El presidente de Canarias: “Serán meses muy duros”
Ángel Víctor Torres fue el primer gobernante autonómico que se enfrentó al coronavirus en España
El presidente canario, Ángel Víctor Torres (Gran Canaria, 53 años), vive en un permanente estado de agitación. Desde que accediera al poder en julio de 2019, las islas han vivido algunos de los acontecimientos más insólitos de su historia. El último, la pandemia mundial de coronavirus. En un lugar que recibe 15 millones de visitantes al año, no es de extrañar que aquí se detectaran los primeros casos de toda España, con tres semanas de diferencia entre uno y otro: un turista alemán y otro italiano. Este último, un médico que se diagnosticó a sí mismo.
“¿Cuál es la situación en este momento?”, pregunta Ángel Victor a sus colaboradores, que le rodean en una mesa alargada de caoba. La información se maneja minuto a minuto, como los carruseles deportivos de la radio. El Rey le ha llamado por teléfono en dos ocasiones. El presidente siempre tiene alguna urgencia que atender. El estado de alarma ha puesto a las islas en una situación especialmente complicada. Ahora mismo hay 181 contagiados y tres fallecidos. Cerrar las islas al exterior por aire y por mar, como le ha pedido Torres esta semana al presidente Pedro Sánchez (los dos son del PSOE) para frenar los contagios, llevará bajará actividad la economía de 2,1 millones de residentes. Pulsar ese botón abre escenarios impredecibles.
Esta entrevista tuvo lugar en la sede del Gobierno canario, en un salón majestuoso, de techos altos, construido con piedras de las siete islas. La conversación se inició hace unos días y fue actualizada por teléfono ayer. El vértigo de los acontecimientos deja viejo todo lo hablado media hora antes.
Pregunta. Usted cerró el 25 de febrero un hotel con mil personas dentro. Fue una medida extraordinaria que podía parecer excesiva.
Respuesta. Tomamos decisiones muy rápido. Cuando el turista italiano que se alojaba en un hotel dio positivo, sabíamos que teníamos que controlar sus movimientos, su entorno. Se dio la orden de cierre del hotel. En un principio hubo a quien le pudo parecer una decisión desmedida, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que actuamos bien. Era lo correcto: la propagación del virus no se descontroló. Fue duro, pero se contuvo. Lo mismo pasó con el turista alemán que dio positivo a finales de enero en La Gomera. Fue el primer caso en España, un contagio importado al que se aisló en el hospital. Todo funcionó. Si no hubiéramos actuado de esa forma, habríamos tenido hoy un escenario aún más preocupante.
P. Pero después la situación se desbordó. Tuvo que cerrar colegios, como el resto de España. Usted no manejaba ese escenario horas antes.
R. Cerrar los colegios también fue necesario. Había mucha inquietud por algunos profesores que dieron positivo. Sabíamos que los menores eran un vehículo potente de transmisión y que estos podían poner en peligro a sus abuelos.
P. ¿Cerrar las islas por decisión propia a qué escenario social nos lleva? ¿Cuánto tiempo podrá sobrevivir Canarias aislada del exterior?
R. Se ha establecido la prohibición de entrada de pasajeros por barco y una restricción potente de la llegada en vuelos. Pero las navieras podrán seguir operando para abastecer de productos. También se podrá seguir haciendo por aire. Los aviones seguirán transportando mercancías. Solo se restringe la entrada de pasajeros. La causa del desplazamiento de un pasajero se deberá justificar en una declaración jurada. En cuanto a los supermercados, nosotros ya nos hemos reunido con el sector de la distribución alimentaria y ellos nos han trasladado que no hay problema de desabastecimiento. En cuanto al escenario social, tengo que decir que la sociedad isleña ha respondido desde el principio con mucha entereza y respetando las medidas, pese a que están siendo duras. En Canarias sabemos qué es enfrentarse a crisis complicadas. Estos últimos ocho meses han sido muy duros en las islas, con grandes incendios, un apagón eléctrico, la quiebra de Thomas Cook, un temporal de calima inédito en los últimos 40 años que nos obligó a cerrar los aeropuertos... Pero sí, es verdad que no pensábamos que fuéramos a pasar por otra circunstancia aún peor.
P. ¿Cuál será el impacto económico?
R. Es pronto para saberlo. Solo el cierre de un hotel causa un daño económico relevante. Imagínese todos y ahora el parón turístico al que nos vemos obligados. Serán meses muy duros. A ello debe sumar el efecto económico global, el impacto en el empleo... Todo esto va a tener una repercusión económica y social elevada en las Islas, pero todavía es pronto para evaluar el impacto. Estamos en temporada alta y esta emergencia sanitaria nos llega en un momento difícil pues ataca de lleno a nuestra principal actividad económica: el turismo. Habrá más paro y cese temporal de servicios y producciones, pero la protección pública de las familias y de las empresas será extrema.
P. Se detectan brotes en las residencias de ancianos que son mortales para los internos. ¿Cuál es la situación en las residencias canarias?
R. Fue uno de los primeros espacios en los que el Gobierno de Canarias restringió las visitas y las actividades.
P. Estamos viendo con el Gobierno que no siempre es sencillo gobernar en coalición, quizá por falta de costumbre. En el suyo hay cuatro partidos. ¿De qué salud goza?
R. La política nos ha acostumbrado al bipartidismo. Es bueno que se haya instalado que pactar no es una debilidad. Es una habilidad. Canarias está gobernada por cuatro fuerzas políticas, el PSOE con el mayor número de diputados. Todos los días estamos remando para dar el mejor resultado posible. No se oculta que incluso cuando hay mayoría absoluta hay diferencias que tienes que solventar, cuando hay varias fuerzas también.
P. ¿Tiene ganas de dejar de vivir en permanente estado de alarma?
R. Indudablemente. La rutina será bienvenida. Son pruebas de fuego. Vivimos una crisis mundial, dependemos del exterior. Canarias la que más. Negociamos el marco financiero 2021-2027 dentro de Europa, con el Reino Unido fuera de Europa, uno de los principales mercados históricos que ha tenido Canarias y España. Además, dependemos de la política agraria común, somos región ultraperiférica y reuniones que eran claves y definitorias en el mes de marzo han tenido que ser suspendidas por la alerta sanitaria global. Eso no son buenas noticias.
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