Un impresionante viaje a los confines del desierto del Sáhara en Mauritania
El desierto del Sáhara ocupa casi la mayor parte del territorio de Mauritania, adentrarse en él es, por tanto, una necesidad si se quiere conocer verdaderamente el país
Si alguna vez has habitado un desierto te habrá llamado la atención el silencio, esa sensación de la nada y el vacío entre tal inmensidad de arena. Viajar a un desierto es algo mágico, hay que experimentarlo, por lo menos, una vez en la vida. No hay que irse muy lejos para conocer uno: el desierto del Sáhara es tan grande que nos permite explorarlo a través de varios países, uno de ellos es Mauritania.
En este país, el desierto ocupa gran parte de su territorio, y cada vez es más amplio debido a las sequías que lo azotan y al cambio climático. Por lo tanto, resulta lógico pensar que si se quiere conocer Mauritania hay que pasar en algún momento del viaje por el desierto del Sáhara.
Una manera de hacerlo es realizando una ruta en 4x4 con un guía especializado. En este sentido, EL PAÍS VIAJES organizará del 8 al 16 de febrero de 2025 un viaje a Mauritania para conocer de primera mano el desierto desde una perspectiva, eso sí, de aventura, ya que lo hará visitando dos de las ciudades históricas declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco: Chinguetti y Ouadane. En la primera se conocerán ‘las bibliotecas del desierto’ donde hay manuscritos coránicos del siglo XII, un tesoro bien guardado en edificios recientemente restaurados. Mientras que en la segunda, tras una travesía por el erg Ouarane, se visitará el ‘Ojo del Sahara’, una formación geológica extraña y misteriosa en la que algunos dicen que se encontraba la Atlántida.
Todo ello está perfectamente organizado en una expedición con vehículos 4x4 y combinando noches en vivac en el desierto, en tiendas dobles bien equipadas, con albergues y hoteles con encanto en las ciudades y oasis. Este viaje contará con el apoyo del guía experto Álvaro Planchuelo, arquitecto, escritor y fotógrafo de viajes, arqueólogo, restaurador de monumentos, técnico en energías renovables y cooperante.
El desierto de Mauritania: qué ver
Mauritania, que se encuentra a orillas del océano Atlántico, limita al norte con el Sáhara Occidental, al noroeste con Argelia, al sur con Senegal y Mali. El río de Senegal es el que sirve de frontera entre varios países, pero es el desierto el que ocupa la mayor parte del país dominando su forma de vida. Queda libre de él una estrecha banda litoral que abarca las principales ciudades de Mauritania: Nuakchot, Nuadibú, Tidjikja, Atar o Chinguetti, entre otras.
La mayoría de los viajeros suelen escoger alguna de estas ciudades para iniciar su viaje, siendo en la mayoría de los casos Nuakchot la puerta de entrada. Es razonable, ya que es la capital del país y la ciudad más poblada. A pesar de ser la capital económica de Mauritania, es relativamente importante desde hace poco, ya que empezó a poblarse a mediados de los años cincuenta cuando se estableció como la capital. Con más de un millón de habitantes, Nuakchot conserva aún la esencia de pueblo pesquero y cuenta con algunos puntos turísticos como el Museo Nacional de Mauritania, las playas y los mercados de pescado y de camellos, siendo uno de los más importantes Nuakchot Silver Market. También alberga uno de los aeropuertos internacionales del país.
Desde Nuakchot, ubicada en la costa de Mauritania, se inicia un camino hacia el interior del país, hacia el desierto. Uno de los primeros puntos de visita suele ser Erg Amatlich, una vasta barrera dunar de gran belleza que acoge muchos paisajes saharianos distintos: cañones, acantilados, dunas o palmerales como el de Gleitat. Justo aquí se localiza la gran duna de Azoueigua con más de 200 metros de altura, un lugar en el que muchos turistas contemplan el atardecer y la belleza del desierto en su plenitud.
El viaje suele continuar desde aquí por Tifoujar, Terjit y Mhaïreth hasta la ciudad de Chinguetti. El paso de montaña de Tifoujar es otro de los lugares de obligada visita en Mauritania. En la región de Adrar, a unos 400 kilómetros de la capital del país, se puede visitar este paso completamente arenoso que desemboca en el Oued el Abiod o Valle Blanco, que da origen al Erg Amatlich en sus laderas occidentales. La panorámica de las dunas que presenta es sencillamente espectacular. La arena del desierto y el clima cálido, que suele rondar los 30º, quedan atrás en el oasis de Terjit, un manantial entre palmerales en el que es posible darse un baño. Seguramente este sea uno de los lugares turísticos más importantes de Mauritania.
De Terjit se suele viajar a Chinguetti, que fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1996. Esta antigua ciudad, situada en el corazón del desierto mauritano, fue fundada en el año 6 de la hégira (siglo XII) como paso de peregrinos hacia La Meca. Se convirtió en la ‘Séptima Ciudad Santa’ del islam y en un centro de religiosos y estudiosos del Corán. Aún conserva varias bibliotecas antiguas repletas de valiosos manuscritos de épocas pasadas. Recientemente, arquitectos españoles, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), han realizado la restauración de estas bibliotecas.
El desierto no termina aquí, el viaje por el país continúa hacia otra de sus grandes dunas, en esta ocasión la de Ouarane. Este erg, que se extiende casi a lo largo de 800 kilómetros, llegando hasta Argelia, es posiblemente uno de los más bellos del mundo con su variedad cromática. Una experiencia única es dormir bajo el manto de estrellas que pueblan este lugar mágico. Desde aquí se puede ir a Tanouchert, otro de los oasis más bonitos de Mauritania. Este, en particular, es conocido por la recolección del dátil y por ser un punto de paso de culturas nómadas.
La ciudad de Ouadane, que no Ourane, es la siguiente en la lista de paradas en un viaje por el desierto de Mauritania. Declarada también patrimonio de la humanidad por la Unesco, fue construida en la meseta de Dhar como paso hacia La Meca y como centro de reunión de las caravanas que comerciaban entre el África Negra y el Magreb. Allí se introdujo por primera vez la palmera datilera.
Desde la ciudad de Ouadane parten la mayoría de viajeros a conocer uno de los lugares más misteriosos y enigmáticos de África, el llamado ‘Ojo del desierto’. Pero ¿de qué estamos hablando? El ‘Ojo del Sáhara’ es como se conoce popularmente a la estructura geológica de Richat. Con un diámetro de casi 50 kilómetros, ha llamado la atención desde la NASA porque abarca una extensión del desierto formando como un ojo de buey. En un inicio se pensó que se había ocasionado por el impacto de un meteorito, pero finalmente se descartó esta hipótesis. Algunos hasta lo identifican con la Atlántida. Sea cual sea su origen, este ojo tiene que aparecer en tu hoja de ruta por el país y su desierto.
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