Qué hacer 24 horas en Peñafiel: de la plaza del Coso al castillo y un plan bodeguero
Pistas culturales y gastronómicas para aprovechar al máximo este bello enclave de la Ribera del Duero

En el horizonte abierto de los campos castellanos, cubiertos de trigales y de cepas enraizadas, donde pudiera parecer que no hay secretos, pues todo está a la vista, se esconden grandes gestas y testimonios históricos. Dentro de lo que se ha venido a llamar la milla de oro de la Ribera del Duero, cuando 20 bodegas pioneras se multiplicaron hasta las 300 de hoy, se encuentra el pueblo de Peñafiel, donde se puede pasar un día memorable.
Su significativo nombre alude a la fidelidad de una peña que antes se llamaba Peña Falcón, por los muchos halcones que la sobrevolaban, cuando el conde Sancho García, en el siglo XI, reconquistó la villa de los musulmanes, levantando el castillo y la muralla, y pronunció la famosa frase “desde hoy en adelante está será la peña más fiel de Castilla” que le dio su nuevo apelativo.
Desde entonces, tanto pueblo como fortaleza fueron fundamentales en la línea defensiva del Duero. Subiendo al castillo se puede comprobar cómo su panorámica alcanza los valles de los ríos Botijas, Duero y Duratón que estaban bajo su protección.
10.00 La plaza del Coso, lugar de festejos desde la Edad Media
La plaza del Coso (1) es uno de los mayores atractivos de la villa, declarada Bien de Interés Cultural en 1999. Desde aquí se puede contemplar en toda su magnificencia el castillo en lo alto de la colina. Su suelo es de arena y los 48 edificios que la rodean están construidos en adobe, piedra y madera, con balcones coquetamente decorados con flores y frutos. Al cruzar el arco que la delimita es inevitable pararse en seco, pues no se espera el escenario tan espectacular de la plaza que, por cierto, se vuelve taurina cuando lo requiere la ocasión, como en las fiestas Nuestra Señora y San Roque. Del 14 al 18 de agosto, se instala un ruedo en el interior de la plaza con un toro dentro y otro fuera; peculiaridad que ha otorgado fama a las fiestas de Peñafiel. Otro momento en que la plaza es protagonista de Peñafiel es en la Bajada del Ángel, el Domingo de Resurrección. Eventos que se pueden ver en la Plaza del Coso 31-32, donde proyectan un vídeo en el que se detallan los aconteceres de la plaza durante el año.

