La Moncloa no quiere testarse por adelantado en Andalucía ni en Castilla y León

El tiempo electoral de los socialistas está fijado para el último domingo de mayo de 2023. Hay mucho que hacer, mucho que mejorar, mucho que reparar como para medirse en las urnas cuando aún nada ha llegado de lo que el Ejecutivo dice que está por llegar. Si el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, decidiera adelantar las elecciones en su comunidad porque Vox pone cortapisas a su acción legisladora, según apuntó a este periódico, los andaluces irán a las urnas en la próxima primavera. El candidato socialista será Juan Espadas, pero el resultado de esas elecciones recaerá sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Las encuestas nacionales son favorables al PP; también las andaluzas, donde aumenta la preocupación en el PSOE por el creciente arraigo del presidente andaluz entre sus ciudadanos. Una segunda prueba para los socialistas puede venir de Castilla y León, donde el runrún de adelanto electoral les inquieta sobremanera.

Fracasos en Andalucía y en Castilla y León, previos al domingo 28 de mayo de 2023, cuando llegue el grueso electoral autonómico y local, suponen una pésima carta de presentación.

Esas supuestas victorias del PP pueden suceder “sin que se haya construido la alternativa y la derecha continúe acéfala”, señala el sociólogo José Pablo Ferrándiz, socio fundador de Elemental Research.

En los análisis de este centro se apunta a que el PP cumple algunos requisitos imprescindibles para ganar las elecciones, como que no compitan por el mismo electorado más de dos partidos. Se mantiene machaconamente la ausencia de Ciudadanos, por lo que Casado solo comparte parte del potencial electorado con Vox. No hay trasvase ni intercambio de votos entre partidos, lo que Ferrándiz llama “bibloquismo”, pero los bloques están ajustados, si se suman los nacionalistas y grupos regionales. El elemento de la movilización ahora solo se observa en la derecha pero la aparente apatía de la izquierda puede ser coyuntural, señala este experto. Una oposición a toda máquina como hace el PP, sin que haya tema en el que no busque el cuerpo a cuerpo con el Gobierno, obtiene buenos resultados, pero es una incógnita si puede prolongarse dos años. En las entrañas de la polarización y la crispación ha entrado el sociólogo Ignacio Urquizu, que compatibiliza su acción política como alcalde de Alcañiz (Teruel) y diputado autonómico aragonés, con el estudio y la reflexión. Su próxima obra saldrá el próximo día 22 de septiembre. Un 60% de los españoles vota por motivos ideológicos, aunque busque, después, justificaciones para hacerlo, sostiene Urquizu. Una mayoría debe notar la recuperación, apreciarla individualmente, defiende José Pablo Ferrándiz, ante la promesa gubernamental de que esta vendrá por un vigoroso crecimiento económico y los fondos europeos. En las filas socialistas se reconoce que para las elecciones no servirá que la macroeconomía indique que España se recupera. Lo tienen que notar los españoles, y no es exactamente lo mismo. Imprescindible que haya tiempo.