Cuatro nuevos ataques a sedes elevan la tensión entre el PNV y Bildu
El PNV duda de que algunos de quienes ahora sobrepasan las líneas rojas sean apoderados de Bildu en las elecciones autonómicas
La nueva kale borroka, la que rechaza la izquierda abertzale, pero no condena, suma y sigue con sus ataques a sedes de todos los partidos. Los últimos cuatro, a locales sociales de la formación que dirige Andoni Ortuzar, están elevando la tensión entre las dos principales fuerzas vascas por representación institucional. La Ejecutiva del PNV de Bizkaia ha condenado los sufridos esta madrugada en dos locales de Bilbao, en Artea y Areatza, y ha emplazado a EH Bildu a “desvincularse de manera pública y categórica de los autores de esta oleada de amenazas y sabotajes” en apoyo al preso de ETA Patxi Ruiz, en huelga de hambre, al sospechar que algunos de sus autores podrían presentarse como apoderados de la coalición independentista en las elecciones autonómicas del próximo 12 de julio.
Cada vez más críticos con la falta de contundencia de los independentistas a la hora de desmarcarse de esos hechos, el PNV ha dado un paso más y ha advertido a los dirigentes de la coalición que miren en su interior porque los atacantes pueden estar más cerca de sus siglas de lo que creen. La Ejecutiva del PNV de Bizkaia, ha explicado en una nota, que exigen a la coalición independentista su desvinculación pública y categórica de estos ataques "porque puede darse el caso de que las y los autores de gritos y de consignas que venimos escuchando estos días en las calles de Euskadi y que superan todas las líneas rojas que pensábamos superadas, luzcan tarjetas identificativas de la propia coalición abertzale en los colegios electorales el próximo 12 De julio”. Para los nacionalistas vascos “la propia EH Bildu debería ser la primera interesada en desmarcarse de estas prácticas, de estas consignas y de estos sabotajes de tintes mafiosos”.
La portavoz de EH Bildu en el Parlamento Vasco, Maddalen Iriarte, ha respondido en una entrevista en radio Popular que la posición de su formación en contra de las pintadas es “absolutamente clara” y ha considerado “irresponsable” que se utilice “un tema tan serio” para buscar “rédito político”. “En este país ya nadie duda de lo que es EH Bildu y del trabajo que ha realizado para avanzar en la construcción de la paz y de la convivencia, pero hay quien quiere que este país debata sobre unos términos políticos e ideológicos que todos sabemos que no nos van a llevar a ningún lado", ha agregado, pero sin dar su brazo a torcer en cuanto a la verbalización de una condena que le piden todos los partidos.
El PNV ha sufrido 27 sabotajes en toda Euskadi, de los cuales 22 se han producido en Bizkaia. No ha sido la única formación. También han aparecido pintadas en sedes de Podemos, en el domicilio de la líder de los socialistas vascos, Idoia Mendia, y han sido atacados un cajero y un autobús urbano. En total, a los 27 ataques del PNV hay que sumar 10 más contra las casas del pueblo del PSE-EE, tres de Podemos y uno contra la sede social del caso viejo de EH Bildu. El miércoles pasado pintaron “Sortu culpable” en esa sede, apenas unas horas después de que ATA, una escisión de la izquierda abertzale, acusara, otra vez a Bildu, de ser unos blandos en defensa del colectivo de los presos. Sus autores pedían a Sortu, el partido mayoritario de la coalición Bildu, “respeto” a la voluntad de Patxi Ruiz, el preso de ETA en huelga de hambre al que dicen defender y que apuesta por “la confrontación con el enemigo”. El recluso, alias Kapota, está condenado a 30 años por asesinar en 1998 al concejal de UPN Tomás Caballero. En 2017 fue expulsado del colectivo de presos de ETA, cuando calificó de “liquidacionistas” a Arnaldo Otegi y a quienes apoyaron desde dentro del brazo político y de la organización terrorista, la disolución de ETA.
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