Un incendio devora la pérgola de los 1,5 millones de euros que Cádiz nunca usó
El edificio junto al Parque Genovés llevaba desde su construcción en 2015 sin uso y cuestionado por su impacto visual
Su nombre oficial era Pérgola Mirador de Santa Bárbara, pero resultó que no servía ni para dar sombra ni tampoco era demasiado útil para mirar al mar. Raro es el gaditano que lo llamase por su nombre o que le deparase un adjetivo amable. El último edificio de la era de la alcaldesa Teófila Martínez —lo inauguró apenas tres meses antes de perder la alcaldía—, símbolo de esa España del ladrillazo que costó 1,5 millones de euros para nunca llegar a tener uso, ha ardido este sábado tras un incendio de origen desconocido, pero al que se le presupone la intervención humana.
Más de 5.000 litros de agua han necesitado los efectivos del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz para apagar un fuego que se originó en torno a las 17:00. Las paredes de material plástico “de muy rápida propagación”, según ha explicado la institución en un comunicado, han complicado la extinción de las llamas y han provocado una intensa columna de humo negro que ha sido visible a más de un kilómetro de distancia y desde distintos puntos de la bahía. Los bomberos desconocen si el incidente ha sido provocado, aunque sospechan que ha mediado la intervención del hombre ya que el edificio no cuenta ni con fluido eléctrico.
El fuego, avivado por el viento de levante y las altas temperaturas, se ha dado por controlado una hora y cuarto después de que comenzaran las labores para apagarlo. Con la extinción de las llamas han quedado al descubierto unos daños que han dejado al edificio prácticamente destrozado. La pérgola, sin uso desde hace cinco años, se había convertido en zona de resguardo habitual de personas sin hogar que solían dormir en colchones y tiendas de campaña. Pese a ello, no se han producido daños personales, según han precisado desde el Parque de Cádiz del Consorcio de Bomberos.
La presencia de personas sin hogar en la pérgola ha sido el único uso constatado de un edificio puesto en entredicho desde que empezó a levantarse por su impacto visual, tanto desde el mar como en tierra. El gobierno de Teófila Martínez lo vendió como la mejor propuesta para adecentar la transición entre el Parque Genovés y el Paseo de Santa Bárbara, un mirador a la bahía de Cádiz que funcionó durante años como aparcamiento en superficie. Con la construcción de un parking subterráneo, el Ayuntamiento planteó sustituir el muro que impedía que el viento afectase a las especies del parque por una pérgola de hierro y cristal que sirviese como mirador elevado, además de espacio cultural y de ocio que debía iluminarse por las noches.
Hasta 1,5 millones de euros financiados con fondos europeos se invirtieron una construcción que iba a costar hasta un millón más, pero que sufrió recortes durante su ejecución. La idea del Consistorio era emplear los locales resultantes para una biblioteca, hostelería y zonas de servicio para el Teatro Pemán, ubicado en el parque. Pero nada de eso llegó a término. La pérgola se quedó enquistada como un espacio que ha sufrido una rápida degradación, sin que el actual equipo de gobierno de José María González Kichi haya sabido darle uso. La última propuesta del alcalde fue ceder el espacio a la Universidad de Cádiz, que puso como condición el arreglo de todos los desperfectos para recibirlo.
La Pérgola Mirador de Santa Bárbara surgió de un concurso de ideas realizado entre el Colegio de Arquitectos de Cádiz y el Ayuntamiento, con el visto bueno de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía. La polémica le rodeo desde su inauguración, que se produjo a apenas dos meses de que se celebrasen las elecciones de 2015 que llevaron a Teófila Martínez a perder la alcaldía tras 20 años de mandato. Ya en la campaña, Kichi puso el edificio como un ejemplo del despilfarro y el ladrillazo que marcó a diversas ciudades españolas durante años. Incluso hubo candidatos que llevaron en sus programas electorales la demolición tanto de este edificio, como de los dos monumentos de metal levantados para la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812. Ahora, arrasada por el fuego, el futuro de la pérgola que Cádiz nunca llegó a usar se antoja, si cabe aún, más negro.
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