas ocasiones la existencia de confidentes ligados a ciertos periodistas, siendo los más cotizados aquellos que pueden facilitar informaciones más íntimas, así como que existen remuneraciones por dicha información”—, el juez autorizó la intervención de los teléfonos de los dos principales sospechosos.
Los agentes, que se incautaron más tarde de sus dispositivos electrónicos tras detenerlos, tuvieron acceso a cientos de mensajes que se cruzaron durante meses, donde se evidencia cómo González pide de forma recurrente información confidencial a Hita. Aunque este también es proactivo a veces:
—El novio de Jon Kortajarena, ¿puede interesar? —pregunta el policía por iniciativa propia a González el 16 de junio de 2018.
—Igual sí —le responde el reportero del corazón.
Pero, ¿qué relación les unía? Esa es una de las piezas clave para Asuntos Internos, el fiscal y el juez. Esta es la versión que González dio al magistrado tras su arresto en 2018, cuando estalló la Operación Deluxe: “Conozco a Ángel desde hace muchos años porque mi exmujer era profesora de sus hijas. Aunque lo ponga en duda la Policía, es mi amigo. Cuando celebré mis bodas de plata, vinieron 40 personas. Dos de las personas fueron Hita y su mujer”.
El sumario incluye seguimientos al filtrador en muchas comidas con González; y también con Mila Ximénez. Frecuentaban el restaurante La Muralla, cerca de las instalaciones de Mediaset.
Asuntos Internos sostiene que el “trato amistoso era interesado” y respondía “siempre a un interés espurio” de los colaboradores de Sálvame, “teniendo en cuenta la valiosa información que para su trabajo supone la que obtenían del policía”.
El salto a Sálvame. Asuntos Internos no se conformó con el paparazi y colocó también la diana en el programa y su productora, La Fábrica de la Tele, que se encuentra imputada —así como dos de sus ya exdirectores (David Valldeperas y Alberto Díaz) y media docena de trabajadores—. Los investigadores mantienen que estos incitaban a González para obtener información de Hita, aunque sus defensas repiten que simplemente pedían a su colaborador que confirmara información a través de su fuente, “siempre en el marco de la ley y dentro de su actividad periodística”.
“Ellos no tienen por qué saber de dónde viene la información” dijo González al juez. “Ellos saben que yo tengo una fuente, pero no tienen por qué saber de dónde proviene”. Pero la Policía recela de esa versión y repite que es “la dirección del programa Sálvame la propulsora de la búsqueda y obtención de la información íntima reservada”.
Fichas policiales. La documentación e información facilitada por Hita resulta abrumadora, según el sumario: son páginas y páginas de fichas y antecedentes policiales, fotografías, datos de filiación, matrículas, denuncias que habían puesto o recibido los famosos... También se facilitan datos de menores o sobre malos tratos, según la UAI. El filtrador recurre a bases de datos del cuerpo como Sidenpol (sobre denuncias), Argos (sobre detenciones, antecedentes o titulares de números de teléfono) y Objetos (sobre vehículos, placas de matrículas o bienes pertenecientes a personas).
La investigación ahonda en las vulnerabilidades del sistema de bases de datos policiales y la ligereza con la que algunos agentes recurren a ellas. Interior insiste en que su control ha mejorado desde 2018, cuando estalló la Operación Deluxe, y explica que no todos pueden consultar todas las bases de datos. Su nivel de acceso depende del “destino y categoría”. En los ficheros más sensibles se exige introducir el carné profesional con chip identificativo y una contraseña. Todas las búsquedas quedan registradas.
Más de cien espiados. La UAI detectó “cientos de accesos” de Hita a las bases de datos confidenciales y, en un informe, habla al menos de 182 perjudicados. La lista de famosos es larguísima: cantantes como Isabel Pantoja, Francisco González, Omar Montes o Àlex Casademunt; personajes públicos como Rocío Carrasco, Fidel Albiac; actrices como Paula Echevarría; exfutbolistas como Miguel Torres y Alfredo Di Stefano; o concursantes de programas de telerrealidad como Gran Hermano.
Pero las consultas no quedaban ahí. Una de las filtraciones que ponen contra las cuerdas al paparazi Gustavo González se produjo cuando pidió a Hita que le mirara si pesaba sobre él mismo alguna requisitoria de un juzgado, a raíz de la querella que le había interpuesto la periodista Mariló Montero. Su amigo le confirmó entonces que pesaba sobre el reportero una “averiguación de domicilio y paradero”. Ahí no había interés informativo, era para beneficio personal.
Las pesquisas han desvelado que el agente no solo colaboraba con González, sino que también facilitaba información confidencial a otras personas sin relación con la prensa rosa. Según cuenta a EL PAÍS uno de los afectados, el dueño de un taller lo telefoneó porque delante de su local estaba una moto que le habían robado y alguien le preguntó si quería venderla. “Pensé de inmediato: ‘¿cómo coño había averiguado que era mía?”. Pese a las decenas de personajes de los que se pidió información al policía, solo algunos de ellos se han personado como perjudicados en la causa, menos de 20 a principios de esta semana, según fuentes jurídicas.
WhatsApp (18 y 19 de octubre de 2017)
Gustavo González
M. (redactora de 'Rumore')
Gustavo G.
M.
Gustavo G.
M.
M. (redactora de 'Rumore')
Gustavo G.
