El difícil examen de Casado el 12 de julio
Tanto un fracaso de Iturgaiz en las elecciones vascas como otra mayoría absoluta de Feijóo en las gallegas pondrían el foco sobre la estrategia del líder del PP
-“Agradezco la colaboración y el diálogo que ha habido en la mayoría de los momentos, y reconozco el esfuerzo del Gobierno central, con aciertos y con errores, acuerdos y diferencias.
—”Lo que pretende Pedro Sánchez con los comunistas bolivarianos, los golpistas catalanes y los batasunos es cargarse el régimen constitucional y la monarquía parlamentaria”.
Quienes pronunciaron estas palabras, con 24 horas de diferencia, pertenecen a la misma formación política. Son los candidatos del PP a las elecciones gallegas y vascas del 12 de julio, Alberto Núñez Feijóo y Carlos Iturgaiz, respectivamente. El primero encabeza la llamada ala moderada del PP que, de forma intermitente, pide enderezar el rumbo cuando cree que su partido se escora a la derecha; y ahora acaricia la posibilidad de su cuarta mayoría absoluta, según las encuestas. El segundo, nombrado por Pablo Casado a 42 días de los comicios —fijados para el 5 de abril antes de ser aplazados por el coronavirus—, obtendría solo un 2,4% de los votos, según el CIS, pese a presentarse en coalición con Ciudadanos. Una alianza que se llevó por delante al líder de los populares vascos, Alfonso Alonso —sacrificado por Casado en la negociación de las listas electorales con Inés Arrimadas— y fue rechazada de plano por Feijóo, que no permitió repetir esa operación en Galicia. Por todo esto, el 12-J será también un examen para el líder del PP.
Las urnas gallegas y vascas someterán a escrutinio dos modelos que representan a las dos almas del partido: la que, como Mariano Rajoy, fundamenta su campaña en la gestión —”hay dos opciones, este equipo o la suma de cuatro partidos. Y no se puede llegar a la Xunta en plena pandemia a aprender”, dijo este domingo Feijóo— y la que prima el discurso ideológico con constantes guiños a Vox —”Sánchez ha apostado por el Frente Popular”, declaró Iturgaiz en un medio llamado El diestro—.
“Puedes intentar convencer a todo el mundo de tu ideología o representar la ideología de la mayoría”, afirman fuentes del PP gallego contraponiendo los estilos de los dos candidatos populares a los comicios autonómicos del 12 de julio. “Nuestro mensaje en Galicia está adaptado al momento. El discurso duro de María San Gil y Jaime Mayor Oreja tenía sentido cuando ETA estaba activa, pero ahora la gente no está en eso”, añaden. Un dirigente del PP vasco que lamenta el cambio de candidato impuesto por Génova comparte ese análisis: “El discurso de Carlos [Iturgaiz] no es para ahora. Si vendes que Euskadi es Sarajevo, la gente desconecta. El discurso nacional del Gobierno ilegítimo y los comunistas bolivarianos no cuaja en un sitio donde Vox no tiene parroquia”. ETA, disuelta en 2018, vuelve a estar muy presente en el discurso del PP. El pasado viernes, cuando se cumplían 33 años del peor atentado de la banda, la cuenta oficial del partido difundió en Twitter un vídeo de Arnaldo Otegi junto al mensaje: “Hipercor, Sánchez Castejón”.
Iturgaiz había abandonado la política en 2019 molesto por que Casado le hubiese relegado al puesto 17 de las listas al Parlamento Europeo. El líder del PP decidió rescatarlo con los comicios autonómicos ya convocados, asegurando que era “el referente” que necesitaban “para generar ilusión” 22 años después de haber sido candidato del PP a lehendakari. Sus primeros mensajes tras el nombramiento mostraron el volantazo que el PP nacional había decidido dar en el País Vasco tras la convención en la que los populares vascos habían tratado de marcar un “perfil propio”, en septiembre de 2019. Si Alfonso Alonso, como Feijóo, se habían caracterizado por desmarcarse de Vox y criticar su discurso, Iturgaiz declaraba recién nombrado: “Los que se fueron a Vox estarán ahora muy cómodos votando a la coalición PP-Ciudadanos”; “La colaboración con Vox es muy buena, podría darse en otras partes de España”.
