Casado se defiende de las acusaciones de crispación ante Feijóo y Rajoy en Galicia
El líder del PP asegura que es Sánchez quien "embarra el campo de juego" mientras el presidente gallego defiende su colaboración con el Gobierno
Alberto Núñez Feijóo ha unido este sábado a Mariano Rajoy y a su sucesor, Pablo Casado, en la campaña del PP para las elecciones gallegas del próximo 12 de julio. Los populares eligieron la plaza de toros de Pontevedra, donde solían hacer una demostración de fuerza congregando a miles de personas, para uno de los mítines centrales. La jornada dejó imágenes habituales en el PP gallego, como las siglas del partido reducidas al tamaño de un copyright en los carteles electorales del candidato, que aspira a su cuarta mayoría absoluta consecutiva. Y otras estampas inéditas, como la plaza de toros prácticamente vacía: menos de 400 personas salpicadas por las gradas y en unas cuantas sillas colocadas en el ruedo a la distancia de seguridad que impone el coronavirus.
También los discursos se adaptaron. Casado, que cerró el acto tras las palabras de Rajoy y Feijóo, intervino en un tono muy distinto al que suele utilizar en el Congreso de los Diputados. Presumió de haber apoyado el decreto del Ejecutivo para la llamada nueva normalidad y la candidatura de la ministra de Economía Nadia Calviño para presidir el Eurogrupo. Apeló la “transversalidad” del PP, defendió a Felipe González, y aseguró que su partido había estado “a la altura”, “tendiendo la mano al Gobierno” y “apoyando medidas excepcionales como el estado de alarma” [aunque no lo hizo en las últimas prórrogas]. “Los presidentes autonómicos han estado remando a favor del Gobierno”, insistió, obviando, por ejemplo, las acusaciones de discriminación cuando el Ministerio de Sanidad negó a la Comunidad de Madrid el paso a fase 1 de la desescalada ―el gobierno autonómico declinó finalmente solicitar autorización para la fase 3―, o las acusaciones al vicepresidente Pablo Iglesias por las muertes en las residencias de ancianos. “Hay que huir de los bloques, de la confrontación, y apelar a la concordia, pero sin eludir la labor de oposición, de exigir y criticar lo que se ha hecho mal”, declaró Casado.
El líder del PP presentó al Gobierno como el responsable de la crispación política ―“como ese mal jugador de fútbol que quiere que el campo esté embarrado para que la pelota no ruede bien”― y negó que su partido estuviera poniendo zancadillas en Europa. Repitió que España es “el país con más muertos por coronavirus en relación con el número de habitantes” y aseguró que “la normalidad” para el PSOE “vuelve a ser el desempleo y el intento de dividir a la sociedad española”. Junto a Feijóo, que ostenta la única mayoría absoluta del partido, y Rajoy, que dejó a los populares con 137 escaños, Casado, que cosechó 89 en las últimas elecciones generales, cerró su discurso augurando que la victoria en Galicia traería “buenos tiempos” para el resto de España, aunque el 12 de julio también él se examina. Las urnas pondrán a prueba el diferente discurso del PP en Galicia y Euskadi y la apuesta del líder popular- rechazada por Feijóo- de presentarse en coalición con Ciudadanos.
“El más progre de los progres”
“Somos la gran mayoría que prefiere el entendimiento al enfrentamiento. La moderación frente a las posturas extremas. Unidad y respuestas conjuntas ante las dificultades”, había declarado previamente el presidente gallego. “En las campañas se escucha de todo: soy ultraderecha mesetaria; el más progre de los pogres; nacionalista o todo lo contrario. Dicen que si soy o no soy del PP. No me preocupa mucho. No creo que Galicia esté condenada a la fragmentación de bloques. No todo hay que reducirlo a una cuestión de partidos y de siglas. Es una cuestión de prioridades y la mía es Galicia. Y si a alguien le molesta, el problema no lo tengo yo. Lo tienen ellos. Por eso colaboré con el Gobierno de España. Porque por encima de mis preferencias, está la salud de los gallegos y después, el partido. Mi partido lo sabe y lo acepta”, añadió Feijóo.
Los discursos se llenaron de referencias a los mayores, las pensiones, las residencias de ancianos. El presidente gallego presentó su candidatura como la elección entre “la experiencia y los experimentos” y pidió a los suyos que no dieran “nada por hecho”, aunque las encuestas apunten a su cuarta mayoría absoluta, igualando la marca de Manuel Fraga. Al PP gallego le preocupa más la abstención, que los mayores se queden en casa por miedo al coronavirus, que sus rivales políticos. Por eso fuentes de la formación señalan estos días que los colegios electorales serán el 12 de julio “quirófanos” desinfectados y seguros.
Rajoy, que inauguró el acto, también reivindicó la experiencia del PP tras una etapa en la que la dirección del partido había apostado más por la ideología que por la gestión. “Al gobernante se le juzga por el día a día, por cómo afronta los momentos más complejos. El gallego ha sido un gobierno sereno en tiempos difíciles, que ha defendido el orden constitucional sin alharacas ni gritos”, señaló. “Feijóo no busca dividir a la gente. No hace política doctrinaria ni sectaria porque no es ni doctrinario ni sectario”.
El expresidente, que se llevó la mayor ovación al subir a la tribuna, también subrayó la división de la izquierda gallega. “Hay dos candidaturas en estas elecciones: la del presidente de la Xunta y la suma de cuatro partidos. Antes eran dos y ahora son dos más porque se han dividido en otros dos. Dicen que el BNG será el segundo… o no, pero aquí se va a elegir entre un gobierno con un presidente razonable e integrador y un bipartito como el que vivimos en tiempos para olvidar y que ahora se multiplica porque son cuatro por dos”, declaró, recurriendo a sus célebres trabalenguas.
Entre cada una de las intervenciones, sobre unas grandes pantallas se proyectaron vídeos con lo que no podrán exhibir esta campaña: mítines multitudinarios. En uno de ellos se veía a Feijóo emocionarse al hablar de Galicia mientras sonaba una música épica. En otro se repetía el mantra del candidato gallego: “No es una cuestión de siglas, es una cuestión de prioridades”.
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