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Así que pasen dos años para Podemos

En ese tiempo se desvelará si quienes ven a Pablo Iglesias retirado de la vida política activa y de la primera línea tienen razón en su previsión

Anabel Díez
Pablo Iglesias durante la sesión de control al Gobierno el 24 de marzo de 2021 en el Congreso.
Pablo Iglesias durante la sesión de control al Gobierno el 24 de marzo de 2021 en el Congreso.Jaime García (GTRES)

En dos años se desvelará si quienes ven a Pablo Iglesias retirado de la vida política activa y de la primera línea tienen razón en su previsión. ¿Qué tipo de retirada? Total, muy probablemente, aunque nadie podrá impedirle la capacidad y el derecho de manifestarse, influir y estar presente en la vida de su organización. Ahora, su motivación es evitar la hecatombe y que el 4 de mayo Unidas Podemos tenga representación en Madrid. Siempre quedará que ha sido por él; la desaparición también hubiera recaído sobre su espalda. Él ya no es el futuro, dice de sí mismo, sino de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. En el Consejo de Ministros, la responsable de Asuntos Sociales in pectore, Ione Belarra, y la titular de Igualdad, Irene Montero, mantendrán la llama de la reivindicación.

“Irene e Ione cuidarán el tarro de las esencias”, aventura un dirigente de Unidas Podemos. Algo acorde con la personalidad de ambas, acaso más acentuado en el caso de Belarra. No cambiará Yolanda Díaz, que mantendrá su perímetro de acción en Trabajo y en su permanente diálogo con los empresarios y los sindicatos, además de forcejear al máximo con sus compañeros del Consejo de Ministros en las áreas que le afectan. Pero a partir de esta semana, en la que Pablo Iglesias se volcará en Madrid, con una campaña tan nacional como la de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, se inicia el camino para un nuevo Podemos que concluirá con nuevo liderazgo interno e institucional. Al frente de la candidatura a la presidencia del Gobierno estará Yolanda Díaz.

“Hay que comprender cuándo toca dejar paso a nuevos liderazgos. En este año de gobierno se han consolidado compañeras con un inmenso futuro por delante. Como la ministra de Igualdad, Irene Montero, la próxima ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz”. Este apunte de Pablo Iglesias ayer ante el Consejo Ciudadano de Podemos, ha terminado con la colocación de Díaz en un pedestal. “Todo el mundo reconoce que podría ser la primera presidenta del Gobierno de España”.

Iglesias lo dejará todo, dicen interlocutores que siempre rechazaron el prejuicio extendido de que iba a aferrarse al sillón del Gobierno, al escaño y al sueldo. Siempre hay un margen de error no pequeño en la convulsa vida de los partidos políticos españoles de los últimos años. Sí dan por constatado que su presencia en el Gobierno no daba más de sí. Su capacidad de influencia no ha sido la que esperaba. Tampoco dentro de Unidas Podemos las cosas han fluido desde que empezó la andadura con Íñigo Errejón. Iglesias ha tenido que hacer una doble función, señalan dirigentes que están desde el principio con él. “Ha sido Felipe González y Alfonso Guerra porque Íñigo [Errejon] no quería hacer de Guerra”.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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