Sánchez propone revisar el estado de alarma en cuatro meses y Casado le acusa de eludir al Parlamento
El presidente ofrece en el Congreso pactar la retirada del decreto en el Consejo Interterritorial de Salud con las autonomías si las cifras del virus mejoran
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha propuesto este miércoles en la sesión de control del Congreso revisar la situación de la pandemia dentro de cuatro meses en el Consejo Interterritorial de Salud en el que están presentes las autonomías y hasta retirar el decreto de estado de alarma si las cifras y los contagios del virus mejoran entonces. Sánchez ha respondido así a la pregunta del líder de la oposición, Pablo Casado, en la que le ha cuestionado por la mala gestión general de la covid-19 y por no hacer caso a ninguno de los planes alternativos que su partido le ha ofrecido. El líder popular también ha acusado a Sánchez de eludir al Parlamento. El presidente del Ejecutivo busca así un apoyo masivo al decreto y la prórroga de la alarma que el Congreso debatirá y debe aprobar mañana jueves en el pleno y que en principio se alargará seis meses, hasta el 9 de mayo. El resultado de esa votación aún no está asegurado.
Pablo Casado tenía registrada, como hace habitualmente, una pregunta genérica, “¿Qué está haciendo el Gobierno ante la pandemia?”, que le suele servir a continuación para arremeter contra toda la labor del Ejecutivo de Sánchez. Este miércoles lo ha vuelto a hacer, pero para subrayar que el presidente no ha recogido ninguno de los planes alternativos que el líder del PP ha presentado en estos meses, en el campo jurídico, económico y sanitario, como soluciones a la tremenda afección del coronavirus. Casado ha aprovechado para cuestionar, incluso, el contenido de la última petición para el nuevo estado de alarma, que ha tildado de “cacicada”. El presidente del PP ha lamentado que el presidente del Gobierno no sea el que defienda este jueves el decreto en el Congreso, “porque le ha dado tanta vergüenza” y le ha retado: “Menos aló presidente los fines de semana y más venir al Congreso como estipula la Constitución”. El Ejecutivo ha justificado la ausencia del presidente en ese debate que empieza a las nueve de la mañana del jueves porque tiene que participar por la tarde en una reunión telemática del Consejo Europeo.
El cara a cara entre el presidente y el líder de la oposición en la sesión de control de este miércoles es el primero desde el debate de la moción de censura de Vox la semana pasada, en el que el dirigente popular se desmarcó de la ultraderecha con un duro discurso. El nuevo cruce dialéctico entre Sánchez y Casado ha seguido el rumbo normal de las sesiones de las últimas semanas y meses, como si no se hubiese producido el giro estratégico hacia la moderación y la centralidad que tanto se elogió hace una semana. La discusión este miércoles en el Congreso no ha sido ni bronca ni crispada, pero sí desde posiciones totalmente distanciadas. Y ha servido perfectamente como aperitivo del debate general de este jueves sobre el nuevo estado de alarma y su prórroga, para el que el Ejecutivo y el PSOE aún están buscando apoyos, ya que por ahora apenas cuentan con los seis diputados añadidos del PNV a los 155 socialistas y de Unidas Podemos.
Casado, en cualquier caso, ha vuelto a ofrecer al presidente “arrimar el hombro” si el Ejecutivo rectifica y renuncia a su plan de un estado de alarma de seis meses (hasta el 9 de mayo): "Abandone la radicalidad y su alianza con la extrema izquierda; escuche más a González y obedezca menos a Iglesias”. El líder popular ha vuelto a explicar que el PP mantiene su idea de que este estado de alarma dure solo ocho semanas, para salvar económica y socialmente la campaña de Navidad, que tanto arraigo tiene en España.
Fue ahí cuando el presidente propuso una nueva alternativa para sumar al PP a los apoyos, que espera masivos, en la votación del decreto de este jueves. El jefe de Gobierno recordó en su respuesta que lo que está haciendo el Ejecutivo es trabajar sin descanso “y con todas las herramientas constitucionales”, como la posibilidad contemplada del estado de alarma, para combatir la pandemia. Y espetó a Casado que esa lucha la está realizando en colaboración con las autonomías en la comisión interterritorial, que se reúne todas las semanas y en la que están el Ministerio de Sanidad y todas las consejerías del ramo, con la meta de “salvar vidas, empresas y empleos”.
El líder del PSOE ha optado por valorar el trabajo de los grupos de la oposición que sí están por el diálogo en ese proceso de intentar frenar el virus para contraponerlo al estilo del PP, que “comete error tras error” y “denigra un instrumento legítimo del Estado”, como es el estado de alarma. Sánchez ha lamentado que el PP haya descalificado ese uso del estado de alarma como propio de una “dictadura constitucional”, algo que, para el presidente, es “un imposible”.
Sánchez ha detallado el sentido de su propuesta de revisar el estado de alarma de seis meses propuesto y levantarlo dentro de cuatro meses, si entonces se llega a la conclusión en el órgano de cogobierno con las comunidades autónomas de que la situación ha mejorado. Casado, en su réplica, no ha aludido directamente a esa oferta y ha vuelto a criticar al presidente por su falta de humildad y por no buscar los consensos reales, sino las adhesiones de “ordeno y mando”.
Más tarde, en una pregunta del número dos del PP, Teodoro García Egea, teóricamente destinada al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, el secretario general de los populares se ha dirigido prácticamente todo el rato a Sánchez para contestar en parte a su oferta y también para criticar que, en lugar de acudir al Parlamento para rendir cuentas, prefiera recurrir al Consejo Interterritorial de Salud, donde el PSOE tiene una amplia mayoría gracias a disponer de más Gobiernos autonómicos. El PP, en cualquier caso, sigue sin aclarar cuál será su voto mañana, aunque podría estar decantándose hacia la abstención, lo que facilitaría la aprobación del decreto con una holgada votación a favor.
Al final de la sesión, una diputada del PP, Carmen Riolobos, intentó provocar el enfado del ministro de Sanidad, Salvador Illa, pidiéndole que dimita por considerarle el peor y más irresponsable titular de Sanidad en esta etapa democrática. Illa no perdió su reconocida flema y se limitó a diferenciar entre sus prioridades por derrotar a la pandemia y las del PP por derribar al Gobierno. La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, lo intentó a continuación por la vía de cuestionar la tardanza del Ejecutivo en actuar y por intentar ahora alargar el estado de alarma sin que el presidente dé explicaciones y sin la revisión periódica del Congreso. Illa ensalzó la “crítica constructiva” en este periodo de Cs. Un parlamentario de EH Bildu acabó la sesión exigiendo con firmeza al Ejecutivo que reduzca ya el IVA de las mascarillas y que las proporcione a las familias más necesitadas. El titular de Consumo, Alberto Garzón, enumeró las acciones de su departamento para controlar el precio de ese básico utensilio ahora (0,96 euros), para fomentar las empresas de producción de estas en España (hasta 30) y apuntó que se está explorando la posibilidad de reducir su fiscalidad y de hacerlas más accesibles.
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