Casado, decidido a aguantar el pulso del Poder Judicial
La cúpula respalda al líder aunque algunos miembros de la dirección del PP reconocen su incomodidad por el bloqueo
El curso político ha arrancado con el pulso entre el Gobierno y el PP por la renovación del Poder Judicial volviendo a la casilla de salida. El PSOE y el PP han dedicado la primera semana de septiembre a una batalla por el relato de quién es el culpable del bloqueo institucional que ha cumplido mil días. Lo han hecho sin aproximaciones en privado y en una escalada de declaraciones hasta llegar, mañana lunes, a la apertura del curso judicial con las espadas en alto. El líder del PP, Pablo Casado, ha decidido plantarse y solo pactará si el Gobierno acepta sus condiciones para cambiar el método de elección de los vocales. Los populares han llegado a la conclusión de que ahora les desgastaría más que no renovar ese órgano alcanzar un pacto que aparezca como un intercambio de cromos de jueces. Algo que temen que aprovechara Vox. Aunque en el PP la situación es incómoda, no se prevé que nadie levante la voz para pedir a Casado que ceda, y él se siente fuerte para aguantar este pulso al presidente Pedro Sánchez.
Los mensajes de Pablo Casado esta semana no han dejado lugar a dudas. Se dirigían tanto hacia fuera como al PP. El líder popular ha avisado de que no se va a mover de su posición. Se ha plantado y en ningún caso aceptará un acuerdo con Sánchez si este no incluye un compromiso para que, en la próxima renovación del Consejo del Poder Judicial, cuando toque, 12 de los 20 vocales pasen a ser elegidos por los jueces sin la participación de las Cortes. “Que abandonen toda esperanza”, advirtió el martes al Gobierno.
El líder del PP se siente fuerte para aguantar en esa posición, según distintas fuentes consultadas en la dirección del partido. En el PP creen que la mayoría de los españoles no están pendientes de este asunto, y los que lo están prefieren que los jueces se elijan a sí mismos. Defienden que Casado cuenta con el respaldo de las asociaciones judiciales (las del centro-derecha, que son mayoritarias) y la aquiescencia de Europa. Las fuentes de la cúpula popular insisten en que “no va a haber acuerdo si el Gobierno no cambia el modelo” y que el PP “está haciendo lo que tiene que hacer, sin aceptar el chantaje del Sánchez”.
Los populares se agarran a que la Comisión Europea sugirió a España el pasado julio que, en línea con los “estándares europeos”, la mitad de los miembros del órgano de gobierno sean elegidos solo por los jueces. El Ejecutivo comunitario también urgió a los partidos españoles a desbloquear la renovación del CGPJ. En el modelo vigente y no cambiado desde 1985 los 12 candidatos que determinan los partidos salen de un cupo de jueces aspirantes que sumen solo 25 avales.
En el PP se ha extendido también la idea de que es peor renovar “mal” que no renovar, tras la mala experiencia del pacto de 2018. Aquel acuerdo saltó por los aires por la renuncia de Manuel Marchena, el candidato pactado para presidir el Consejo, tras el bochorno que provocó el mensaje que Ignacio Cosidó, entonces portavoz del PP en el Senado, envió a los senadores populares defendiendo el acuerdo para “controlar desde detrás” la Sala Segunda del Tribunal Supremo. El PP siente además la presión de Vox, que cargaría contra Casado no solo por pactar cualquier cosa con el PSOE, sino por “repartirse” con ese partido el poder de los jueces.
La situación no ha provocado que se visualice en el PP un debate interno. En el comité de dirección, según los miembros del órgano consultados, no ha habido discusión sobre la postura del partido. “Desde un punto de vista constitucional e institucional la situación no es cómoda, pero la otra alternativa es tener al Poder Judicial más politizado y sectario que ha habido nunca”, defiende un componente del comité.
El único que ha lanzado un mensaje para que el PP ponga más de su parte ha sido el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, quien en una entrevista en EL PAÍS dijo este sábado: “Todos tenemos que hacer un esfuerzo”. A Casado le molesta aparecer como el provocador del bloqueo, y recibe presiones judiciales. Pero, de momento, está decidido a aguantar el pulso.
Podemos, De Prada y ahora el modelo
El PP exige el cambio de modelo de elección de los jueces como condición indispensable para un pacto, pero antes los escollos fueron otros. Fuentes del equipo de Casado aseguran que, en febrero, la única vez en estos casi tres años que el acuerdo estuvo a punto de salir adelante, el PSOE había aceptado el “compromiso” de cambiar el sistema de elección de los jueces, y que este figuraba por escrito. Entonces el pacto saltó por los aires porque el PP vetó como miembro del consejo al juez José Ricardo de Prada, el magistrado del caso Gürtel, y los socialistas se negaron a aceptarlo. El PP exigió también que Podemos quedara fuera de la negociación.
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