El incendio que arrasa Ávila mejora tras los trabajos nocturnos, pero sigue activo
Las llamas han quemado 12.000 hectáreas desde el pasado sábado en el mayor fuego de los registrados en 2021 en España
El incendio forestal que arrasa desde este sábado por la mañana la zona de Navalacruz (Ávila) ha comenzado a evolucionar de forma favorable tras las labores de extinción de este domingo por la noche. Las llamas afectan a 12.000 hectáreas, lo que convierte a este fuego en el mayor de los registrados en 2021 en España, y siguen descontroladas, pero estos avances y la reincorporación desde primera hora de este lunes de los medios aéreos, según ha informado la Junta de Castilla y León, permite afrontar con más optimismo la jornada. La fuerza de las llamas ha obligado a evacuar ocho pueblos pertenecientes a tres municipios: Solosancho, Riofrío y Sotalbo. La ministra Teresa Ribera ha explicado que los incendios forestales están entre los efectos “más dramáticos” del cambio climático.
El consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha acudido a la zona para supervisar las tareas de los bomberos. “El perímetro del incendio es de casi 80 kilómetros, y está controlado ya al 90%. Lo que continúa ardiendo es lo que está en el interior de ese perímetro”, ha explicado. A la zona también se ha desplazado el delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo. El incendio de Ávila se ha convertido en el de mayor superficie afectada en lo que va de año, según fuentes de la delegación del Gobierno. Según el consejero, el incendio lo provocó un coche que salió ardiendo en la carretera en un punto cercano al municipio de Cepeda de la Mora tras calentarse el motor. Luego, las llamas saltaron a la zona boscosa cercana a la carretera.
Quiñones ha considerado a última hora de la mañana de este lunes que el fuego “se está estabilizando”. “Lo que más preocupa por ahora es el frente del sur que todavía está activo con fuertes llamas”, ha añadido. “Eso no quiere decir que esté controlado porque queda sujeto a reavivaciones”, ha continuado, pero durante esta jornada se espera reducir notablemente la actividad del incendio. En ese frente sur hay pueblos cercanos como Alberche, San Juan del Molinillo, Navalmoral, Navarredondilla y Villarejo que podrían resultar afectados si no se consigue extinguir el fuego.
El avance del fuego a lo largo del fin de semana, con especial gravedad durante la jornada del domingo, provocó la evacuación de unas 1.000 personas residentes en las localidades de Riofrío, Sotalbo, Villaviciosa, Palacios y Robledillo. Los focos no han llegado a las viviendas, pero en muchos casos han estado muy cerca, a unos 50 metros, y han tenido que ser contenidas con la colaboración vecinal y la labor de agricultores y ganaderos, que han recurrido a sus fuentes de agua o a pequeños cortafuegos para salvar sus hogares.
El escenario ha cambiado mucho respecto a la jornada de este domingo, cuando los vecinos desalojados tuvieron que circular por las carreteras entre llamas. “Se dieron tres factores, temperaturas de cerca de 40 grados, que son un récord en la zona, humedad del 4%, vientos sostenidos de 45 kilómetros hora con rachas de hasta 80 por hora y cambiantes. Todo ello dificulta las tareas de extinción”, ha añadido Suárez-Quiñones. Además, el viento continúa dificultando la extinción. Según el consejero, el incendio lo provocó un coche que salió ardiendo en la carretera en un punto cercano al municipio de Cepeda de la Mora tras calentarse el motor. Luego, las llamas saltaron a la zona boscosa cercana a la carretera.
Por su parte, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha explicado este lunes que los incendios forestales están entre los efectos “más dramáticos” del cambio climático. “Es una realidad probablemente con la que estamos llamados a convivir en esta descripción de cuáles son los efectos más dramáticos del cambio climático en los países de clima mediterráneo. Sabemos que grandes eventos meteorológicos extremos, temperaturas extremas con olas de calor cada vez más recurrentes, junto con unas alteraciones significativas de la pluviometría ponen de manifiesto hasta qué punto grandes incendios, sequía y desertificación forman parte ya de esos efectos del cambio climático contra los que debemos combatir”, ha apuntado.
1.000 efectivos desplegados
El dispositivo desplegado en la zona de Ávila incluye a más de 1.000 personas, entre ellas varios equipos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) llegados desde varias comunidades. La exigencia del incendio, que sigue en un nivel 2 en un rango de 0 a 3, ha requerido la coordinación de recursos del Ministerio de Medio Ambiente, la Junta de Castilla y León, del Gobierno de Castilla-La Mancha y de la Comunidad de Madrid, además de los medios locales.
La parte que más riesgo corre todavía se corresponde con el puerto de la Paramera, pero el delegado territorial de la Junta en Ávila, José Francisco Hernández, ha explicado en la Cadena Ser que el uso de la carretera nacional N-403 ha permitido limitar la expansión de las llamas. “Tenemos bastante controlado el incendio”, ha indicado Hernández, que ha advertido de que el aumento de las temperaturas a partir del mediodía de este lunes podría reavivar la virulencia de un fuego que tiene un perímetro de 80 kilómetros, el doble que lo que se estimó el domingo.
Fuentes presentes en los dispositivos de extinción del incendio aseguraban que la enorme extensión del fuego impedía que los medios terrestres desplazados a Ávila pudieran realizar labores de apagado desde dentro, así que apenas tenían la opción de acometerlo desde los flancos. Tal y como han informado las autoridades y corrobora Jesús Martín, un ganadero de la zona afectada, se ha vivido una noche favorable para la contención del incendio forestal. Martín, que apenas ha dormido desde que comenzó a arder la comarca y lleva desde entonces colaborando para detener su avance, reconoce que ha sido una noche “tranquila” pero que el panorama sigue siendo “desolador” cuando alzan la mirada hacia el entorno calcinado, que ha generado inmensas columnas de humo que se han podido divisar desde decenas de kilómetros de distancia.
La proximidad del fuego a localidades que no fueron desalojadas, pero donde sí se recomendó que la población se marchara para evitar riesgos, provocó que la familia de Aitana González, de 20 años, se marchase a Ávila en la noche del domingo para evitar problemas. La joven relata que viven en La hija de Dios, un pequeño pueblo que ha tenido “el calor de las llamas a 200 metros”, y que incluso con la mascarilla por el coronavirus costaba respirar por la columna de humo y la ceniza que inunda el lugar. “Era surrealista”, señala sobre la difícil noche del sábado, en la que ella y otros amigos estuvieron informando a la gente mayor para que evitara salir de sus casas mientras los ganaderos intentaban asistir al ganado que tienen paciendo en estos parajes de la sierra de Gredos.
Raúl de la Calle, secretario general del colegio oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, cree que “podría haber pasado prácticamente en cualquier lugar de la Península ibérica” y que los factores que han originado la situación de riesgo actual en el ámbito mediterráneo son “conocidos y relativos al contexto socioeconómico, al estado del medio natural y al cambio climático”. De la Calle asevera que el abandono de la actividad agrícola extensiva por “falta de rentabilidad” y de otros usos tradicionales del monte como la recogida de leña y el pastoreo extensivo han condicionado “de forma manifiesta” la realidad actual de las áreas rurales, sometidas a la falta de los cuidados necesarios.
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