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Refuerzo al bloque de la “España posible”

Dos años después de la investidura de Sánchez, se conforma un bando sólido de 188 diputados frente al miedo a la alternativa PP-Vox. El Gobierno se vuelca en rematar el año con la reforma laboral

Sánchez aplaude a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras la aprobación de los Presupuestos.
Sánchez aplaude a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras la aprobación de los Presupuestos.FERNANDO VILLAR (EFE)
Carlos E. Cué

A veces hasta los propios miembros del Gobierno se sorprenden al echar la vista atrás. El 7 de enero de 2020, Pedro Sánchez salió elegido presidente por solo dos votos de diferencia y con el diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte, escondido y con escolta policial para evitar las presiones de la derecha. Con el parlamento más fraccionado de la historia tras cuatro elecciones generales entre 2015 y 2019 y con una complejísima coalición progresista única en Europa, hasta los ministros pensaban que la legislatura sería corta y muy inestable. Por si fuera poco, en solo dos meses llegó la peor pandemia en más de un siglo.

Dos años después, Sánchez tiene 188 votos estables para aprobar sus segundos Presupuestos —21 más de los que obtuvo en esa agónica investidura que salió por 167 a 165— y dispone de todo el margen político para agotar la legislatura si quiere. En La Moncloa aseguran que ya está incluso nombrado el equipo que dirigirá el semestre de presidencia española de la UE —el segundo de 2023— y no hay ningún plan de adelantar los comicios. ¿Qué ha pasado en este tiempo?

Por pura necesidad, como casi todos los cambios importantes en política, se está consolidando una mayoría que varios ministros definen como la de la “España posible” frente a la “imposible” que para ellos sería la del PP-Vox. Esto es, una alianza de la coalición PSOE-Unidas Podemos, que domina el bloque, con varios partidos de la periferia política. Las formaciones pequeñas, nacionalistas, independentistas, de izquierdas o regionalistas, ven cada vez más claro que la alternativa, un Ejecutivo del bloque PP-Vox, entraría en un conflicto directo con las mayorías que dominan Cataluña y el País Vasco, y también con otras.

El portavoz de ERC Gabriel Rufián resumió esta semana ese impulso de miedo a la derecha dura con la idea borgiana del “espanto” del poema Buenos Aires —Aquí mi sombra en la no menos vana / Sombra final se perderá, ligera. / No nos une el amor sino el espanto; / Será por eso que la quiero tanto—. En los círculos políticos se consolida una idea: el PP solo podrá gobernar si suma una mayoría absoluta con Vox y Ciudadanos, o logra acercarse muchísimo, porque casi todo el resto del Congreso será beligerante frente a ellos.

En La Moncloa afirman que “el PSOE ha demostrado en los Presupuestos que es el único que puede manejar esta situación compleja y hacer un acuerdo con 11 partidos”. Y recuerdan que en Portugal adelantan las elecciones o en Suecia la primera ministra dura ocho horas, en ambos casos porque no lograron aprobar sus Presupuestos. También señalan que Andalucía se encamina a los comicios porque no hay mayoría para las Cuentas.

Sánchez y su equipo multiplican ahora su actividad para cerrar el año con varios hitos cumplidos. De hecho, esta semana habrá dos Consejos de Ministros —martes y viernes— y puede que se repita ese escenario en las próximas para culminar el año con un paquete de medidas alrededor también del gran fondo europeo de recuperación. La gestión de este fondo ya recibe críticas en sectores empresariales, pero el Ejecutivo intenta ahora acelerarla para que el dinero llegue pronto a su destino.

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12 pactos

En este contexto, y con la oposición tratando de lanzar la imagen de un presidente radical que pacta con los extremos, tanto el PSOE como Unidas Podemos han centrado todos sus esfuerzos de final de año en la reforma laboral. “Ya tenemos los Presupuestos y la reforma de pensiones. Con la laboral cerramos el círculo”, resume un ministro.

Para Sánchez y su equipo, pero también para la vicepresidenta segunda y líder del sector de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, que ha logrado la imagen de buena negociadora con 12 pactos con la patronal, es fundamental que los empresarios firmen la reforma. Y pese a que habrá muchas presiones internas y tirones en la negociación hasta el final, en el Gobierno son optimistas. Eso desactivaría cualquier argumento de radicalismo.

La manifestación de los policías este sábado contra la reforma de la ley mordaza inquietaba en el Gobierno, que ve la mano del PP y sobre todo de Vox detrás de la protesta. “Los mismos que entonces recortaban nuestra libertad hoy utilizan las movilizaciones para hacer un uso partidista”, dijo la ministra portavoz, Isabel Rodríguez. Sin embargo, vistos los números de la protesta, el Ejecutivo rebajó esa preocupación. El PP ha apostado fuerte por la movilización contra el Gobierno, algo habitual en la oposición, pero en La Moncloa insisten en que con esta estrategia “se les van a hacer muy largos los dos años”.

En el Gobierno despejan por completo la idea de que habrá elecciones generales en 2022, que repiten personajes clave en el Ejecutivo hasta hace unos meses como Pablo Iglesias e Iván Redondo. Al contrario, 2022, aseguran, será el año del despliegue de la gestión pospandemia y de los fondos europeos. Pero sí habrá elecciones andaluzas. Y ahí se verá el estado real de la cuestión. En Cataluña, el PSC arrasó al PP. En Madrid fue al revés. Andalucía pondrá a prueba el empuje del electorado socialista en su mayor granero, y también del nuevo Unidas Podemos con Yolanda Díaz al frente en uno de los epicentros de su explosión interna.

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