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El PP rechaza los intentos de Batet de aplacar la crispación en el Congreso

La presidenta de la Cámara llama a todos los portavoces para rebajar la tensión y los insultos en el Parlamento

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en la Junta de Portavoces de este martes
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en la Junta de Portavoces de este martesFERNANDO ALVARADO (EFE)

La presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, ha emprendido una ronda de contactos con los portavoces de los partidos representados en el Parlamento para intentar rebajar la tensión desatada en las últimas semanas aun en plena crisis del coronavirus. Las llamadas se producen algunos días después del duro intercambio dialéctico que protagonizaron la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, el pasado 27 de mayo. La mayoría de los portavoces mostraron buena disposición. Álvarez de Toledo rechazó el ofrecimiento porque entiende que Batet actúa como “una correa de transmisión” de La Moncloa.

Mertixell Batet lleva semanas preocupada por el nivel de crispación que parece imponerse en el Congreso, por la imagen que se traslada de los políticos y este pasado lunes contactó discreta y bilateralmente con todos los portavoces de los partidos para mediar y dar un toque de atención ante la consideración negativa que esos episodios de cruces de insultos, desplantes y mala educación causan en la ciudadanía. En la mayoría de las conversaciones encontró, según las fuentes consultadas, “buena disposición”. El asunto lo llevó incluso fuera del orden del día previsto en la tarde de este martes a la Junta de Portavoces y se desató una larga e interesante discusión.

La tercera autoridad del Estado y presidenta de las Cortes planteó a los dirigentes que deberían hacer lo posible para no perder el respeto por el resto de oradores y por la ciudadanía y les recordó que los españoles están mirando en estos momentos al Parlamento “y esperan encontrar soluciones y alternativas”. Batet intentó no vincular la reprimenda a ningún episodio concreto pero su intervención llega precedida de los incidentes parlamentarios de la semana pasada y en especial del duelo dialéctico disputado entre Pablo Iglesias y Cayetana Álvarez de Toledo. Fue ahí cuando la presidenta del Congreso remachó que el descrédito de la clase política por ese tipo de actuaciones afecta a todos, "porque todos queremos el bien de la institución, del Parlamento y de la democracia”, dijo.

Una de las charlas menos fructíferas de Batet en esa ronda resultó la que desarrolló en la tarde del lunes con la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. La propia Álvarez de Toledo reveló este martes que la conversación había sido “larga y cordial”, pero que recriminó a la presidenta de las Cortes su “falta de compromiso con la democracia, de independencia y de respeto a la verdad” por varios episodios en los que entiende que Batet ha actuado desde su cargo como “correa de transmisión y al dictado de los intereses políticos de La Moncloa” y del presidente Pedro Sánchez.

Batet le pidió a Álvarez de Toledo y los demás portavoces otro tono y menos insultos en los debates pero la dirigente popular mostró su “disconformidad, decepción e inquietud” por esa demanda y se negó a reconocer responsabilidad alguna en el clima de crispación política instalado en la Cámara. La portavoz popular entiende, además, que las apelaciones a reducir la crispación son “una vieja mordaza” recurrente cuando desde los Gobiernos se persigue silenciar la labor lógica de una oposición con visiones alternativas.

Vox está en esa tesis y su secretaria general, Macarena Olona, también le reprochó a Batet que su grupo siente “inseguridad” por la diferencia de trato que observa a diversos partidos en la Cámara y culpó del ambiente de crispación a los socios del Ejecutivo, en especial de Podemos. Más tarde, tras la Junta, el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, señaló en esa línea que su formación le reclamó a Batet que no aplique “el doble rasero” y apuntó que “no es lo mismo iniciar una ofensa que responder a una primera ofensa”. Espinosa de los Monteros defendió que ante ese tipo de situaciones los componentes del Gobierno tienen una mayor responsabilidad por su deber de dar más “ejemplo cívico e institucional”.

Álvarez de Toledo anunció en la propia Junta que su grupo ha presentado un escrito para que no se retire del acta de sesiones [en realidad no se elimina sino que se pone la mención impropia entre corchetes] la alusión a Iglesias, al que se refirió como “el hijo de un terrorista”, por considerar que es un “hecho factual” que el padre de Iglesias militó en la FRAP y que esa organización está considerada terrorista en el Ministerio del Interior y otros registros similares. La portavoz del PP advirtió incluso de que si esa decisión de Batet no se corrige acudirá al Tribunal Constitucional.

La portavoz del PP mantuvo que Batet tampoco se comportó con independencia cuando permitió en la sesión de constitución de las Cortes determinados juramentos de diputados independentistas que su partido recurrió sin éxito ante el Tribunal Constitucional o cuando Iglesias tildó de “parásitos” o “inmundicias” a miembros de Vox. Álvarez de Toledo defiende que entonces Batet fue muy laxa y ahora es muy rígida cuando ella argumenta que no fue un insulto llamar “hijo de terrorista” a Iglesias sino solo una respuesta “de orden fáctico” después de que el vicepresidente del Gobierno aludiera antes a su condición de marquesa e hija de marqués. “Reclamé, reclamo y reclamaré mi derecho a decir la verdad en el Congreso”, avisó. Álvarez de Toledo fue más allá y situó el inicio de esta etapa de crispación hace justo ahora dos años cuando triunfó la moción de censura contra el presidente Mariano Rajoy y culpó a Pedro Sánchez de introducir esa tensión para promover “un Gobierno ultra contra el orden constitucional”.

El PSOE y Unidas Podemos negaron durante la Junta a Batet que se hubiesen proferido insultos desde sus bancadas. El portavoz de Más País, Íñigo Errejón, y Álvarez de Toledo se enredaron en una confrontación dialéctica y teórica sobre el régimen franquista y ante el panorama el portavoz del PNV, Aitor Esteban, concluyó con una sentencia de tres palabras: “Buena suerte, presidenta”.

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, agradeció como otros las intenciones de Batet pero le expresó, en su llamada, su percepción pesimista porque sostiene que PP y Vox han tomado una decisión estratégica de seguir las tácticas de los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Donald Trump y Jair Bolsonaro, y que, por tanto, la crispación no tenderá a reducirse.

Más diputados en el hemiciclo

La presidenta propuso también a los portavoces y fue aceptado por asentimiento incrementar desde este martes hasta el 25% el porcentaje máximo de presencias por cada grupo parlamentario en el pleno cumpliendo las indicaciones sanitarias sobre el uso de mascarillas y la distancia de seguridad. Eso supondrá que en el debate de hoy habrá en el hemiciclo unos 90 parlamentarios. Hasta ahora y desde que se decretó el estado de alarma ese aforo estaba limitado al 10%, unos 40 diputados juntos a los miembros de la Mesa. Se espera que la semana que viene se permita la entrada de la mitad de los 350 diputados.

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