Interior quiso tener al policía de confianza de Cospedal junto al grupo de agentes que investigaba al PP
El inspector jefe Morocho narró la maniobra al juez de la Audiencia Nacional que instruye el caso sobre el boicot a las pesquisas de Gürtel
El inspector jefe Manuel Morocho reveló el martes al juez Manuel García-Castellón, instructor de la Audiencia Nacional, que el Ministerio del Interior quiso mantener junto a su grupo de efectivos de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) a Andrés Gómez Gordo, uno de los hombres de máxima confianza de María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP. Este movimiento no resulta baladí. Según detallan fuentes jurídicas presentes en su declaración, el policía enmarcó esta maniobra, que implicaba “colocarle” dentro de su grupo a alguien próximo a Gómez Gordo, dentro del boicot a las pesquisas que asedian desde 2009 al partido y que corren desde entonces a cargo del equipo de agentes que él lidera.
El testimonio de Morocho ha irrumpido con una enorme fuerza en la instrucción que mantiene abierta García-Castellón por la Operación Kitchen, la trama urdida en Interior para espiar al extesorero popular Luis Bárcenas tras estallar el escándalo de los papeles de Bárcenas y con el presunto objetivo de robarle documentos comprometedores para altos cargos del PP antes de que llegaran a la Audiencia Nacional. Este despliegue “parapolicial” —según lo definió el propio juez— se puso en marcha en julio de 2013, pero la declaración del inspector jefe incidió en que las trabas para torpedear las pesquisas comenzaron mucho antes.
El agente de la UDEF narró el martes cómo le presionaron durante años para que quitara los nombres de dirigentes del PP de los informes que elaboraba sobre Gürtel; cómo lo sobrecargaron de trabajo y lo movieron de sitio para frenar las investigaciones; y cómo trataron de comprarlo con un destino mejor dotado económicamente. Y también cómo intentaron colarle en su grupo de confianza a alguien de Gómez Gordo, a lo que él se negó de forma tajante, según contó al juez García-Castellón. “Me deja usted un panorama desolador”, llegó a afirmar el magistrado durante la declaración.
El comisario Gómez Gordo, que acabó de jefe de seguimientos de la UDEF, no es un personaje más de la trama. Morocho mantiene que este policía tenía acceso a sus informes de Gürtel antes de que se los enviasen al juzgado, pese a que no tenía autorización para ello. Además, Gómez Gordo fue una pieza clave en la captación como confidente del chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, a quien conocía de mucho antes de que comenzara como conductor del extesorero y a quien pagó con fondos reservados, según él mismo confesó en la Audiencia Nacional. Este comisario permanece actualmente activo en la Policía, pero cuando se puso en marcha Kitchen se encontraba de excedencia y trabajaba como asesor a las órdenes de Cospedal. La política lo había colocado en el Gobierno de Castilla-La Mancha como director general de Documentación y Análisis. Su despacho se encontraba a solo unos pocos pasos del de la entonces presidenta regional.
Pero la relación de Gómez Gordo con el PP viene de antes. El agente de la Policía trabajó para el Gobierno de Esperanza Aguirre entre 2007 y 2010. Fue director de seguridad del Campus de la Justicia de la Comunidad de Madrid, una obra que nunca llegó a finalizarse y que provocó la apertura de otra investigación judicial por irregularidades en las adjudicaciones de contratos. El juez ha llegado a procesar al comisario por una parte de esas pesquisas y la Fiscalía Anticorrupción pide que se le imponga una condena de seis años de cárcel por ello.
Imputado también por la Operación Kitchen, el ministerio público considera a Gómez Gordo como una “persona de máxima confianza de Cospedal”, para quien ejercía como intermediario ante terceras personas. Sus contactos con el comisario jubilado José Manuel Villarejo fueron habituales, según se desprende de las agendas del principal sospechoso de la trama, que lo bautizó con el mote de Andy o Cospedín.
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