Arrimadas: “Aquí tienen una mano tendida hasta el final. Jamás podrán decir que no tenían otra opción”
La líder de Ciudadanos aguanta la posición y sigue ofreciendo un acuerdo al Gobierno para los Presupuestos
Para quien tenga dudas, unos cuantos fuera y dentro de su partido, Inés Arrimadas lo ha vuelto a repetir este jueves solemnemente desde la tribuna del Congreso: no se levanta de la mesa de la negociación de los Presupuestos, por mucho que se elimine que el castellano sea vehicular en la enseñanza y que Bildu haya anunciado su apoyo a las cuentas. "Aquí tienen una mano tendida de Ciudadanos hasta el final, hasta el último momento”, ha enfatizado la líder de Cs enseñándole la mano, con la palma hacia arriba, a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con quien debatía en el hemiciclo. Arrimadas sigue ofreciendo su apoyo siempre que el Gobierno revierta esa reforma educativa y elija a Cs, renunciando a un pacto a la vez con los independentistas vascos y catalanes. “Si cogen la mano de Bildu y ERC, jamás podrán decir que no tenían otra opción”, ha remachado.
Mientras Arrimadas tendía la mano al Gobierno, casi a la misma hora, en Zaragoza, el exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha criticado abiertamente esa estrategia. “Saben que yo no aguanto ni un minuto apoyando cosas en las que no creo. Uno puede ser flexible, laso, tener cintura, pero uno tiene que tener dignidad. Y cuando la dignidad en la vida la pierdes, eso no se recupera. Sinceramente, veo todo lo que pasa y digo, ay por dios, menos mal que dimití. Porque si tengo que aguantar todo esto, tengo que ir escoltado pero frente a mis votantes. Porque como les había dicho que no iba a hacer todo eso y que era un peligro, si hago lo contrario…”. Aunque Rivera ya había sugerido su distancia del nuevo rumbo en otras ocasiones, en esta ocasión ha sido más explícito en su discrepancia.
En el Congreso, Arrimadas ha querido precisamente reafirmar su liderazgo y el rumbo que ha marcado para su partido. “Estoy muy tranquila y muy fuerte porque estoy haciendo lo correcto”, ha subrayado como un mensaje a propios y extraños.
El debate entre Inés Arrimadas y la ministra María Jesús Montero ha sido de guante blanco. La líder de Ciudadanos ha hecho caso omiso a las invectivas que le habían lanzado antes el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, y el de ERC, Gabriel Rufián, que han centrado sus discursos en arremeter contra Ciudadanos con el objetivo de sacarles de la ecuación presupuestaria. En su lugar, ha optado por un tono moderado y pedagógico. Arrimadas solo ha respondido a Echenique, que le había acusado de utilizar un “argumentario fake” porque “no ha conseguido nada” en su negociación con el Gobierno para las cuentas. “He visto un poco molesto al señor Echenique. Ha dedicado la mitad de su discurso a hablar de Ciudadanos. Para no conseguir nada, que la mitad de su discurso sea hablar de Cs es curioso", ha subrayado Arrimadas.
Hasta ahí sus críticas. Arrimadas ha explicado que su partido va a permitir la tramitación de las cuentas, sin presentar una enmienda a la totalidad, porque ha conseguido que estas respeten unas “líneas naranjas”, como evitar una subida al IVA de la escuela concertada y privada, una subida del tipo del impuesto de sociedades y del IRPF a rentas menores a las de 300.000 euros que sí contempla el proyecto de Presupuestos. “No son los Presupuestos que nos gustan ni lo van a ser, pero prefiero participar y mejorarlos en lo que se pueda que cerrarme en banda”, ha expresado Arrimadas.
A partir de este trámite de las enmiendas a la totalidad, en el que Ciudadanos va a sumarse a la mayoría de la investidura de Sánchez para no impedir que prosperen, el partido seguirá con la mano tendida al acuerdo. “Usted sabe que nosotros somos gente seria y fiable. Y somos la antítesis de las concesiones al separatismo”, ha dicho a la ministra de Hacienda. Hasta el final, hasta “el último minuto”, como ha enfatizado varias veces la presidenta de Ciudadanos, va a seguir tendiendo la mano al Gobierno para un acuerdo siempre que atienda sus condiciones: la nueva, que dé marcha atrás en la supresión del castellano como lengua vehicular en la enseñanza, y la de siempre: que no pacte a la vez con otros grupos como ERC o Bildu, un camino que sin embargo se abre cada vez más paso. “Van a tener que elegir entre la moderación económica y la igualdad, o la radicalidad económica y las cacicadas nacionalistas”.
La estrategia del partido de Arrimadas, donde cada vez se tiene más claro que el Gobierno ha elegido a la mayoría de la investidura, es mantenerse en la mesa, por dos motivos. Primero, para seguir arrancando al Ejecutivo medidas socioeconómicas que se aprueben como enmiendas parciales y que sean logros que Cs pueda atribuirse. Solo al final, aunque hayan conseguido varios acuerdos parciales para las cuentas, votarán en contra si no se ha atendido su exigencia sobre el castellano en la enseñanza y si entre los apoyos están grupos como ERC o Bildu, según transmiten fuentes de la máxima confianza de la líder. Hay un segundo objetivo, y es evidenciar que Pedro Sánchez tiene una alternativa “moderada” para sacar las cuentas y que no la elige porque no quiere. Es una forma de redimirse a posteriori de la negativa de Albert Rivera a hacer un acuerdo con el PSOE el año pasado cuando sumaban mayoría absoluta. “Ahora Sánchez ya no podrá decir nunca que Cs no quería pactar y por eso se echó en brazos de ERC y Bildu”, enfatizan en la cúpula de Cs en la misma línea que lo ha hecho hoy su presidenta.
El tono de María Jesús Montero ha correspondido al de la líder de Cs, tratando de atraerla al pacto. La ministra ha valorado la “valentía" de Arrimadas asumiendo el liderazgo de su partido tras el batacazo electoral y emprendiendo ahora un giro de rumbo hacia el centro. “Espero, confío, deseo, que sea un camino que no tenga retorno", ha dicho desde la tribuna. “Me consta que para usted no tiene que estar siendo nada fácil”. Montero le ha pedido que no establezca vetos con otras formaciones políticas y que aguante la posición: “Yo confío en su liderazgo en su formación política”. Aunque las dos sabían que el acuerdo con Ciudadanos cada vez está más lejos.
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