El gran incendio de Ávila eleva la superficie quemada en 2021 por encima de la media
El total de hectáreas arrasadas en lo que va de año asciende a 74.260, casi 6.000 más que la media de los últimos 10 años
En lo que va de año, se han quemado en España 74.260 hectáreas, casi 30.000 más que en 2020 —año excepcional por la pandemia del coronavirus—, y aproximadamente 22.000 menos que en 2019, de acuerdo con los datos del Ministerio de Transición Ecológica. El causante del repunte en la superficie total afectada es el gran incendio forestal en Navalacruz (Ávila), según indica a EL PAÍS un técnico del Centro de Coordinación Nacional de Incendios. Ha sido el mayor de la historia de Castilla y León y el cuarto de toda la serie histórica en España, con un total de 21.000 hectáreas arrasadas.
En perspectiva, 2018 ha sido el mejor año desde que hay registro, con 18.500 hectáreas quemadas, gracias a una primavera muy lluviosa. Sin embargo, el Centro de Coordinación enfatiza que es imprescindible utilizar series de tiempo largas para realizar las comparaciones, ya que la alta influencia de la meteorología y sus fuertes cambios en el tiempo y en el espacio hacen que las variaciones de un año a otro sean grandes y poco representativas. En ese sentido, señalan que las cifras de este año no se salen mucho de la media de los últimos diez, en torno a las 68.500 hectáreas.
Desde una panorámica aún mayor, la tendencia desde 1980 ha sido a la baja tanto en número de incendios como en superficie afectada, coincidiendo con la profesionalización de los equipos de extinción, el trabajo preventivo y la inversión en el medio. A pesar de ello, se siguen produciendo altibajos muy pronunciados y circunstancias climatológicas que aumentan el riesgo, como las olas de calor, con años con graves cifras como el de 2012, que sumó 190.000 hectáreas arrasadas, según los datos del Ministerio.
Además, explican desde el Centro, “la vegetación tiende a tener más continuidad” ahora que hace 20 o 30 años, cuando había más población en determinados territorios especialmente afectados y el paisaje era un mosaico de zonas de cultivo o pastizal, huertas y arbolado: “Una zona forestal continua da lugar a más riesgo porque hay mucho combustible para quemar, y ese es el riesgo al que nos enfrentamos ahora mismo que antes no era tan frecuente”.
La tendencia en las zonas afectadas se mantiene estable, con el norte y noroeste como principales protagonistas (Galicia, sobre todo Ourense, Asturias, León y Zamora), que acaparan en torno al 40% de la superficie total afectada, aunque los siniestros de Canarias preocupan especialmente en el Centro. Las islas cuentan con una orografía muy compleja y con masas forestales muy susceptibles de verse afectadas por el fuego, por lo que los incendios, a pesar de ser menores en número, pueden afectar a grandes superficies.
No es el cuánto, es el qué
“El mensaje más alarmista es hablar de superficie, pero es muy importante afinar qué implicaciones tienen esos daños, si son reversibles o no, o si tienen consecuencias directas sobre personas, medios naturales o bienes socioeconómicos”, indican en el Centro. Así, aclaran que “un dato superficial puede enmascarar que este año se haya quemado mucho más pasto que otros años, por ejemplo, que puede regenerarse con más facilidad”.
En ese sentido, los técnicos señalan que todavía no se pueden hacer valoraciones cualitativas sobre los incendios acontecidos en lo que va de año, pero aprecian en el que se ha producido recientemente en Ribas de Sil (Lugo) un gran impacto en el arbolado, que habitualmente es peor, además de “zonas elevadas afectadas, que provocan procesos erosivos e incluso puede afectar a abastecimientos de agua en poblaciones, y amenazas en cascos urbanos y zonas rurales próximas a ellos”. Este martes, se han desplegado en la región afectada 220 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), 18 autobombas, tres camiones nodriza, un helicóptero y dos bulldozer, según la propia UME.
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