Asalto a la comisaría de las puertas abiertas
El robo de 13 pistolas y 1.500 balas a la policía local de un pueblo cántabro pone en evidencia su falta de instalaciones
La Policía Local de Los Corrales de Buelna (Cantabria, 11.000 habitantes) no tiene comisaría, tampoco turno de noche por falta de personal, y el pasado viernes por la mañana amaneció sin 13 pistolas, 1.500 balas y sin un chaleco antibalas. Los ladrones habían osado entrar en la casa de su enemigo y acceder a la armería del local que los agentes utilizan en un edificio público, compartido con varias asociaciones. Las cámaras de seguridad llevan tiempo sin ser eficaces y varias veces los uniformados habían sufrido daños en los coches, tanto de patrulla como privados, sin lograr detener a los causantes por falta de evidencias. El asalto ha extremado la irritación de un cuerpo que lleva años reclamando unas instalaciones mejores.
El jefe de la Policía Local, Tomás Gutiérrez, resopla al hablar del caso que ya investiga la Guardia Civil. “Es un robo importante”, califica por teléfono. El asalto, además de dejar en mal lugar al organismo, “pone en circulación unas armas que pueden generar daños peligrosos”. La Guardia Civil y la Delegación del Gobierno en Cantabria les han surtido de nuevo armamento para poder seguir realizando sus funciones, y el Consistorio (gobernado por el Partido Regionalista de Cantabria) está “intentando dotar de armero y condiciones de seguridad, solicitando presupuestos y buscando la normalidad”. El responsable de la unidad sostiene que lo ocurrido era previsible. La policía de Los Corrales, dice, lleva “años” en unas instalaciones “que no reúnen las condiciones mínimas”.
Todo se agravó con la supresión del turno nocturno, que dejó ese cuartel adaptado expuesto a delincuentes y sin que el circuito de grabación fuese eficaz, lamenta Gutiérrez, muy crítico con los Ayuntamientos “de todos los colores” que han priorizado otros gastos “más innecesarios”. Nada cambia, critica, “hasta que la realidad nos coloca en nuestro sitio”. Gutiérrez cree obvio que los asaltantes buscaban exactamente esa munición y pistolas, algo en lo que coincide el alcalde, Luis Ignacio Argumosa, que contó a Europa Press que los delincuentes “iban a tiro hecho, a buscar las armas”, y que desanclaron el armero. Argumosa admitió que el proyecto de una comisaría sigue pendiente de adjudicación y mostró sorpresa por la magnitud del robo: “Nadie sospechaba que se iban a llevar el armero entero”. Tomás Gutiérrez incide en el malestar de sus compañeros: “Sienten como si nos hubieran robado a nosotros”, lamenta.
Una vecina de la localidad, que prefiere no decir su nombre, habla de “estupefacción” general respecto a un robo a la mismísima policía. “De la policía te esperas seguridad. Esto demuestra que no había tanta como creemos”, dice.
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