La autopsia de Esther López muestra traumatismos internos, pero no aclara la causa de la muerte
La mujer pasó 25 días desaparecida antes de hallarse su cuerpo en una zona rastreada de la localidad vallisoletana de Traspinedo
Esther López falleció probablemente como consecuencia de un traumatismo interno que le produjo una hemorragia, pero los forenses no han podido determinar aún la causa de la muerte, ni si fue violenta y tuvo carácter homicida o accidental ni si fue indeterminada. Los resultados del informe preliminar de la autopsia sobre el cadáver de Esther López han revelado que el cuerpo tenía traumatismos internos, según fuentes de la investigación, que no consideran que con este dato pueda determinarse una causa concreta de defunción ni si los supuestos golpes que causaron esa lesión tienen que ver con ello.
El cadáver de la mujer, de 35 años, fue hallado este sábado por la mañana en una zona de amplia visibilidad junto a una carretera y frecuentado por paseantes de Traspinedo (Valladolid, 1.100 habitantes), la localidad de donde procedían ella y su familia. Los investigadores asumen que el cuerpo fue depositado allí por la noche, pues las batidas que han peinado estas tierras o los propios caminantes o ciclistas muy probablemente hubieran visto el cadáver si hubiera estado allí desde el principio. Ni la Guardia Civil, que este martes ha vuelto a la zona del hallazgo para hacer nuevas pesquisas, ni los forenses han informado oficialmente de los resultados de la autopsia. Los investigadores han cortado el tráfico durante más de dos horas y han realizado pruebas de velocidad y frenado en la zona, según ha informado el diario Norte de Castilla.
Los conocedores del análisis sobre el cuerpo sin vida explican que se le ha realizado un TAC que confirma hematomas internos visualmente no apreciables, pero insisten en que no por ello se puede concluir que se trata de un homicidio o asesinato, pues el fallecimiento podría haberse producido de forma accidental.
La clave para arrojar más certezas sobre el caso, añaden, se encuentra en los informes del área de Toxicología, una especialidad que estudia todas las sustancias que pueda haber presentes tanto dentro como sobre el cuerpo y que puedan aclarar las causas de la muerte.
La mujer desapareció en la noche del miércoles 12 de enero, tras ver un partido de fútbol y pasar un rato de ocio con varios amigos. Las declaraciones de estas personas han permitido reconstruir que ella descendió del coche en el que viajaban, tras discutir porque López quería continuar de fiesta y los otros irse a casa, junto a una rotonda que da acceso a la carretera que lleva al pueblo, a unos 700 metros del punto de hallazgo del cadáver. Entonces, López se dirigió a la casa de Ramón el Manitas, un hombre cuya residencia está cercana a esa rotonda.
El varón pasó seis días detenido y permanece en libertad vigilada tras no encontrarse nada significativo en los rastreos en su vivienda. Los otros dos hombres investigados son dos amigos de la desaparecida, de nombres Óscar y Carlos. La delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, informó este domingo vía Twitter que la defunción fue una “muerte violenta”, un dato que no se confirmó mediante los mecanismos oficiales.
La Guardia Civil, que se ha hecho cargo del caso, ha informado de que la denuncia sobre la falta de noticias de Esther López les llegó el 17 de enero, pues la familia ya había vivido alguna ausencia prolongada de la mujer, cinco días después de echarla en falta. Esta circunstancia ha dificultado las labores de búsqueda, según han reconocido los agentes, que se han apoyado en las señales del teléfono móvil de la mujer para intentar ubicar un lugar donde encontrarla.
Ese criterio se siguió para llegar hasta el domicilio de Ramón y que tanto las autoridades como batidas ciudadanas trillaran esa zona de pinares, cercana al caudaloso río Duero, que también se observó con buzos y especialistas en busca de pistas o del cuerpo de la mujer.
El domingo, el Ayuntamiento de Traspinedo declaró tres días de luto oficial y convocó una concentración, secundada por cientos de personas del lugar y del entorno, para apoyar a la familia, muy querida en el pueblo. Los habitantes admiten que el hallazgo del cuerpo supone un inmenso dolor, pero que al menos supone “cierto alivio” por cerrar el drama de no saber dónde estaba López, aunque ahora se abre el dilema de saber quién le ha podido causar la muerte a su vecina y esconder el cuerpo durante semanas.
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