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Imprescindibles de Cambados: Albariño, kilómetro cero del mejillón, pazos y poetas

La villa marinera, emplazada en el Val do Salnés, es un destino ideal para los amantes del vino y la gastronomía gallega. Pero más allá del buen comer y beber, también hay que detenerse en el patrimonio histórico que guarda

Vistas de la torre de San Sadurniño, situada en el barrio marinero de San Tomé do Mar, en Cambados.
Vistas de la torre de San Sadurniño, situada en el barrio marinero de San Tomé do Mar, en Cambados.Perry van Munster (Alamy / CORDON PRESS)

En plena ría de Arosa, Galicia exhibe una de sus joyas más deslumbrantes: Cambados. Capital del Albariño y kilómetro cero del mejillón, el superalimento del mar, su cuidadísimo y preservado conjunto histórico, sus pazos señoriales y su excelente gastronomía convierten este municipio pontevedrés emplazado en el Val do Salnés en uno de los destinos más sugerentes de las Rías Baixas.

“Se pasa la jarra de roiba de mano en mano de Albariño, y mientras cae la lluvia y el viento sacude toda la casa (…)”. Así le cantaba al vino Albariño Ramón Cabanillas, conocido como el Poeta de Raza y uno de los autores más ilustres de las letras gallegas. Originario de Cambados, utilizó sus poemas al servicio del galleguismo. No es de extrañar que la cautivadora belleza de esta tierra bañada por la ría de Arosa, con sus 230 kilómetros cuadrados la más extensa de Galicia y de España, inspirara también los versos de otros ilustres escritores como Ramón María del Valle-Inclán, oriundo de Vilanova de Arousa, o Emilia Pardo Bazán. Cambados fue declarado en 2001 Bien de Interés Cultural y presume con orgullo de ser una de las regiones vitivinícolas más importantes de España.

La historia de esta región no se entiende sin su estrecha vinculación con los vinos elaborados con la uva blanca Albariño y su ancestral tradición enológica ligada a la Denominación de Origen Rías Baixas. Los amantes de los vinos frescos, aromáticos y afrutados necesitarán dilatar las horas para adentrarse en las 21 bodegas que forman parte de la ruta del vino de Cambados, seis de ellas en el interior del casco urbano. Un paisaje de ensueño jaspeado por viñedos y bodegas centenarias.

Una persona recoge uvas de una viña durante la época de vendimia, el 8 de septiembre de 2023, en Cambados, Pontevedra.
Una persona recoge uvas de una viña durante la época de vendimia, el 8 de septiembre de 2023, en Cambados, Pontevedra.Elena Fernandez/Europa Press via Getty Images)

Una de las más antiguas y populares a nivel internacional es la Bodega Gerardo Méndez, fundada en 1973 en la localidad pontevedresa de Meaño. Su producto estrella, Do Ferreiro Cepas Vellas, fue el primer vino blanco de la bodega y uno de los pioneros de la D.O. Rías Baixas, y partió de una viña inimitable que tiene hoy más de 200 años de antigüedad. En palabras del propio Gerardo: “Con cepas vellas hemos conseguido rescatar la esencia pura del Albariño antiguo”. En la actualidad cuentan con siete referencias. La bodega, a la que se ha incorporado su hijo Manuel, fue una de las primeras en inscribirse en el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas. En 2019, la revista Wine & Spirits la catalogó como una de las mejores del mundo y el especial gastro de The New York Times de diciembre de 2023 incluyó a Do Ferreiro en la lista de los mejores vinos del mundo.

Cambados sabe a mar

El espíritu enológico y el gusto por la gastronomía gallega se respira en cada uno de los rincones de esta localidad de larga tradición culinaria. En su calle principal, la calle Real, rebosan las taperías y restaurantes donde se sirven el típico pulpo a feira, vieiras braseadas, zamburiñas, bacalao, pimientos de Padrón, navajas, ostras y exquisitos productos de la huerta, entre muchos otros manjares. La ría de Arosa se convierte en un supermercado natural que surte a diario a los cambadeses de pescados y mariscos frescos, muy en especial de vieiras, ya que se trata del único puerto de Galicia donde se permite la extracción de este preciado molusco. Todo ello, regado con excelentes Albariños de la tierra, convierte a este territorio de Pontevedra en un templo gastronómico de primer orden. Los devotos del dios Baco tienen una cita anual en la alegórica Fiesta del Albariño, uno de los festejos enogastronómicos más antiguos de España (desde 1953) que tiene lugar el primer fin de semana de agosto en esta preciosa localidad pontevedresa.

Otro de los productos estrella de Cambados es el mejillón. Ese enclave está considerado el kilómetro cero de este superalimento del mar. De nuevo, la ría de Arosa constituye el proveedor de este molusco de excelentes propiedades nutricionales y con el que se preparan gran variedad de platos irresistibles. En pocas kilocalorías, aporta numerosas proteínas de calidad, todos los aminoácidos esenciales, omega-3, vitamina B12 y es fuente de minerales como el zinc, el hierro o el selenio.

