Abascal, a EL PAÍS: “Estoy tocado, no me esperaba ese ataque tan personal”
El líder de Vox admite que estaba preparado para dar la réplica a las portavoces de Unidas Podemos y del PSOE, como así sucedió, pero no para el tono de Casado
Después de cinco horas y 20 minutos de la sesión final de la moción de censura que acababa de perder, el líder de Vox, Santiago Abascal, se dirigió por un pasillo hacia el ascensor que lleva a la planta de su despacho en el Congreso. Iba rodeado, como casi siempre, de un tropel de colaboradores y otros diputados. Seguía noqueado como reconoce a EL PAÍS: “Sí, estoy tocado, no me esperaba ese ataque tan personal por parte de Pablo Casado”. Abascal acepta así que el líder del PP le pilló por sorpresa y con el pie dialéctico cambiado: “Sí, nos conocemos bien y teníamos hasta hoy una buena relación, aunque hace varias semanas que no hablamos, pero nunca me imaginé que podía hacerme un ataque de esta naturaleza y menos aún en lo personal”.
El líder de Vox admite que estaba preparado para dar la réplica a las portavoces de Unidas Podemos y del PSOE, como así sucedió, pero no para el tono de Casado, ni tampoco para las intervenciones improvisadas y fuera del guion oficial del presidente, Pedro Sánchez, y del vicepresidente Pablo Iglesias, que achacó a su necesidad para tener proyección en los telediarios y los medios.
El dirigente ultra ya le aclaró a Casado, en su turno de réplica, que estaba “perplejo” y “sorprendido” por su posición “equidistante” entre las duras críticas a Vox y el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos con “los que pactan con Bildu”. Pero también le avanzó que pese a haber “pateado inmisericordemente” a su socio en varias autonomías eso no tendría más consecuencias “por responsabilidad”. Abascal precisa más a EL PAÍS: “Efectivamente, sería absurdo que Vox se prestase ahora a poner en marcha una moción de censura en Andalucía que permitiese a Susana Díaz volver al poder, eso no va a suceder”. La reacción no será de ese tipo.
Abascal se marchó del hemiciclo algo cabizbajo y afectado y solo encontró algo de alivio en el tipo de intervención que le regaló esa mañana su portavoz en la Cámara, Iván Espinosa de los Monteros, que se emocionó en varios momentos. Ya en privado, Abascal se lo agradeció particularmente. Pero nada le sanó ante los dos pasajes más duros en su cruce dialéctico con Casado. En uno, el dirigente del PP le tachó de incapacitado para gobernar España y, en otro, le tildó de “desagradecido y desleal” por no recordar nada bueno de la formación que le dio trabajo durante 15 años.
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