Qué ver en Caravaca de la Cruz: de Murcia al cielo, corriendo cuesta arriba
Historia, monumentos, dulces, fiestas y mucha fe: este 2024, la ciudad levantina celebra su año jubilar, y como ciudad santa, se espera que un millón de peregrinos arriben a sus calles en busca del perdón
Ciudad Santa, como Roma o como Santiago, cada siete años acude a ella un millón de peregrinos para ganar la indulgencia plenaria, el perdón de todos los pecados. Este 2024 es año jubilar, el indicado para obtener ese momio y, de paso, conocer esta localidad rebosante de historia, monumentos, dulces, fiestas y cuestas, muchas cuestas, porque está en el montañoso noroeste de la Región de Murcia, sobre un cerro empinado.
1. Santuario de la Vera Cruz
Antiguo alcázar árabe, luego castillo templario y, desde 1617, templo que alberga el lignum crucis —un pedazo del madero en el que crucificaron a Jesús—, este santuario se recorta en la cima del cerro, con su barroquísima fachada de mármol y, justo delante, encima de la vieja muralla, una tremenda cruz de Caravaca, de doble brazo, símbolo ubicuo
2. Caballos del Vino, fiesta y museo
A mediados del siglo XIII, el castillo-santuario estaba cercado por los moros granadinos y dentro se morían de sed, pero varios templarios lograron salir, cargar vino a lomos de sus corceles y volver a burlar el asedio, subiendo con ellos a toda carrera. Tal es el origen legendario de los Caballos del Vino, la fiesta mayor de Caravaca, cuyo momento culminante es la subida al castillo, la mañana del 2 de mayo, cuando 60 cuadrúpedos de otras tantas peñas galopan cuesta arriba, con cuatro mozos asidos a los flancos, a una velocidad difícil de creer. En 2016, la peña caballista Artesano recorrió esta cuesta de 80 metros y con una pendiente del 14%, abriéndose paso entre miles de curiosos, ¡en 7,713 segundos! No es de extrañar que aquí haya un museo dedicado a esta fiesta.
3. Plaza del Arco (y de las cruces)
El casco histórico está lleno de joyerías y tiendas de souvenirs que venden cruces de Caravaca, de plata, de ley o de la que cagó la gata. Solo en la plaza del Arco, la mayor de la ciudad, hay ocho. Allí están también la Casa Consistorial (del siglo XVIII, sobre el arco que da nombre a la plaza) y, en el otro extremo, un punto de información turística y la iglesia de El Salvador, joya del Renacimiento caravaqueño y murciano. Antes de la pandemia se podía subir al campanario para hacer la mejor foto de la ciudad. Abrirlo al público de nuevo, cuanto antes, es lo lógico y deseable. Como lo es visitar la vieja Caravaca con Juan Miguel Férez, licenciado en Historia del Arte, apasionado del Barroco y cicerone de Guiasmur.
4. Placeres en el Camino
Saliendo de la plaza del Arco, por la calle Mayor, a 50 metros, se descubren las delicias de El Horno, excelente confitería donde los muchos peregrinos que llegan a pie o en bici a Caravaca (hay ocho Caminos) recargan las pilas antes de encarar la última cuesta. Son típicas las yemas, los alfajores y las toñas. Novedad de este año jubilar son las delicias del Camino: bizcochos de almendra con corazón de yema y corona de merengue, bañados en licor. En el vecino restaurante El Horno, de la misma propiedad, cocinan de lujo con su Josper, el Rolls-Royce de los hornos de carbón: carnes, arroces, verduras, mariscos, todo, incluso la pasta, con sabor a brasa. Muy cerca, dos barras idóneas para tapear: Bar 33 y Taberna La Maestranza. Y un buen lugar para descansar del Camino, céntrico y con camas XXL: Neo Hotel.
5. Taller Lacedemón: moros y cristianos de diseño
Caravaca es populosa: unos 25.700 habitantes. Y multitudinaria, como su fi esta de Moros y Cristianos (2, 3 y 4 de mayo), en la que 1.000 de los unos se enfrentan a 1.000 de los otros ataviados a la perfección. Los tocados, diademas, coronas, yelmos y demás parafernalia los hacen a pura mano desde hace 30 años en Taller Lacedemón, parada obligada para ver, trabajar a las artesanas, probarse, hacerse divertidos selfis y comprar.
6. El milagro en las Fuentes del Marqués
Caravaca está rodeada de montañas. Pero esto es Murcia: llueve poco o nunca. ¿De dónde salen, pues, los 360 litros de agua que brotan por segundo en las Fuentes del Marqués? Están a dos kilómetros al oeste del casco urbano, formando de golpe un río que riega praderas y plátanos de sombra monumentales. Otro prodigio más de Caravaca. Como para no creer en los milagros.
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