República Dominicana, donde la vida fluye por el río infinito
En la República Dominicana, el país que atesora algunas de las mejores playas del Caribe, los habitantes sienten sin embargo una auténtica devoción por los ríos. Es en los arroyos, afluentes y riachuelos donde se celebran las grandes fechas que marcan una vida, donde se come, se baila y se bebe. El fotógrafo Juan Manuel Díaz Burgos ha captado la esencia de “esos lugares que invitan a olvidarse de todo” en su proyecto Fluye, que se expondrá en el Palacio Consistorial de Cartagena desde el 8 de julio. Las fotografías, realizadas de 2009 a 2019, son una celebración y un homenaje al agua, el elemento que todo lo arrastra o por el que todo fluye.
Cuando Díaz Burgos llegó al balneario de Los Patos, en Barahona, se encontró con la celebración de un cumpleaños infantil. A un lado, el río, y al fondo, el mar Caribe. Juan Manuel Díaz Burgos (EL PAÍS)Un niño surca las aguas del río Muñoz, en Puerto Plata. Juan Manuel Díaz BurgosFamilias en el balneario El Manantial del río Fula, en Bonao, durante un aguacero. Juan Manuel Díaz BurgosUn padre y su hija, en el río San Marcos, en Puerto Plata.Juan Manuel Díaz Burgos“Hacer este trabajo fue una alegría y un reto”, confiesa el fotógrafo. En la imagen, niños saltan al canal Semana Santa, en el río Nizao. Juan Manuel Díaz BurgosUn joven con cangrejos, en la desembocadura del río Aguas Negras, en Puerto Plata. Juan Manuel Díaz BurgosEn las orillas de sus ríos, los dominicanos bailan, beben y comen, como esta familia en Bayaguana, Monte Plata. Juan Manuel Díaz BurgosEl río todo lo arrastra o todo lo baña. “Siempre voy buscando la relación entre el hombre y la naturaleza”, asegura Díaz Burgos. En la foto, un joven en el salto de Bayaguana, Monte Plata.Juan Manuel Díaz BurgosLa Toma (San Cristóbal), un balneario natural de agua dulce de río. Juan Manuel Díaz BurgosUn niño chapotea en las piscinas del río Nizaíto, en Paraíso.Juan Manuel Díaz Burgos