Albares respalda “entrar en el escenario de la disuasión” con Rusia
El ministro expresa su deseo de que regrese a España la embajadora de Marruecos
España dio este miércoles otro paso en la distensión con Marruecos tras meses de crisis, a raíz de la decisión del Gobierno de prestar atención médica en abril pasado al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, de 73 años, y la represalia tomada por Rabat en forma de oleada migratoria en la frontera con Ceuta en mayo. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, expresó su deseo de que la embajadora del país vecino, Karima Benyaich, regrese a Madrid, si bien recalcó que la decisión corresponde al Gobierno marroquí, y destacó la fluidez, y la normalidad de la relación de su departamento con la legación diplomática del reino de la dinastía alauí.
“Me gustaría que volviera la embajadora de Marruecos, sí, y la relación entre la Embajada de Marruecos y el Ministerio de Exteriores es totalmente normal, igual que la de España en Rabat y el Ministerio de Asuntos Exteriores y el resto”, ha dicho Albares en Washington, en un encuentro con la prensa.
Apenas unas horas antes de estas declaraciones, el Rey había visitado el expositor de Marruecos en la feria del turismo Fitur, en Madrid, en otro gesto conciliador. El año pasado, en la edición anterior, que se celebró en lo más duro del conflicto, Felipe VI evitó acercarse al estand, pero ambos países han ido rebajando la tensión. Y el lunes, en la recepción al cuerpo diplomático en el Palacio Real, el Monarca también invitó a Marruecos a “empezar a materializar la nueva relación” entre los dos países.
Para Albares, los mensajes del Rey se encuentran “en perfecta sintonía” con los del Gobierno, y la visita de este miércoles en Fitur resulta, según afirmó, “lo más normal del mundo” entre vecinos y socios como son España y Marruecos. Preguntado sobre si había algún cambio de estrategia sobre el papel del Monarca ante este frente, ha asegurado que el Rey “es un activo en la proyección exterior de España”, y ha asegurado no tener constancia de que en el pasado se haya decidido renunciar a esta vía de diplomacia.
Como hizo el martes, el ministro ha insistido en la necesidad de llegar a un acuerdo sobre el Sáhara Occidental, algo que ha calificado de “imperativo moral”. Así, ha destacado que el viernes tiene prevista una reunión en Madrid con el enviado especial de la ONU para el conflicto en el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura.
Este conflicto ha planeado sobre la visita de Albares en Washington, pero la situación de Ucrania centró la mayor parte de su reunión con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. El ministro español ha hecho mucho hincapié en que tanto Rusia como los países aliados de la OTAN se encuentran ahora mismo en “el escenario del diálogo”, y ha pedido no tensar más una situación “ya de por sí tensa” hablando públicamente de hipótesis sobre respuestas militares o sanciones. Aun así, ha asegurado: “Si debemos entrar en el escenario de la disuasión, estamos dispuestos”.
La reunión tuvo lugar justo antes de que Blinken partiese hacia Kiev y Ginebra para tratar de salvar la vía diplomática en Ucrania, si bien las expectativas resultan cada vez menos optimistas. Siete años después de la anexión de la península de Crimea, Estados Unidos y los aliados temen que Rusia trate de invadir la antigua república soviética. El Kremlin se niega a reducir la presencia de soldados en la frontera, como le piden las potencias occidentales, y exige que la OTAN no se amplíe hacia la Europa del Este, en especial, con la incorporación de Ucrania, una violación de la soberanía de este país que la alianza rechaza en bloque.
Ante la dificultad de entendimiento, Albares ha admitido que “diálogo no significa negociación” y que no se pueden imponer “condiciones inaceptables a la otra parte”, pero ha señalado que hay margen para otros acuerdos.
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