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España ha reducido un 17% sus tropas en el exterior desde que empezó la pandemia

Un informe de Defensa cifra en 21,8 millones el coste del frustrado despliegue de una fragata con el portaviones Abraham Linconl

Miguel González
Militares españoles embarcan en un helicóptero Chinook en la base de Basmayah, en Irak, el año pasado.
Militares españoles embarcan en un helicóptero Chinook en la base de Basmayah, en Irak, el año pasado.ESTADO MAYOR DE LA DEFENSA

España ha reducido en un 17% los militares desplegados en el exterior desde que se inició la pandemia, pasando de 2.526 a 2.096. En total, en total, 430 menos, según un informe enviado por el Ministerio de Defensa al Congreso. La mayor reducción se ha producido en Irak, de donde han salido el 50% de los soldados (pasando de 532 a 265); en Afganistán, el 44,6% (de 65 a 36); en Malí, el 33,8% (de 278 a 184) y en los destacamentos aéreos en el África subsahariana, el 44,5% (de 90 a 50).

En paralelo, las Fuerzas Armadas se han volcado en la Operación Balmis, de lucha contra el coronavirus en territorio nacional, que ha entrado ya en una fase de reflujo (con solo 446 efectivos implicados este domingo) y Defensa espera dar por concluida el próximo día 21, cuando expire el estado de alarma.

Durante estos meses, la UE ha cerrado la operación Sophia, de vigilancia del tráfico de inmigrantes en el Mediterráneo central, en la que participaba un avión español de vigilancia marítima con 45 militares; y ha puesto en marcha en el mismo escenario la misión Irini, a la que España no se ha sumado. Por el contrario, el Ejército del Aire desplegó en mayo y hasta el agosto próximo un destacamento con siete cazas F-18 y 130 aviadores en Lituania que, en parte, han compensado la reducción de efectivos en la mayoría de las misiones.

La expansión planetaria del coronavirus ha alterado todos los planes: el Estado Mayor embarcado de la operación europea Atalanta, de lucha contra la piratería en el Índico, tuvo que retrasar su incorporación tras detectarse un positivo; la instrucción de los ejércitos y policías locales se ha suspendido en Irak, Afganistán o Malí (de donde hubo que repatriar a dos españoles infectados); la Legión ha tenido que posponer casi dos meses su regreso de Líbano y se han suspendido las denominadas “actividades de seguridad cooperativa”, que España mantiene con varios países del golfo de Guinea.

La instalación en Dakar de un único destacamento aéreo para prestar apoyo a las operaciones en África, reagrupando los que operaban en la capital senegalesa y en Libreville (Gabón), también se ha trastocado por la covid-19 y las autoridades locales impusieron inicialmente a los militares españoles que cumplieran la cuarentena “en un hangar de la base de Senghor que no reúne condiciones sanitarias ni de higiene”, según reconoce el informe de Defensa.

En el marco de la OTAN, España mantiene un subgrupo táctico mecanizado con 349 militares en Letonia, que será relevado en julio, una vez que los nuevos efectivos cumplan su cuarentena en España; y ha prorrogado hasta final de año la batería de misiles Patriot destacada en la frontera de Turquía con Siria, a pesar de que España se ha quedado sola en esta misión tras la retirada de Italia. Además, por vez primera, se plantea desplegar el año que viene aviones de combate españoles en los Balcanes, en una misión de policía aérea similar a la que se desarrolla desde hace años en las repúblicas bálticas, en este caso para controlar el espacio aéreo de Eslovenia, Albania o Montenegro.

El Ministerio de Defensa ha aprovechado el parón de actividades forzado por la pandemia para reorientar su despliegue exterior: en julio está previsto abandonar definitivamente la base de Besmayah, la más importante de las tropas españolas en Irak; y, entre diciembre y enero, retirar los últimos efectivos de Afganistán, en el marco de la salida conjunta de la OTAN; mientras que se proyecta un incremento de la presencia militar española en el Sahel.

Por otro lado, el documento remitido a la Comisión de Defensa del Congreso, donde hoy comparece la ministra Margarita Robles, cifra en 21,8 millones de euros el coste del abruptamente interrumpido despliegue de la fragata española Méndez Núñez con el portaaviones estadounidense USS Abraham Lincoln, el año pasado.

Tras una fase preparatoria, que se desarrolló entre enero y febrero en la costa este de EE UU, el buque español se integró en el grupo de combate norteamericano hasta que, en mayo, este se dirigió al golfo Pérsico, en medio de una escalada de tensión entre Washington y Teherán, y Defensa ordenó su retirada. El Gobierno español alegó que su presencia en esa zona caliente no estaba prevista en el itinerario previamente programado y no quiso correr el riesgo de que la fragata española se viera envuelta involuntariamente en un conflicto de impredecibles consecuencias. Posteriormente, ya en solitario, la Méndez Núñez continuó su singladura y completó la vuelta al mundo, en homenaje al quinto centenario de la primera circunnavegación de Juan Sebastián Elcano.

Fuentes de la Armada consideran excesivo el coste estimado por el documento de Defensa y alegan que, una vez incluidos todos los conceptos (dietas de los tripulantes, combustible, tasas portuarias, armamento, etc), la factura no llega a 17 millones. La mismas fuentes sostienen que la diferencia entre el gasto que tuvo el año pasado la Méndez Núñez y otras fragatas de la misma clase F-100 que no participaron en ese despliegue rondaría los seis millones de euros.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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