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“Alfonso, la historia nos pondrá en nuestro sitio”

El runrún sobre el adelanto electoral en Castilla y León sobrevolaba desde hace meses la relación de PP y Cs, que se citan en las urnas acusándose de traición

Juan Navarro
Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León (en el centro), junto a varios de sus consejeros, la pasada semana.
Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León (en el centro), junto a varios de sus consejeros, la pasada semana.R. García (EFE)

El inmenso edificio que acoge el Parlamento de Castilla y León en Valladolid llevaba meses viviendo conversaciones sobre cuándo se rompería ese abrazo forzoso de PP y Ciudadanos que los hizo gobernar juntos desde 2019. Procuradores, consejeros y personal administrativo hacían quinielas mientras los protagonistas presumían de una supuesta buena relación. Una fuente del PP desmitifica ahora ese apego: “Dime de qué presumes…”.

Ciudadanos cuenta que el presidente, Alfonso Fernández Mañueco (PP), careció de escrúpulos para, con prontitud y alevosía, disolver la Cámara y convocar comicios el pasado lunes por la mañana. La intuición política o la información reservada de las tertulias de ascensor ganaron el pulso a las declaraciones de estrado.

La noticia sobrecogió a su socio. Un integrante de Ciudadanos admite que nadie era lo bastante ingenuo para pensar que Mañueco no se movería ante una moción de censura del PSOE acechando el próximo marzo, juicios por corrupción planeando en primavera y una “poco agradable” comisión en ciernes por la gestión de las residencias en la pandemia. “No pensábamos que Mañueco fuese a salir el lunes cual elefante”, reconoce una fuente cercana a la cúpula de Cs, consciente de que los vaivenes del PP en la negociación presupuestaria, causa de la crisis según el presidente, serían “la mejor excusa”.

Los manidos conceptos de “ganar el relato”, “pérdida de confianza” o “inestabilidad” le resultan extraños a Verónica Casado, exconsejera de Sanidad, independiente, afín a Igea y demasiado ocupada con la crisis sanitaria. La condecorada como mejor médica del mundo por la Organización Mundial de Médicos de Familia se nota “triste por las formas, preocupada por el momento pero aliviada tras un esfuerzo titánico”. El volantazo de Mañueco se tradujo en un correo electrónico anunciándole su cese y en una simple llamada, respondida así: “Alfonso, la historia nos pondrá en nuestro sitio”. El comentario resignado de “esto es política” indigna a la exconsejero de Sanidad. “Inocente de mí, pensaba que la política buscaba el bien de las personas y no intereses electorales y cortoplacistas”. La doctora censura que ante un virus “terrible” los esfuerzos se centrarán en la campaña, algo “triste y lamentable”.

Francisco Igea, exvicepresidente de la Junta de Castilla y León, durante una entrevista. En vídeo, primeras palabras de Igea tras su elección. Foto: NACHO GALLEGO (EFE) | Vídeo: EFE

Verónica Casado no entiende las “maneras” de finiquitar a cuatro consejeros: “Y todo tras las medallas que se puso Mañueco a costa de nuestro trabajo”. Su relación, precisa la exconsejera, se enquistó desde que los sondeos la mostraban como la integrante más valorada del Gobierno: “Nunca me felicitó aunque también era bueno para él, hubo un cambio de actitud”. No ha vuelto a hablar con Mañueco y solo un consejero, Julio Carnero, la llamó para despedirse.

Estas notorias discrepancias entre aliados venían de lejos, pero casi explotaron el pasado marzo, cuando en plena moción de censura socialista la procuradora María Montero (Cs) rompió con Igea, y siguió en la Cámara como no adscrita. “Desde septiembre sabíamos que habría adelanto, aunque quizá no tan pronto”, señala Montero. Ese mes, el PP “traicionó la medida estrella de su socio”, una controvertida reforma sanitaria para el medio rural. Así propició una maniobra de Mañueco “para formar crisis y convocar elecciones, la tensión era palpable y la relación no volvió a ser igual”. Montero veía “clarísimo” que los conservadores “tiraban de la cuerda para que se rompieran las negociaciones presupuestarias”, con un argumento clásico en política: “Dos no negocian si uno no quiere”.

El supuesto cortejo pretendía obtener el apoyo de Por Ávila a las cuentas, algo que estos contemplaban, según su único procurador, Pedro Pascual. La cuantía de las enmiendas, 35 millones de euros, era una propina sobre el total del gasto: 12.835 millones. “Teníamos toda la voluntad de acuerdo y de dar estabilidad”, sostiene Pascual, que pronto vio la “escenificación” del PP en las reuniones llamándoles “infantiles”.

Dirigentes del PP admiten que “el final fue una película”. “Por Ávila era una excusa y se lo han puesto a huevo a Mañueco. Los Presupuestos son una excusa preciosa”, reiteran. “Si yo me juego un Presupuesto y me piden 15 millones para un polideportivo, les doy 30, que hagan dos y luego ya se dilatará con el papeleo”.

La secuencia que supuso su adiós, continúan estas fuentes populares, es simple. Nadie osaría avisar a Igea “porque en dos días monta una moción”, movimiento para el que sí tenía capacidad en las Cortes, señalan las mismas fuentes.

Una alianza insostenible, pero “es lo que hay”

Ciudadanos mantuvo al PP en el poder de Castilla y León pese a que perdió las elecciones autonómicas de 2019 y el PSOE fue el partido más votado. Un feudo tradicional de los populares había caído, pero Albert Rivera, líder de Ciudadanos, ordenó mantener al PP al frente del Gobierno, en una operación similar a la que hizo presidenta en Madrid a Isabel Díaz Ayuso y en Murcia a Fernando López Miras.

Los consejeros de Ciudadanos en Castilla y León que formaron parte del Gobierno de coalición presidido por Alfonso Fernández Mañueco, sostenían tras unos pocos meses de alianza, que aquella gestión conjunta “era insostenible, una amenaza constante”. Mientras, el líder de Ciudadanos y vicepresidente Francisco Igea replicaba: “Ya sabéis lo que hay”.

Igea se sabía fuerte tras llevar a Mañueco a la presidencia de Castilla y León y no admitía la oposición interna dentro de su grupo parlamentario respecto al futuro de la coalición de Gobierno. Así forzó que el consejero de Empleo e Industria, Germán Barrios (Cs), acabara dimitiendo en plena pandemia: “Obligó a que se lo cargaran porque iba de por libre”, señalan fuentes del partido. 

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.

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