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Iglesias liga su suerte a la de Sánchez

Unidas Podemos batalla por dejar su huella en una legislatura de pesadilla

Pablo Iglesias, María Jesús Montero, y Nadia Calviño, durante la rueda de prensa de este martes. En vídeo, declaraciones de Pablo Iglesias.Vídeo: Borja Puig de la Bellacasa / EFE | ATLAS
Inés Santaeulalia

Una semana bastó para dejar en papel mojado el plan del Gobierno de coalición trazado al milímetro durante dos meses que se hicieron eternos, entre las elecciones de noviembre y la investidura de enero. Unidas Podemos volcó entonces todos sus esfuerzos en que sacar el mayor rédito a sus 35 diputados y en colar en el programa común con el PSOE algunas de sus medidas bandera. El pulso cristalizó en una vicepresidencia, cuatro ministerios y algunas promesas con su sello como subir los impuestos a las rentas altas o derogar la reforma laboral. Pero todo eso, que es de ayer, parece ahora de otra época. La legislatura que arrancó con la subida del salario mínimo, liderado por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (UP), duró dos meses. Lo que comenzó en la segunda semana de marzo es otra historia, a la que nadie se atreve a poner un final y que marcará lo que reste del Ejecutivo de coalición.

Unidas Podemos se estrena como partido de Gobierno en el momento más crítico para el país. El partido liderado por Pablo Iglesias aspira, sin embargo, a que en medio del peor escenario posible, sea más fácil hacer notar su presencia. Hasta el momento, la sensación en la formación es que las tesis de Unidas Podemos se están imponiendo frente al sello ortodoxo que defienden algunos miembros del Gobierno del PSOE liderados por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, a la hora de abrir el grifo del dinero público para las ayudas sociales que frenen la crisis económica derivada de la pandemia.

En el entorno de Iglesias, ya incluso antes de la crisis, se señalaba a la buena sintonía que existía, contra todo pronóstico, entre el presidente, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos. Este martes, Iglesias llegó a calificar de “histórico” el discurso del presidente del pasado sábado en el que pidió solidaridad en el seno de la Unión Europea. El cierre de filas público entre todos los miembros del Gobierno, en este momento de enorme vulnerabilidad y con las críticas de la oposición arreciando, es total. Pero los tiras y afloja internos para sacar adelante una respuesta que se exige rápida y contundente son constantes. Periódicamente hay polémicas por cómo adoptar las medidas, pero en Podemos consideran que se trata de un debate necesario en un momento en el que las decisiones marcarán el futuro del país una vez superada la pandemia. Al final, es Sánchez quien tiene la última palabra.

Los miembros de Unidas Podemos en el Gobierno también han ido ganando exposición. En un primer momento, ninguno de ellos formó parte del núcleo duro de Moncloa para navegar la crisis sanitaria cuando se decretó el estado de alarma el 14 de marzo, que Sánchez dejó en manos de José Luis Ábalos, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y Salvador Illa. Pero la deriva económica, con el país en stand by, ha multiplicado las comparecencias de la ministra de Trabajo. También Iglesias ha ganado protagonismo. Este martes compareció por primera vez desde que arrancó la legislatura después de un Consejo de Ministros tras pedírselo previamente a Sánchez. La formación busca dejar su huella a través del anuncio de medidas sociales mientras evita el desgaste de la exposición diaria y dura que supone estar al frente de la crisis sanitaria.

Lo consigue solo en parte. La del martes fue la segunda comparecencia pública del líder de Podemos desde que comenzó el estado de alarma, pero su presencia física en varios Consejos de Ministros cuando se suponía que debía estar en cuarentena por el positivo en coronavirus de su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero, generó numerosas críticas. Podemos sostiene que cuando acudió a Moncloa fue porque entonces no se podía hacer de otra forma.

La crisis sanitaria también mantiene en hibernación al partido. Con el congreso para la reelección de Iglesias como secretario general suspendido, la actividad parlamentaria del grupo también ha quedado reducido al mínimo. Ni siquiera se unió a la solicitud de una comisión de investigación sobre el Rey emérito en la primera semana de confinamiento al considerar que no era el momento adecuado. La idea de que la legislatura prevista en enero es historia no se verbaliza, pero es un hecho. Unidas Podemos quería demostrar hace dos meses que podía gobernar y ahora busca dejar su firma en un programa de Gobierno incierto que se escribe día a día.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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