El Ejército del Aire baraja proteger Canarias con rotaciones de aviones de combate
La baja de los 20 cazabombarderos F-18 de la base de Gando dejará el archipiélago sin protección aérea en 2023
“Desde luego Canarias no se va a quedar desprotegida. Es un espacio esencial para la seguridad nacional”, aseguró el pasado viernes el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Teodoro López Calderón. El problema que el jefe de la cúpula militar tiene sobre la mesa es la inexorable baja de los 20 cazabombarderos F-18 del Escuadrón 462 de la base aérea de Gando (Gran Canaria). Ya se ha dado de baja uno de los aviones y a lo largo de los próximos dos años, a medida que agoten su límite de horas de vuelo, lo irán haciendo los demás. Como explicó el almirante López Calderón en un desayuno organizado por el Club Diálogos para la Democracia, “la única solución que se halla a corto plazo” es la compra de una veintena de cazas Eurofighter, además de los 73 ya adquiridos por el Ejército del Aire.
El problema es que en los presupuestos remitidos por el Gobierno al Congreso no hay ninguna partida para pagar esa compra suplementaria de cazas para Canarias, cuyo coste los expertos cifran en unos 2.000 millones de euros. Aún más grave: la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, explicó a los diputados que, debido a la deuda de los llamados Programas Especiales de Armamento (Peas), Defensa ha agotado ya su techo de gasto para los próximos años y no puede iniciar ningún nuevo programa de importancia antes de 2028.
Las alternativas son limitadas y ninguna fácil: o en los próximos meses aumenta un presupuesto de Defensa que ni siquiera está aprobado; o Hacienda autoriza a Defensa a endeudarse aún más o algún otro ministerio adelanta el dinero. Quizá varias de ellas a la vez.
En cualquier caso, el Ejército del Aire se prepara ya para afrontar la “reestructuración necesaria” para atender la defensa aérea de Canarias sin contar con nuevos aviones. Porque, como dijo el Jemad, España no puede permitirse el lujo de dejar desprotegidas las Canarias —cuya defensa es básicamente aérea— y menos en un momento en que Marruecos y Argelia se han armado hasta los dientes y la tradicional tensión entre ambos vecinos ha escalado hasta el borde del enfrentamiento bélico.
Proteger Canarias sin sustituir los 20 aviones —que se compraron de segunda mano a la Navy estadounidense en 1995— supone desvestir un santo para vestir otro. Lo más sencillo es trasladar al archipiélago uno de los escuadrones de F-18 o Eurofighter desplegados en la Península. Mejor de F-18, explican las fuentes consultadas, pues los pilotos de Gando están familiarizados con ese modelo y la adaptación sería más rápida. La base de Torrejón o la de Zaragoza perderían uno de sus dos escuadrones de ataque (la capital aragonesa tiene un tercer escuadrón dedicado a instrucción de los pilotos).
Sin embargo, la fórmula que prefieren los mandos militares no pasa por tener una unidad permanente de cazas en Gando, sino por establecer un turno rotatorio de forma que los escuadrones de la Península se turnen por periodos temporales y sucesivos. Siempre habría una unidad de aviones de combate protegiendo Canarias, pero no siempre sería el mismo. En la actualidad, ya se producen visitas regulares de cazas Eurofighter a las islas, pero están unos pocos días al mes, con el objetivo de completar el adiestramiento de los pilotos destinados en Gando.
Desde el punto de vista técnico, es la fórmula más sencilla, pues el apoyo logístico, administrativo y la instrucción se mantendrían en sus bases de origen y solo se desplazaría al archipiélago una fuerza expedicionaria con los apoyos indispensables para cumplir su misión. Operativamente, insisten las fuentes consultadas, no habría ninguna diferencia: Canarias estaría protegida 24 horas los 365 días del año. Otra cosa es que se pudiera dar el mensaje equivocado de que su defensa ya no es prioritaria para España o alguien pudiera interpretarlo así. Por eso, reconocen, es una decisión política.
Los F-18 de Canarias no son los únicos aviones que perderá el Ejército del Aire en 2022. También se darán de baja los dos últimos aviones P-3 Orion y España deberá abandonar el componente aéreo de la Operación Atalanta de lucha contra la piratería en el Índico, que mantiene desde 2008. No recuperará la capacidad de patrulla marítima ni siquiera sobre sus propias aguas hasta que adquiera los aviones C-295 especializados en esta misión, que tampoco figuran en los presupuestos de 2022.
“España pasó una década sin invertir un euro en defensa y ahora pagamos las consecuencias: ya no podemos seguir estirando los equipos y tenemos que sustituirlos todo a la vez”, reflexiona un mando militar.
El F-35 no está en la lista de la compra de Defensa, por ahora
El anuncio, por parte de la publicación especializada Janes, de que España figura (con Grecia y la República Checa) en la lista de países donde la compañía estadounidense Lockheed Martin tiene una “campaña activa” para vender el F-35 Lightning II, uno de los cazas más avanzados (y caros) del mundo, ha disparado todo tipo de rumores. Fuentes de Defensa han desmentido que la compra del F-35 esté entre sus planes inmediatos y descartan que puedan sustituir a los 20 F-18 de Gando, el problema más acuciante. Otra cosa, matizan las mismas fuentes, es que a finales de esta década (2028-2029), cuando haya que abordar el relevo de los más de 60 F-18 de Torrejón y Zaragoza y los 12 Harrier de la Armada, el F-35 sea una opción. De hecho, no hay otra si España quiere seguir teniendo aviones de despegue vertical para el portaaeronaves Juan Carlos I. El Ejército del Aire, por su parte, deberá elegir entre un Eurofighter ya por entonces obsoleto o esperar al futuro FCAS, que no estará listo antes de 2040.
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