Presos de ETA se enfrentan al recluso que se puso en huelga de hambre
El ayuno de 30 días de Patxi Ruiz provocó un rebrote de la kale borroka en el País Vasco
La huelga de hambre y sed que el preso de ETA Patxi Ruiz asegura haber mantenido durante 30 días en la cárcel de Murcia y que ha provocado en las últimas semanas un rebrote de la kale borroka en el País Vasco ha generado malestar entre otros reclusos de la banda, según confirman a EL PAÍS fuentes de la lucha antiterrorista. En recientes comunicaciones intervenidas por las Fuerzas de Seguridad, destacados reclusos etarras no solo critican al preso —que este miércoles abandonó su protesta—, sino que incluso ponen en duda que haya hecho el ayuno.
En una de estas conversaciones, un dirigente de ETA justifica sus dudas en los casos que ha visto en prisión de presos que han iniciado una huelga de hambre y sed como la que dice haber hecho su compañero. Según este preso, fueron hospitalizados a los pocos días al presentar daños en los riñones. Patxi Ruiz solo ha estado un día en el hospital, y el parte médico del alta solo reflejó una “leve deshidratación”, según fuentes penitenciarias.
Patxi Ruiz, condenado a 30 años por el asesinato en 1998 de Tomás Caballero, concejal de UPN en Pamplona, inició su huelga el 11 de mayo, tras encabezar dos días antes en el centro penitenciario de Campos del Río (Murcia) un plante contra la gestión de la pandemia en prisión. Tras aquella protesta, Ruiz —que fue expulsado de la organización terrorista a finales de 2017 por llamar “liquidacionistas” al sector que dirigió su disolución— fue trasladado a otro módulo e inició su ayuno.
El 21 de mayo, la cárcel pidió al juez autorización para trasladarle al hospital, donde estuvo un día antes de que el propio recluso pidiera el alta. De vuelta a prisión, dijo seguir en huelga hasta que el martes por la noche comunicó que la abandonaba y pedía una “dieta de recuperación”. En la cárcel de Campos del Río están recluidos otros ocho presos de ETA, entre ellos los dirigentes José Luis Arizkuren, Kantauri; Jon Troitiño y Josu Arkauz Arana, Josu de Mondragón. Ninguno de ellos secundó la propuesta del recluso disidente.
Durante su ayuno, se han registrado cerca de 40 ataques a batzokis del PNV y una docena a casas del pueblo del PSE, además de a sedes de Podemos e, incluso, a la herriko taberna de Bilbao. También se quemó un cajero en Ea (Bizkaia), pueblo gobernado por EH Bildu, y se lanzó pintura y pasquines en la vivienda de la líder de los socialistas vascos, Idoia Mendía. Además, se han sucedido las protestas en la calle de Amnistía ta Askatasuna (ATA, también denominado Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión), una escisión de Sortu que aglutina a los contrarios con el fin de la violencia y la disolución de ETA.
El 25 de mayo, el colectivo de presos etarras (EPPK en sus siglas en euskera) ya hizo público un comunicado en el que criticaba que “un determinado sector” de la izquierda abertzale estuvieran utilizando el caso de Patxi Ruiz para “atacar” al propio EPPK, a EH Bildu, a Sortu y a las asociaciones de apoyo a los presos etarras Etxerat y Sare. En el texto, sin embargo, se evitaba cuestionar al interno expulsado de la banda.
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