El mejillón es uno de los productos estrella de Cambados.
El mejillón es uno de los productos estrella de Cambados.Óscar Villanueva Fernández (AG

Los entusiastas de los antiguos oficios del mar y de la alimentación sana y equilibrada tienen la opción, previa reserva, de realizar una visita a la fábrica de pescadería moderna que Aguinamar posee desde 2017 en la orilla de la ría de Arosa. Allí se elaboran de forma sostenible productos frescos obtenidos directamente de la ría como el mejillón. Los procesos de producción apuestan por métodos innovadores cuyo impacto en la calidad final del producto sea mínimo, así como el ahorro energético y la optimización de recursos. Cuentan con sus propios bateadores locales y aplican la acuicultura extensiva ¿Sabía que las bateas crean un microhábitat donde se refugian multitud de especies marinas o que el mejillón actúa como un captador de C02 reduciendo así la huella de carbono?

Surcando las aguas de la ría de Arosa en una embarcación típica de pesca pude contemplar las bateas de mejillones y descubrir los entresijos de un oficio típicamente arraigado a la vida de esta tierra de celtas y valientes marineros: los bateadores o bateeiros. Esta es, sin duda, una de las actividades más insólitas y típicamente gallegas que ofrece Cambados. El cultivo en Galicia del mejillón se remonta al año 1946 —en total, en las rías gallegas se producen anualmente unas 250.000 toneladas—. Las bateas son estructuras flotantes planas de llamativos colores a base de pintura ecológica, en su mayoría construidas con madera de eucalipto en su parte superior (las estructuras más modernas son de hormigón). En la zona sumergida, se hallan las cuerdas donde se adhieren los mejillones, con un máximo de 12 metros de longitud. Las larvas de mejillón se fijan en la cuerda y de ahí surge la semilla para el cultivo del próximo año. Aproximadamente por cada metro de cuerda se obtienen unos 20 kilos de mejillón adulto. El cultivo en bateas es algo tan peculiar de las rías gallegas que se ha convertido en patrimonio de Galicia.

Surcando las aguas de la Ría de Arousa en una embarcación típica de pesca pude contemplar las bateas de mejillones.
Surcando las aguas de la Ría de Arousa en una embarcación típica de pesca pude contemplar las bateas de mejillones.Óscar Villanueva Fernández (AG

Pazos señoriales y patrimonio histórico

“Si tiene palomar, capilla y ciprés, pazo es”. Así reza un conocido refrán gallego que hace referencia a estos típicos palacios gallegos construidos en su mayoría entre los siglos XVII y XIX. Admirar las dimensiones descomunales de estas joyas arquitectónicas, perderse en sus jardines o contemplar los escudos señoriales es una oportunidad irrechazable para empaparse de la maxia de la historia galega. Cambados presume de ser uno de los rincones con mayor número de pazos señoriales. Entre algunos de los que se pueden visitar destacan el de la Bodega Martín Códax, Montesacro —también conocido como Pazo de Santo Tomé—, Fefiñáns o Bazán, actual parador de Cambados.

El atractivo patrimonio histórico-artístico monumental de esta villa marinera es otro de sus grandes reclamos. Además de disfrutar de su deliciosa gastronomía, realizar enoturismo, visitar las bateas o, si el tiempo lo permite, sumergirse en las gélidas aguas de sus paradisíacas playas, perderse por las calles de su casco histórico es inexcusable. Un paseo que discurre por calles empedradas, hermosas plazas y cruceiros donde reposan las ruinas de Santa Mariña de Dozo, la iglesia de San Benito, la Casa Consistorial, las plazas de Ramón Cabanillas y de Alfredo Brañas, el pazo de Fajardo, la Casa das Cunchas (la casa de las Conchas), la Casa Fariña o el Museo Etnográfico y del Vino.

Turistas visitan las ruinas de Santa Mariña de Dozo.
Turistas visitan las ruinas de Santa Mariña de Dozo.Raul García Herrera (Alamy / CORDON PRESS)

No se puede abandonar Cambados sin recorrer su extenso paseo marítimo de unos dos kilómetros de longitud que se extiende entre el Molino de Mareas de A Seca y el barrio marinero de San Tomé. Cualquier hora es ideal para zambullirse en este universo marinero y contemplar una impagable postal de la ría de Arosa, la isla de la Toja, la Torre de San Sadurniño, las bateas, A Illa de Arousa e incluso la península de O Grove.

Esta es una tierra apasionante donde las meigas y los trasnos conjuran a su antojo para que la magia sea un ingrediente fundamental que alimenta el alma del viajero. Cambados y el Val do Salnés son solemnes embajadores de esta antiquísima tierra de raíces celtas con sabor a mar y a Albariño, donde moraron insignes autores de las letras españolas y gallegas. Una oda a la calidad de vida aderezada con ingredientes tan apetecibles como la melancólica morriña y el hechizo de ancestrales conjuros.

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