La libertad de información. La multitud de indicios recabados por la UAI acorralan por el delito de revelación de secretos al policía Fernández Hita, pero el de cohecho se esfuma, según fuentes jurídicas. El filtrador se negó a declarar dos veces ante el juez, reconoció a preguntas de su abogada que “sacó información”, y se la “facilitó a Mila Ximénez y a Gustavo González”. Aseguró, sin embargo, que nunca les “entregó documentación alguna” —lo que contradice las pruebas del sumario— “ni recibió a cambio ningún pago en metálico”. El paparazi también repite que “jamás” le pagó: ni con dinero en metálico, ni con regalos, ni con invitaciones a viajes. “La única prueba de esas dádivas es que, en una ocasión, pagué cuatro cañas. Y, en otra ocasión, pagué dos menús”, aseveró al instructor. Según fuentes jurídicas, el juez ya ha concluido que no hay pruebas de cohecho.
Aunque se espera un último informe de Asuntos Internos, la imputación activa contra los periodistas es actualmente la de revelación de secretos. Pero, ¿se le puede atribuir ese delito a un paparazi solo por pedir información a una fuente sobre personajes de “dimensión pública”, como él dice? ¿O a los redactores de Sálvame por pedir a sus colaboradores que obtengan datos para el programa? Gustavo González aseguró al juez que una buena parte de las informaciones que nutren los programas matinales de todas las televisiones, cuando abordan sucesos, procede de fuentes policiales como las que él manejaba.
Sobre los límites entre derechos, una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid apunta: “Cuando la noticia incluye datos reservados que incidan en la intimidad, se produce una colisión entre el derecho a la información y el derecho a la intimidad. Este conflicto tiene perfiles difusos y no existe jurisprudencia extensa que los delimite, si bien la jurisprudencia constitucional es proclive a dar prevalencia a la libertad de información, que constituye el nervio de una opinión pública libre”.
Sin embargo, Asuntos Internos sostiene que la relación con Hita respondía a “fines lucrativos”: “La repercusión mediática de conseguir exclusivas incide directamente en las cuotas de audiencia, con la consiguiente derivación lucrativa. A Gustavo González le valía para acudir como colaborador más asiduamente”.
"Cientos" de búsquedas irregulares
Personajes del corazón. El sumario judicial incluye “cientos” de búsqueda en bases de datos confidenciales que hizo el policía Ángel Fernández Hita. El primer acceso irregular que detecta Asuntos Internos se produce el 24 de abril de 2017, cuando consulta el atestado policial de la detención de José Fernando Ortega, hijo del torero José Ortega Cano y de la fallecida cantante Rocío Jurado. A partir de ahí, la lista es larguísima: Julián Muñoz, exalcalde de Marbella; Rocío Carrasco; Isabel Pantoja; u Omar Montes, entre otros muchos. Todos ellos, personajes habituales de la prensa del corazón.
Borbón y Grecia. En uno de sus informes, los agentes destacan que el 8 de marzo de 2017 también buscó información de “Borbón y Grecia”, los apellidos del actual rey Felipe VI y sus hermanas. “Esta consulta coincide en fechas con una noticia publicada por los medios de comunicación sobre la posible denuncia interpuerta por la infanta Cristina a El Jueves por una portada relacionada con esta mujer”.
Los Bosé. El 26 de enero de 2017, Hita busca denuncias con los apellidos “Dominguín Bosé” y visualiza varias de Lucía y Paola, hermanas de Miguel Bosé. Los agentes destacan que este acceso irregular se hizo tres días después del fallecimiento de Bimba Bosé, hija de Lucía Dominguín Bosé. EL PAÍS ha contactado con Gustavo González y Fernández Hita para este reportaje, pero ninguno ha querido responder a las preguntas de este periódico.
Un programa bandera para alimentar toda la parrilla
Sálvame ejerce como programa bandera de Telecinco y como un auténtico pilar de su programación desde hace 13 años. Este espacio ha sido el gran motor del endogámico modelo de negocio de la principal cadena de Mediaset. Su objetivo, además de ser líder en su franja horaria, pasa por crear contenidos y personajes para que el resto de espacios repartidos en la parrilla puedan aprovecharse de ellos.
El programa comenzó en 2009 ubicado en el late night, emitiéndose un solo día a la semana y pasadas las once de la noche. En ese momento, se limitaba a comentar lo ocurrido en el concurso de telerrealidad bautizado como Supervivientes. Pero, su enorme éxito provocó que, poco después, se moviera a la franja horaria de la tarde, convertido ya en un magazine con una mirada mucho más amplia del mundo del corazón. Primero duraba una hora, luego pasó a tres y, más tarde, su presencia creció tanto que llegó a extenderse hasta las cinco horas, de lunes a viernes, sin contar con las más de cuatro horas de su edición semanal en las noches del viernes o el sábado. “Es un híbrido entre magazine y reality show”, lo define su productora, La Fábrica de la Tele.
La incansable búsqueda de nuevos temas con los que ocupar tanto tiempo llevó a Sálvame a contratar como colaboradores en plató a paparazis como Gustavo González, implicado en la Operación Luna. Un frente judicial que ha puesto al programa en la diana y al que se le suma otro problema hasta ahora inédito: la audiencia no acompaña. Por ejemplo, el miércoles 23 de marzo, Sálvame Lemon Tea logró 1,3 millones de espectadores (12,2% de cuota de pantalla) y Sálvame Naranja, 1,4 millones (14,4%). Antes de la pandemia, el 22 de marzo de 2019, Sálvame Limón tenía 1,5 millones (13,6%) y Sálvame Naranja conseguía 1,7 millones (17,8%). Son datos solo ligeramente superiores a los actuales, pero hay una diferencia clave: entonces lideraban holgadamente y ahora Antena 3 supera a Telecinco en varios momentos de la tarde.
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