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El lujo ‘kitsch’ e ilegal de ‘Villanarco’ se derrumba

La policía y la Fiscalía Antidroga estrechan el cerco a las urbanizaciones construidas con los millones del tráfico de hachís a través de sociedades pantalla en una barriada rural de La Línea

Jesús A. Cañas
La Línea de la Concepción -
La policía ha desarrollado una investigación por blanqueo para averiguar qué se esconde tras las altas e ilegales tapias de El Zabal, en La Línea.
La policía ha desarrollado una investigación por blanqueo para averiguar qué se esconde tras las altas e ilegales tapias de El Zabal, en La Línea.

Un mandamiento rige las relaciones sociales del mayor complejo residencial privado —y elitista— de Andalucía: “Lo que pasa en Sotogrande, se queda en Sotogrande”. A apenas 15 kilómetros de ese oasis de villas a la orilla del Estrecho de Gibraltar, el narco soñó con invertir sus millones de dinero negro en levantar la mímesis de ese lugar. Y escogió El Zabal, la barriada rural de La Línea de la Concepción donde se regaron antiguas huertas con mansiones de lujo obsceno y kitsch. Exclusivos refugios ocultos tras tapias altas, cámaras de seguridad y tejados de pizarra levantados a los pies de caminos de tierra. El plan parecía perfecto. Hasta que ahora, acorralado por decenas de investigaciones de blanqueo de capitales, el sueño de Villanarco ha comenzado a derrumbarse.

Los hasta hace poco peligrosos caminos de El Zabal no son ya ni la sombra de lo que fueron. Hace tres años era difícil no salir escarmentado de una indiscreta visita que pidiera señas de los hermanos Isco y Antonio Tejón, del Clan de los Castaña, poderosos capos del hachís con base en la zona. Hoy ya nadie da el soplo de que un coche patrulla de la policía está en el barrio. Los portones permanecen cerrados y las ventanas que asoman a los caminos parecen sin vida. El narco, atosigado por el plan especial de seguridad del Campo de Gibraltar, ha apostado por un perfil bajo. Pero eso no significa que no siga reinando en ese universo de unos cuatro kilómetros cuadrados de casas irregulares infiltradas, en buena parte, por la droga. “Aquí es donde se pueden recrear. Tienen unos jardines, unas piscinas o unas cocinas impresionantes”, tercia la fiscal antidroga del Campo de Gibraltar, Macarena Arroyo.

Con el refuerzo de las investigaciones por blanqueo en la comarca se ha destapado esa opulencia oculta en las narcourbanizaciones de las que ya muchos vecinos del entorno recelaban. Tras un muro de más de tres metros de alto y gran portón metálico en el Camino Torrenueva se ocultaba una parcela de 50.000 metros cuadrados, segregados ilegalmente en 50 terrenos, donde la Policía Nacional de La Línea y la Agencia Tributaria sospechan que 40 detenidos habían blanqueado 2,5 millones de euros y movido un total de cinco millones de origen incierto. Esta operación llega cuando la Fiscalía Antidroga de Algeciras y la Guardia Civil aún andan intentando cifrar a cuánto ha ascendido el blanqueo en Villanarco, una finca del Camino de los Enamorados registrada en junio en la que 117 investigados habían construido 19 chalés irregulares, valorados en más de 400.000 euros cada uno.

La policía de La Línea compagina su trabajo para detectar fardos de hachís, como este localizado este viernes en el mar, y desarrollar complejas investigaciones económicas.
La policía de La Línea compagina su trabajo para detectar fardos de hachís, como este localizado este viernes en el mar, y desarrollar complejas investigaciones económicas. Juan Carlos Toro

En los registros de ambos terrenos, el lujo interior ha resultado desaforado: jardines con palmeras, enormes esculturas de budas y piscinas; salones de televisores gigantes y vestidores atestados de ropa de marca sin estrenar, piedras preciosas, relojes Rolex o, directamente, de oro macizo. Pero más allá del exceso, los agentes han conseguido desmadejar entramados de blanqueo con maneras similares. En ambos casos, los investigados habían creado una sociedad limitada dirigida por un hombre de paja para comprar los terrenos. “Luego los vendía a familiares vinculados al narco a través de participaciones de la sociedad. Estos compraban, por ejemplo, 200 participaciones que equivalían a esa cantidad de metros para construirse un chalé”, recuerda la fiscal Arroyo, bajo cuyo paraguas comenzó la investigación en el Camino de los Enamorados.

“Es una compraventa de bienes camuflada”, explica el jefe de Vigilancia Aduanera de Andalucía, Javier Bello, encargado de la investigación policial desvelada esta semana. En la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Comisaría de La Línea ya están acostumbrados a este proceder. Desde que este departamento se puso en marcha a finales de 2018, ya suma 100 detenidos y 104 segregaciones ilegales investigadas en El Zabal. “El fin es que si les pillas con la droga no puedas quitarle su patrimonio. El problema que tenían es que hacían acopio de mucho dinero en efectivo que encontrábamos en los registros. Están invirtiendo en ladrillo a través de sociedades”, razona la investigadora responsable de la UDEF.

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La policía ha detenido en estos días a 40 personas por parcelar ilegalmente 50.000 metros cuadrados en suelo rústico en El Zabal, en La Línea. Juan Carlos Toro.
La policía ha detenido en estos días a 40 personas por parcelar ilegalmente 50.000 metros cuadrados en suelo rústico en El Zabal, en La Línea. Juan Carlos Toro.

La agente prefiere no desvelar quién está detrás de la parcela de los 50.000 metros cuadrados en la que este viernes todavía había peones enfrascados en obras de futuras casas: “Nos es conocido y tiene antecedentes, es de los finos”. Pero un guardia civil vecino de la zona asegura que tiene vinculaciones con la poderosa organización de los hermanos Tejón, los Castaña. Sería la segunda narcourbanización vinculada a estos poderosos reyes del hachís, sospechosos por estar detrás de la promoción desmantelada en junio en la que supuestamente compartían comunidad de vecinos grandes espadas del narcotráfico como Darren Tejón —hijo de Isco, uno de los dos hermanos—; Jesús Heredia, alias El Pantoja; y de un sinfín de familiares de todos ellos.

A fin de cuentas, los Castaña fueron los pioneros en comprar antiguas huertas de El Zabal en 2009. Al calor de unos terrenos rurales por regularizar y al laxo control urbanístico reinante entonces, el arrabal de intrincados caminos de tierra se descontroló como un laberinto de guarderías de la droga que, poco a poco, se reconvirtieron en chalés ilegales de lujo. Ahora que ese pelotazo del ladrillo comienza a tambalearse bajo la lupa de los investigadores, nadie se atreve a vaticinar cómo resolver el galimatías legal y administrativo que se abre para esas villas irregulares, difíciles de tasar, embargar o vender. “Tienen pinta de quedarse en un limbo. No sabemos qué utilidad darle. Se les debería dar un fin social. Quizás sería un buen lugar para poner la Ciudad de la Justicia que falta en la zona”, ironiza una fuente judicial.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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