Detenido el hermano del Piojo cinco meses después de su fuga de prisión
El fugitivo se escapó de la cárcel de Valdemoro el 5 de diciembre y en febrero consiguió eludir la operación policial en la que fue arrestado su familiar, conocido butronero en Madrid
La Guardia Civil ha detenido este jueves en una gasolinera de Getafe (Madrid) a Miguel Ángel Moñiz Alcaide, peligroso delincuente que se fugó de la prisión de Valdemoro el pasado 5 de diciembre junto a su hermano Jonathan, conocido con el alias El Piojo. El ahora arrestado había conseguido eludir, el pasado 15 de febrero, la operación en la que fue capturado, en Madrid, su hermano. Miguel Ángel y Jonathan (este último recluido en la prisión coruñesa de Teixeiro tras su última detención) acumulan numerosos antecedentes policiales por robos en establecimientos comerciales de lujo mediante los sistemas del alunizaje y el butrón (estrellar un vehículo contra los escaparates y practicar agujeros en los muros del local, respectivamente). La fuga de ambos de la cárcel obligó al Ministerio del Interior a impartir instrucciones a la Guardia Civil y a los directores de los centros penitenciarios para revisar los sistemas de seguridad de todas las prisiones.
La pesquisas que han desembocado en la detención este jueves de Miguel Ángel Moñiz recibieron un impulso importante hace 10 días, cuando los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid que participaban en el operativo detectaron la presencia de un vehículo robado con placas falsas que, según la información que manejaban, podía estar siendo utilizado por el preso huido o personas de su entorno directo. Las vigilancias sobre este coche permitieron finalmente la localización del fugitivo hace una semana, pero los responsables de las pesquisas decidieron retrasar el arresto hasta encontrar el momento y lugar “menos peligrosos” para realizarlo, detallan fuentes cercanas a la investigación. Los agentes querían evitar que se volviera a producir lo sucedido en febrero durante la detención de su hermano en el barrio madrileño de Aluche. Entonces, El Piojo embistió con el coche robado en el que viajaba dos vehículos policiales camuflados que trataron de cortarle el paso y salió corriendo por la ventanilla del coche antes de ser detenido. Cinco agentes resultaron heridos.
El momento elegido por los agentes se produjo este mediodía en la gasolinera de un centro comercial situado a las afueras de Getafe, donde Miguel Ángel Moñiz había parado a repostar. Cuando el huido acudía a pagar la gasolina, varios agentes vestidos de paisano de la Unidad Especial de Intervención (UEI, especializada en operaciones de alto riesgo similar al GEO de la Policía Nacional) lo abordaron y procedieron a su arresto sin darle tiempo a resistirse. Tras su arresto, la Guardia Civil procedió al registro de dos viviendas donde se sospecha que pudo ocultarse durante los cinco meses que llevaba huido. Fuentes cercanas a la investigación destacan que en este tiempo, el hermano de El Piojo no había abandonado la Comunidad de Madrid y que, de hecho, la mayor parte del tiempo estuvo escondido en Carabanchel, un barrio del sur de la capital, y, más concreto, en la zona conocida como Alto de San Isidro.
La fuga de Miguel Ángel y su hermano Jonathan tuvo gran repercusión mediática tanto por cómo se produjo como por ser la primera que se registraba en el Centro Penitenciario de Valdemoro desde que el recinto entró en funcionamiento hace casi 30 años. Entre 2005 y noviembre de 2018 —único periodo del que existen estadísticas públicas— se produjeron 9.520 quebrantamientos de condena en España. De ellas, únicamente 18 fueron evasiones desde el interior de una cárcel. Según la reconstrucción de los investigadores, la fuga de ambos tuvo un largo proceso de preparación con epicentro en el llamado cuarto de maletas (un habitáculo donde se guardan ropas y enseres que los presos no pueden tener en sus celdas por falta de espacio) de la prisión. A este lugar, los hermanos Moñiz accedieron tras elaborar una rudimentaria llave. La condición de ambos de ordenanzas del módulo les daba cierta libertad de movimiento en el recinto, lo que aprovecharon para entrar en ese cuarto en varias ocasiones y serrar los barrotes de la ventana a través de la cual salieron al exterior la tarde del 5 de diciembre.
Una vez fuera, los dos hermanos y un tercer interno recorrieron el centro penitenciario por los tejados hasta llegar a la última valla del perímetro. Cuando llegaron allí, con la ayuda de la soga elaborada con sábanas y bolsas de basura industriales, los dos hermanos se encaramaron a la valla, donde permanecieron cerca de cuatro minutos mientras intentaban, sin éxito, ayudar a subir al tercer recluso, Adrián M., que finalmente fue detenido. Las cámaras grabaron como este último utilizaba un pequeño teléfono móvil —objeto prohibido dentro de las cárceles— para hacer una llamada, supuestamente a las personas que desde el exterior iban a colaborar en la huida. Interior abrió entonces una investigación interna para determinar las circunstancias de la fuga en la que detectó graves fallos humanos en la aplicación de las medidas de seguridad del recinto penitenciario. Dos guardias civiles fueron investigados por supuesta negligencia y un funcionario de prisiones, por supuesta complicidad. Las conclusiones fueron remitidas al Juzgado de Instrucción 7 de Valdemoro, que abrió diligencias para determinar posibles responsabilidades penales.
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