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Nerja construirá un campo de golf junto a un paraje natural

Con fuerte rechazo social en la localidad, es el primero que se promueve tras el decreto desregulador de la Junta de Andalucía

Nacho Sánchez
Captura del vídeo de presentación del proyecto Maro Golf, en Nerja.
Captura del vídeo de presentación del proyecto Maro Golf, en Nerja.

El Ayuntamiento de Nerja (Málaga, 21.091 habitantes) planea la construcción de un campo de golf de 18 hoyos con hoteles junto a los acantilados de Maro, un paraje natural protegido y prácticamente el último reducto sin urbanizar del litoral malagueño. Este desarrollo, promovido por la Sociedad Azucarera Larios, una de las grandes propietarias de suelo de la Costa del Sol, es el primero en ponerse en marcha después de que la Junta de Andalucía modificara, por decreto y en pleno estado de alarma, 27 leyes autonómicas, entre ellas la ley urbanística.

Los acantilados junto a la pequeña pedanía de Maro constituyen, para Ecologistas en Acción, el paisaje que ha hecho singular a este rincón de la Costa del Sol. Para la concejal de Urbanismo de Nerja, Nieves Atencia (PP), es un lugar marcado por “feos invernaderos, indigentes y hippies viviendo en cuevas”. Para la Sociedad Azucarera Larios (Salsa), es el espacio ideal donde construir un campo de golf de 18 hoyos acompañado de uso hotelero. Es el primero en promoverse después de que la Junta modificara por decreto 27 leyes por la vía de urgencia el 2 de abril, aunque el Gobierno ha recurrido y ha pedido la suspensión inmediata de esa norma.

La iniciativa plantea, en una parcela de un millón de metros cuadrados, construir un campo de golf ―que rodeará Maro y a sus 700 habitantes― así como “otros usos hoteleros, recreativos, deportivos, turísticos y en general todos los permitidos”, según recoge un convenio municipal. En el vídeo publicado hace unos días por la empresa ―en el que critica el estado actual de la zona por su “fuerte impacto visual", “suelos degradados por la agricultura intensiva” y "consumo de agua para usos agrícolas”― la firma también prevé, al norte de la carretera nacional 340, la construcción de un hotel de cinco estrellas gran lujo y un máximo de 680 viviendas. Anuncian una inversión de 311 millones de euros y la creación de 1.600 empleos estables.

La cala de Maro, junto a la que se prevé construir un campo de golf.
La cala de Maro, junto a la que se prevé construir un campo de golf.JOSÉ ANTONIO JIMÉNEZ

En el caso del campo de golf ―actualmente tierras de labor, invernaderos y fincas de recreo alquiladas― se desarrollará un plan especial para eliminar las protecciones paisajísticas. La zona del hotel sí requiere recalificación porque, además de su protección como paisaje agrario, incluye un Área Libre Pública donde no se podría construir. A cambio, el documento recoge que la inmobiliaria pagará 1,2 millones de euros a las arcas municipales y entregará al Consistorio los suelos que este les ha ido solicitando en los últimos años para equipamiento público.

Vuelve el espíritu de Chanquete

La carencia de suelo municipal ha hecho que el Consistorio haya ido tirando de las propiedades de la Sociedad Azucarera Larios para el parque de bomberos, un centro de salud o un paseo marítimo con acuerdos puntuales que ahora “se compensan”, según explica Nieves Atencia. Para la plataforma Otro Maro y Nerja es posible el acuerdo no es más que “un ajuste de cuentas” con el que se sacrifica Maro e “hipoteca el futuro de Nerja”. Sus responsables se acuerdan estos días del “No nos moverán” de la serie de televisión Verano Azul donde su protagonista, Chanquete, también se oponía a un proyecto inmobiliario en Nerja. “Ahora toca volver a luchar”, dice el jurista Juan del Río, ligado a la defensa de la naturaleza que lleva semanas estudiando los resquicios legales del proyecto.

La franja litoral donde se proyecta el campo de golf carece actualmente de protección medioambiental y se rige por la Ley de Costas, que permite instalaciones deportivas descubiertas en suelo no urbanizable, aunque linde directamente con los acantilados que caen al mar. En 2015, sin embargo, tenía triple protección. Los tribunales anularon en 2014 varios puntos del Plan de Ordenación del Territorio de la Costa del Sol Oriental Axarquía que salvaguardaba la zona. En 2017, el Tribunal Supremo tumbó el Plan de Protección del Corredor Litoral de Andalucía que protegía los primeros 500 metros de toda la franja costera andaluza por una cuestión formal: había sido aprobado cuando el Gobierno de Susana Díaz en 2015 aún estaba en funciones (luego jamás lo retomó). La zona contaba también con la declaración de Paraje Pintoresco y Sitio Histórico tras el descubrimiento de la Cueva de Nerja, lo que había mantenido casi intacto el entorno en las últimas seis décadas. Pero su Plan Especial fue anulado en 2018 por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía tras un recurso del Grupo Sociedad Azucarera Larios.

El alcalde de Nerja, José Alberto Armijo (PP) ―actualmente investigado en dos causas judiciales― incluía en su programa electoral la construcción de un campo de golf. Ahora este proyecto ha causado gran revuelo social. Una iniciativa en Change.org ha recogido ya más de 7.000 firmas en contra de su construcción, pero los responsables municipales piden “tranquilidad”. “No hay que olvidar que por ahora esto es un sueño empresarial: el proyecto definitivo tendrá que atenerse a los criterios del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía, sobre todo en materia medioambiental. Su filtro hay que pasarlo sí o sí”, subraya a EL PAÍS la concejal de Urbanismo.

Para los ecologistas, ese filtro será un coladero. Creen que los recientes cambios normativos andaluces son una de las claves de que el proyecto se recupere ahora. El Ejecutivo andaluz aprobó el pasado 2 de abril un decreto-ley que modificaba de una tacada 27 leyes andaluzas. El presidente, Juan Manuel Moreno, dijo que era una medida para eliminar trabas y burocracia administrativa a la actividad económica. Para la oposición no es más que una forma de eliminar garantías y controles. “El decretazo elimina estudios medioambientales”, dice Rafael Yus, de Ecologistas en Acción. “¿Alguien duda de que esto no se aprobará?”, se pregunta Yus, que no da crédito: “Esto es un gran desatino”, sentencia.

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