Los pisos superiores del edificio están dedicados al Aula Arqueológica de Pintia, un espacio museológico que sirve para dar a conocer la cultura vaccea en la zona central de la cuenca del Duero durante los siglos IV-I antes de Cristo y así, con copias y reproducciones, complementar la información sobre la Zona Arqueológica de Pintia, que se sitúa en Padilla de Duero, a cuatro kilómetros de Peñafiel.
11.00 Experiencias de enoturismo en Cepa 21
El enoturismo se ha vuelto una forma magnífica de adentrarse en el universo de las cepas. La bodega Cepa 21 (2), a unos 10 minutos en coche del pueblo, supone un referente de calidad y sabiduría del vino que ofrece diversas y divertidas maneras de entenderlo. Desde la N-122 de Castrillo del Duero se observa el gigantesco rótulo de las bodegas encabezando un edificio moderno, minimalista. Lo rodean viñas estratégicamente situadas, pues como explica su fundador, José Moro, la bodega es el resultado de un sueño llevado a una realidad que buscaba terruños especiales, en los que la uva diera un vino más ligero que si bien aportara la totalidad de su esencia, resultara suave al paladar.
Para asimilar la trayectoria del proyecto hay que remontarse a los tiempos en los que José Moro, siendo un chavalín de apenas ocho años, se iba en invierno con su padre, Emilio Moro, fundador de la bodega homónima en Pesquera de Duero, para ayudarle con la poda, en vez de estar jugando al fútbol. Algo que agradece enormemente pues fue parte de su educación y amor por el vino. Pasión que contagia a sus visitantes descubriéndoles, emocionado, cómo una botella contiene la historia de la tierra que lo ha hecho posible. Por ejemplo, el excelso Malabrigo, cuya etiqueta habla de los fríos inviernos, las cepas secas y de un José Moro que las contempla hechizado.
Cepa 21 organiza tres opciones diferentes de enoturismo. Los domingos se puede disfrutar del “Brunch y vino”, paseando entre los viñedos y degustando platos elegidos del restaurante maridados con las propuestas de la bodega. La alternativa denominada “Raíces” abre la bodega puertas adentro: se pasea por las barricas de roble francés, e incluso se pueden adivinar con un poco de imaginación las futuras incorporaciones. Sin embargo, el tour más completo, “Maridaje y Tinto Fino”, descubre los secretos de la tierra, de los barriles y de la uva, finalizando con una cata de la gama completa de Cepa 21, maridada con productos gourmet de su cocina. Con un poco de suerte, tras la ilustradora charla de José Moro sobre su mundo, el bodeguero cogerá la guitarra y despedirá la visita tañendo alguna sentida balada.
13.00 Casa Museo de la Ribera, donde aprender a vivir como un ribereño
Después del brunch o aperitivo, es recomendable volver a Peñafiel y, tras mirar la hora en la Torre del Reloj (3), el único testimonio que queda de la iglesia de San Esteban —fundada en 1086 para conmemorar la victoria castellana sobre el almorávide Alí—, dar un paseo observando el vivir del pueblo. El cómo la gente sale de casa sin cerrar la puerta, cubierta apenas por la cortina de tiras antimoscas, y dejan las ventanas abiertas para que entre el aire, con los rulos de esparto recogidos en la cuerda. Para completar el conocimiento sobre el modus vivendi del lugar, en la plaza del Concejillo 6 (4) se encuentra la casa típica castellana que representa la forma de vida de las gentes ribereñas de principios del siglo XX. Sus habitantes son Mariano y Tomasa, actores que por unas horas se convierten en un matrimonio de hace más de un siglo que cuentan su cotidianidad, discuten, ríen y enseñan a sus huéspedes los rincones de su hogar. Mariano se ocupa de la cantina, el patio, el lagar, la bodega y las cuadras, mientras que Tomasa es la encargada de abrir salones, cocina, horno y las diferentes alcobas que llenan las tres plantas de la casona del siglo XVI que ocupa el Museo Casa de la Ribera.
14.00 Descubrir el arte sacro
La iglesia de Santa María de la Mediavilla, así apelada por situarse en el centro de Peñafiel, presume de una sucesión de estilos que van del románico al barroco; con el entramado gótico de sus naves, pórtico y coro renacentistas y retablos y ábside indudablemente barrocos. Su Museo Comarcal de Arte Sacro (5) guarda una de las colecciones más importantes de arte sacro de la comarca.
Otra iglesia de ineludible visita es la parroquia de San Miguel de Reoyo, construida a finales del XV y muy querida en Peñafiel, quizás por su arquitectura sobria, elegante, de finales del Renacimiento, y sus importantes retablos barrocos del interior.
15.00 Comiendo en uno de los rincones más bucólicos
El hecho de que Peñafiel tuviera estación de ferrocarril desde finales del siglo XIX, cuyo tren formaba parte de la línea Valladolid-Ariza, fomentó la proliferación de harineras por la facilidad para transportar sus productos. Dentro de un molino harinero de hace 300 años se encuentra el restaurante del Fuente Aceña Hotel Boutique (6), en Quintanilla de Onésimo. Situado a orillas del Duero, rodeado de juncos y abedules, le embellece un gran azud que encauza el agua y convierte la postal en un onírico espectáculo fluvial.
El hotel fue restaurado por el arquitecto Roberto Valle, respetando materiales y espacios de la fábrica, a los que se han incorporado luces cálidas y muebles elegidos para crear un ambiente elegante y acogedor. El restaurante ocupa el edificio principal del antiguo molino, y la comida aquí es un auténtico ritual gastronómico creado por el jefe de cocina Pedro de Rodrigo,con productos frescos y cocinados de forma tradicional, buscando con elegancia la esencia de los sabores.
Fuente Aceña alberga 22 habitaciones vestidas con materiales locales y texturas naturales en las que dormir escuchando el susurro del agua y despertar mirando el río desde su terraza en un entorno que inspira calma.
18.00 ¡Ah, del castillo!
La última visita está dedicada al castillo de Peñafiel (7), la joya de la corona de la villa. El cerro sobre el que se alza dibuja la estructura de buque que le caracteriza, y desde cualquiera de sus torreones cilíndricos adosados, o torrecillas, se contempla una espléndida panorámica de la Ribera del Duero. Se alcanzan a vista de pájaro muchas de sus bodegas, e incluso llega a verse la plaza del Coso, en el centro de Peñafiel.

Aunque su construcción inicial data del siglo X, tiempos de la reconquista por el conde castellano Sancho García, años después pasó por diferentes restauraciones durante los siglos XIV, a manos del infante Don Juan Manuel, y XV, por Juan II de Castilla.
En 1917 fue declarado Monumento Nacional y en la actualidad se ha convertido en un colosal referente de la Ribera del Duero, especialmente desde que se incorporó en la zona sur del castillo el Museo Provincial del Vino. Obra también realizada por el arquitecto Roberto Valle. El museo está divinamente pensado para que cualquier persona enterada o no de los entresijos del vino pueda aprender con facilidad. Recoge exposiciones enológicas, etnográficas e históricas sobre su historia, especialmente de las DOP Ribera del Duero, Tierra de León, Toro y Rueda. Las figuras de los trabajadores de las cepas están representadas con rigor, al igual que los utensilios que rodean el mundo vitícola, mapas, tipos de tierra, e incluso una estantería con frascos de olores donde reconocer aquellos que aromatizan la cata. Se aconseja reservar una visita guiada que dura unas dos horas, dada su magnitud y la rica historia que entraña.
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