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El asesino de la niña Naiara, culpable por unanimidad del jurado

El juez decidirá ahora si condena a Iván Pardo, tiastro de la menor de ocho años, a prisión permanente revisable como pide la Fiscalía

Ivan Pardo Pena, Carlos Pardo Pena (c) y la abuelastra, Nieves Pena, durante el juicio por la muerte de la pequeña Naiara en la Audiencia Provincial de Huesca. En vídeo, Iván pardo es declarado culpable de su sobrina política Naiara.Foto: EFE | ATLAS
Patricia Ortega Dolz

Los detalles que se conocieron ya en julio de 2017 sobre la muerte de la pequeña Naiara Abigail Briones Benítez, de ocho años, torturada durante horas y asesinada por su “tiastro”, Ivan Pardo (de 35 años), en su casa de Sabiñánigo (Huesca), hacían difícil escribir una noticia sobre el asunto. Este jueves, tras un juicio de una semana protagonizado por la crueldad humana, el jurado popular ha considerado por unanimidad “culpable” al acusado.

Con este veredicto, el juicio ha quedado visto para sentencia y será el magistrado Santiago Serena quien decida ahora si condena a Iván Pardo a prisión permanente revisable como pide la Fiscalía, ya que la víctima es menor de 16 años. De ser así, se convertiría en el primer caso con la pena máxima en la provincia de Aragón.

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Tanto Nieves Pena (abuelastra de la niña y madre del principal acusado) como Carlos Pardo (padrastro de Naiara) estaban también acusados de participar en los malos tratos previos a la pequeña, y de consentirlos, respectivamente. El jurado ha estimado probado que tanto Nieves Pena, como su hijo Iván, obligaron a la niña a pemancer de rodillas sobre ortigas, grava, arroz y sal, en más de una ocasión. Que le pegaban (la autopsia revelaría después que la pequeña tenía una antigua rotura de tibia que se había soldado sola), le privaban del sueño para hacer los deberes, le colocaban una diadema con orejas de burro y pañales y la grababan con el móvil para compartir esas torturas con otros miembros de la familia.

Según el tribunal, Nieves Pena “no hizo nada para evitar los malos tratos” de su hijo Iván, y considera que Carlos es también culpable porque tampoco actuó pese a tener conocimiento de lo que ocurría a través de las grabaciones y comentarios que le enviaban por el WhatsApp.

Los hechos

Los miembros del jurado han considerado probado que el 6 de julio de 2017 Iván Pardo llegó a su casa de su trabajo como guardia de seguridad hacia las 8.30 de la mañana y comprobó si Naiara, nacida en Argentina como su madre, había hecho “los deberes”, tras obligarla a permanecer toda la noche despierta y arrodillada sobre unas piedras. Al revisar las tareas, el acusado, acostumbrado a fuertes castigos recibidos en su infancia por parte de su padre (un guardia civil fallecido), consideró que la niña no los había realizado de manera adecuada y, según reconoció el mismo en el juicio, la sometió a torturas durante cuatro horas y media. Le dio con los nudillos en la cabeza, le puso descargas electricas con una raqueta matamoscas, la ató de pies y manos, le metió un calcetín en la boca, la azotó en la espalda y en las plantas de los pies y finalmente le propinó fuertes puñetazos y patadas con unas botas de puntera. Todo delante de sus dos primas (también menores), con las que convivía en esa casa de los horrores de su padrastro mientras su madre trabajaba en un municipio a 100 kilómetros. Según lo declarado en el juicio, Iván Pardo llegó a impedir a sus sobrinas, que presenciaron las torturas, que llamaran a los servicios de emergencia cuando la niña Naiara ya estaba inconsciente. La abuela, conocida como cocinera en el municipio, aquella mañana se encontraba trabajando fuera de la casa.

Hasta pasadas las 15.30 de la tarde la niña no fue atendida por los servicios sanitarios. Todos en aquel infierno de castigo dijeron que se había caído por la escalera. Pero, al llegar al hospital Miguel Servet de Zaragoza, los médicos se dieron cuenta de que los testimonios no se correspondían con las lesiones de la pequeña, que falleció al día siguiente. Fueron las primas las que se desmoronaron primero ante los agentes y descubrieron la monstruosidad que se ocultaba tras la puerta de aquel piso de protección oficial a la entrada de Sabiñánigo.


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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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