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Sánchez defiende a un Marlaska acorralado por la oposición

El PP, Vox y Ciudadanos exigen la dimisión del ministro por el cese de Pérez de los Cobos

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a su salida del pleno del Congreso de este miércoles.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a su salida del pleno del Congreso de este miércoles.Kiko Huesca (EFE)

El presidente del Gobierno no quiere que la polémica por el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos coja mayor vuelo. Pedro Sánchez arropó este miércoles en el Congreso al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuya dimisión exigen PP, Cs y Vox, pero no entró en los pormenores del caso. Sánchez desea acabar cuanto antes con una crisis política que se ha visto avivada por las diferentes versiones ofrecidas por el ministro sobre la destitución del mando de la Guardia Civil. “Con este Gobierno no hay una policía patriótica como sí la hubo con el PP para tapar su corrupción y sus vergüenzas”, trató de zanjar el presidente.

El Gobierno escenificó un cierre de filas con el ministro del Interior, que vive estas dos últimas semanas envuelto en una polémica que no ha dejado de crecer desde la destitución del jefe de la Guardia Civil en la Comunidad de Madrid, Diego Pérez de los Cobos, el 24 de mayo. Las contradicciones de Fernando Grande-Marlaska sobre el cese del mando del instituto armado, cuyos detalles se han ido conociendo por los medios de comunicación, han acabado por enturbiar el asunto. PP, Vox y Ciudadanos han aprovechado para estrechar el cerco al ministro con llamadas a su dimisión inmediata.

El presidente, Pedro Sánchez, arropó a Marlaska en el hemiciclo, pero eludió adentrarse en los pormenores de la polémica. “Lo que ocurre es que el ministro del Interior que está destapando toda esa mal llamada policía patriótica es el ministro Marlaska. Y por eso le atacan”, le defendió Sánchez en el Congreso, aludiendo al grupo de altos mandos de la Policía Nacional que funcionó durante la etapa de Jorge Fernández Díaz (PP) al frente de Interior y al que se atribuye maniobras contra partidos de la entonces oposición, como Podemos.

El ministro Marlaska, muy aplaudido por los suyos, se convirtió así en el protagonista de una tensa sesión de control al Gobierno en el Congreso, en el que los portavoces del PP, Vox y Ciudadanos le acusaron de mentir sobre los motivos del cese del jefe de la Guardia Civil en Madrid. “Déspota”, “aprendiz de esbirro” o “soberbio” fueron algunos de los calificativos que escuchó el titular de Interior. Marlaska mantuvo la línea de defensa que ya desplegó su equipo el martes tras desvelarse un documento reservado firmado por la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, que decía literalmente que la salida de Pérez de los Cobos respondía a una “pérdida de confianza” tras “no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil”. Fuentes cercanas al coronel relataron que el mismo 24 de mayo, antes de comunicarle su salida del cargo, le telefonearon altos cargos de Interior para solicitarle datos sobre el informe que agentes bajo su mando habían enviado a la juez del caso 8-M. En esta causa se investiga al delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, por supuestamente autorizar concentraciones de masas en los días previos al estado de alarma a sabiendas de la expansión del coronavirus. El ministerio niega que pidiera esa información al coronel.

Marlaska insistió en que no ha cometido ninguna ilegalidad o injerencia, y volvió a enmarcar el cese de Pérez de los Cobos en una fase de remodelación del cuerpo y en la pérdida de confianza del mando. Frente a la primera versión que ofreció en público, cuando desvinculó esta destitución de la investigación del 8-M, y que se ha visto obligado a corregir esta semana, ahora añade que entonces no quiso “decir más por respeto profesional por la carrera de Pérez de los Cobos”. Ya el martes había vinculado el cese con la filtración del informe a la prensa, aunque no había señalado directamente al coronel.

“Ustedes están indagando para perturbar esa carrera profesional [de Pérez de los Cobos] y yo no estoy por la labor”, cargó Marlaska contra la oposición, que situó al ministro en la diana con la intención de no dejarlo escapar. Hasta una diputada del PP, Ana Beltrán, que tenía preparada una pregunta para el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, aprovechó la ocasión para arremeter contra el responsable de Interior. También el líder de los populares, Pablo Casado, que había registrado una cuestión para Pedro Sánchez sobre la destrucción de empleo, usó su turno para sacar el tema. “Desde los tiempos de la cloaca de Luis Roldán no habíamos visto esto. Usted es el máximo responsable”, le dijo al presidente del Gobierno.

Le dieron pocos minutos de descanso a Marlaska. “Usted quiere una administración servil. Usted se refugia en el argumento de la pérdida de confianza para dar miedo a los policías nacionales, a los guardias civiles y a los funcionarios honestos que no quieren perder su puesto de trabajo, para que la próxima vez que usted les dé una orden ilegal sepan que se la están jugando”, le reprochó Edmundo Bal, portavoz adjunto de Ciudadanos. “Fulminó a un hombre honesto por no someterse a usted. Usted es un ministro acabado”, le dijo también la diputada del PP Ana Belén Vázquez Blanco que, como Vox y Cs, acusan al ministro de destituir al coronel por negarse a revelarle el contenido del informe.

“Ni este ministro ni ninguno del Gobierno pidió ningún informe a la Guardia Civil”, trató de zafarse Marlaska, que intenta ahora poner el foco de la destitución en la “filtración” de ese documento del instituto armado a la prensa —“una filtración es un delito”, apuntó— y en su respeto profesional por el coronel para no ahondar en más razones. “Nosotros nunca denostamos su carrera profesional, que tiene todo nuestro reconocimiento”.

Pero, con la causa judicial del 8-M todavía muy viva, en el Ejecutivo aún se esperan más sacudidas. El delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, declarará como imputado el próximo 10 de junio. El malestar en la Guardia civil se ha multiplicado y tres de las cuatro principales asociaciones de jueces han cargado contra el ministro, al considerar su actitud un “ataque a la separación de poderes”. La crisis en Interior ha contribuido, incluso, a elevar el tono ya de por sí tenso en el Congreso. La popular Ana Beltrán cerró su intervención exhortando al ministro: “Váyase y no cierre la puerta, porque detrás suyo irá todo el Gobierno”.

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