Un exministro de Mariano Rajoy señala que el partido ultra solo crece en lugares como Madrid, “donde no hay un complemento propio a la españolidad como el que tienen gallegos, vascos o catalanes”. Sin embargo, en la dirección nacional del PP es el rival que más preocupa y Casado se ha lanzado a recuperar a esos votantes. En Génova creen que Ciudadanos está ahora demasiado abajo (10 escaños) y que Arrimadas no tiene el mismo tirón que Albert Rivera. Pero dirigentes del ala moderada del PP insisten hace tiempo en los riesgos de dirigirse únicamente al electorado que les abandonó por Vox y descuidar el centro.
“El discurso de Feijóo no siempre coincide con la línea oficial del partido y eso genera tiranteces con Génova, pero es porque se dirige a un espectro electoral más amplio”, apuntan fuentes del PP gallego. “Es impensable que otros dirigentes se atrevan a decir lo que él dice, pero él tiene la autoridad de los resultados. Si perdiese, estaría fuera”, añaden.
Las elecciones autonómicas de mayo de 2019 y los posteriores pactos dieron oxígeno a Casado en un momento muy delicado para el líder del PP —en su debut en las urnas, un mes antes, el PP había bajado de 137 a 66 escaños—, pero los comicios del 12 de julio pueden volver a agitar al partido. “En el mejor de los casos, en Euskadi sacaremos seis escaños, que serían cuatro, porque regalamos dos a Ciudadanos. Veníamos de nueve”, señala un dirigente popular vasco. Tanto un fracaso de Iturgaiz como una nueva victoria de Feijóo pondrían de nuevo el foco sobre el liderazgo de Casado y la influencia de José María Aznar y el entorno de FAES en su discurso y organigrama. Por un lado, porque dirigentes de distintas sensibilidades del partido están convencidos de que si el gallego no hubiera dado la espantada tras la retirada de Rajoy, no habría habido rivales en las primarias. Por otro, porque con un mensaje más moderado que el de Génova, Vox seguiría acorralado en Galicia.
“No estamos a las peleas”
Feijóo declaró este domingo que está “únicamente a disposición de Galicia”, aunque es consciente de que en los cuadros del PP siguen viéndole como alternativa si Casado cae y nunca ha zanjado definitivamente las especulaciones sobre su salto a la política nacional. En Santiago de Compostela, en el primer mitin de precampaña junto a Casado y ante un aforo de solo 100 personas por el coronavirus, las siglas del PP eran prácticamente imperceptibles en el cartel electoral, como es habitual en las campañas gallegas. “Que no tengan ninguna duda: si hay que elegir entre Galicia y el partido, siempre ganará Galicia”. “El PP de Galicia no va a estar a las peleas entre partidos, al insulto y las descalificaciones. Nosotros, a Galicia”, insistió Feijóo, que ha criticado las declaraciones de la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo —ella replicó que tampoco le gustaban algunas de las suyas—. “La alternativa a este Gobierno es Galicia”, declaró el presidente gallego. “Galicia no se puede explicar sin el PP ni el PP sin Galicia”, matizó Casado.
Consciente de la publicidad de esas tiranteces, el líder popular ha tratado de aplacar el debate sobre las dos almas del partido (la heredera de Rajoy y la heredera de Aznar) casi desde su llegada y sin éxito, como prueban sus intentos de negarlo en la junta directiva nacional de enero y de nuevo, cinco meses después, el pasado 8 junio. Ante los máximos dirigentes de la formación, Casado pidió a los suyos que no se dejen “engañar” por quienes les acusan de ser un partido “bronco” y repitió, como en enero, que “no existe un PP duro y uno blando, halcones y palomas”. En la campaña gallega descartan que Aznar intervenga, aunque sí contarán para varios actos con Rajoy y su sucesor, que apenas coincidirán. En la vasca, fuentes del partido en Euskadi admiten que desean que el presidente del Gobierno entre 1996 y 2004 no aparezca por allí. Casado tiene previsto volcarse y participar “en seis o siete actos” en ambas comunidades. El 12 de julio también se examina él.
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