Cae Fikri Amellah, el narco que surtía de droga a los clanes del Estrecho
La Guardia Civil detiene en Barcelona a uno de los traficantes más buscados de Europa, responsable de envíos para el ‘Messi del hachís o ‘Los Castaña’
Fikri Amellah es un nombre poco conocido para la gente, pero lo es mucho en los circuitos de policías que persiguen el tráfico de drogas, concretamente el que va desde África a Europa por el Estrecho de Gibraltar. De origen marroquí, tiene ahora 43 años pero lleva “al menos 20 en el negocio”, según los investigadores del grupo antidroga de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), que le detuvieron el pasado 14 de diciembre en su casa de Barcelona.
“Estaba tumbado en el sofá, con cinco móviles activados, coordinando varios operativas en altamar, y una carpeta llena de anotaciones sobre envíos de droga, recogidas de fardos, lanchas neumáticas, bidones de gasolina, bujías de motores, y logística en general”, detallan los investigadores que le han seguido la pista desde hace casi dos años.
Perseguido por Europol, la Gendarmería Francesa, la Policía belga, y hasta la DEA de EE UU, era uno de los traficantes más buscados de Europa. Junto a él fueron detenidas otras 16 personas, repartidas también por las provincias de Pontevedra y Cádiz. Y 14 de ellas fueron enviadas a prisión por un delito de tráfico de drogas, blanqueo y pertenencia a organización criminal en el marco de la Operación Mvrand.
Fikri, que contaba con almacenes y guarderías en Marruecos, se especializó en organizar la logística para llevar grandes cantidades de droga —tanto hachís como cocaína— desde África hasta aguas internacionales próximas a España, donde se las trasvasaba a otras organizaciones receptoras, encargadas de introducir la mercancía en la península. Era su surtidor.
“Logró así evitar la parte más complicada del tráfico de drogas, que es meterla en el país de destino, donde los narcos son mucho más vulnerables porque tienen que contar con colaboradores para descargarla, tener guarderías y canales de distribución después”, explica uno de los investigadores. Esa parte, más comprometida, la dejaba en manos de organizaciones como la del Messi del hachís (Abdellah El Haj Sadek) o Los Castaña, conocidos clanes asentados en del Campo de Gibraltar. Así hizo llegar 4.300 kilogramos de hachís a San Pedro del Pinatar (Murcia) y 1.800 de cocaína a Galicia, este mismo año.
Solía vérsele en uno de sus locales, concretamente en una cafetería-heladería próxima a su casa en el Poble Sec, donde “se pasaba el día reuniéndose con gente y hablando por telefono”, de manera aparentemente discreta.
La investigación patrimonial paralela, que siguieron los investigadores, evidenció que los dos bares y el local-kebab que regentaba su entramado facturaban cantidades mucho mayores al movimiento que tenían. De hecho, en los registros se incautaron: “Un millón de euros en efectivo, diez vehículos de alta gama, una embarcación, relojes y joyas valoradas en tres millones, además de 18.000 euros en Lotería Nacional para el sorteo de esta Navidad”.
Pese a todo, al igual que los narcos de ahora, adoptó un “perfil bajo”. Atrás quedó la casa de Sotogrande y la gran vida. Los despilfarros en “yates, coches de lujo o suites de hotel” se limitaban a las vacaciones en Dubai o en lugares alejados de su residencia.
Fue precisamente en la operación de 2020 en la que fue detenido Antonio Tejón, el hermano de Francisco (Isco), Los Castaña, cuando logró escapar de milagro. La policía le pisaba los talones, Marruecos había emitido una orden internacional contra él tras intervenir un alijo de mil kilos de cocaína en una de sus guarderías, y Fikri dejó su vivienda en Sotogrande (Cádiz) para mudarse al popular barrio de Barcelona, donde hasta entonces vivía su familia: “Su mujer, su madre y sus hijos vivían allí, en un piso; mientras él lo hacía en otro, con su cuñado, un primo y otros miembros de la familia, muchos de los cuales también fueron detenidos detenidos el pasado martes”.
La ruta africana
Con los canales de envío de toneladas de hachís desde Marruecos bien engrasados durante decenios, Fikri comenzó a usarlos “para meter cocaína”, como sospecharon hace más de un año los agentes. “Veíamos embarcaciones neumáticas con cargas inferiores a lo habitual, 500 kilos, en lugar de 4.000, iban semivacías y con más tripulación, hasta seis personas, porque lo que llevaban era cocaína”, señalan. Fikri Amellah se convirtió en un experto en explotar la llamada ruta africana, con envíos de droga que viene desde Latinoamérica pero que que entran por países mucho más al sur de Marruecos, para después subir por vía terrestre o marítima hasta la costa marroquí buscando llegar a Europa, sorteando la tradicional y directa ruta atlántica. “Llegó a planificar envíos de hasta 7.000 kilos de cocaína”, aseguran los investigadores.
Fikri Amellah aprovechó su amplia experiencia en el tráfico de hachís desde Marruecos a la Península, donde contaba con una gran red de lanchas neumáticas y una enorme red logística de distribución, y comenzó a traficar con cocaína utilizando los vías del hachís. De esta manera, acabó haciéndose con la logística del transporte de cocaína con destino a España desde África y mediante trasvases en alta mar, utilizando también almacenes tipo guardería ubicados en Marruecos y afianzando así el auge de la ruta africana del tráfico de cocaína, cada vez más utilizada por distintas organizaciones criminales.
La operación ha sido llevada a cabo por el Grupo Central Antidrogas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y la Fiscalía Delegada Antidroga del Campo de Gibraltar, coordinados por el Juzgado Mixto número 2 de San Roque (Cádiz), el cual ha ordenado el ingreso en prisión de todos los detenidos, salvo tres que ya fueron puestos en libertad en Barcelona.
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