Mallorca, mucho más que ensaimada
'Longuets', 'pa amb oli', coca de 'trampó'... De la ciudad de Palma al pueblo de Valldemossa, sitios para probar la variada cocina mallorquina
Los llonguets, el arròs brut, los caracoles y el pa amb oli son solo algunas de las especialidades gastronómicas de Mallorca. Una cocina típicamente mediterránea, basada en alimentos frescos procedentes del mar, la huerta y la granja, con platos sencillos e ingredientes de primera calidad. Desde Palma hasta la sierra de Tramuntana, cualquiera de estos locales de la isla balear es un acierto si se quiere degustar la gastronomía lugareña.
Bar Cabrera
No hay viaje a Mallorca que se precie sin probar el pa amb oli (en castellano, pan con aceite), y nada mejor que hacerlo en este bar que lleva más de 20 años sirviéndolo en el barrio de Santa Catalina de Palma. Aunque su carta es extensa, la mayoría de sus clientes vienen hasta aquí para comer este pan de payés restregado con tomate de ramallet típico de la isla y un chorrito de aceite. A la rebanada se le pueden añadir embutidos, ahumados, tortilla, pulpo, solomillo o lomo a la plancha. Presentados en una fuente de barro ya cortados y acompañados de olives trencades (aceitunas típicas mallorquinas), guindillas e hinojo marino, son el plato perfecto para compartir. Su éxito les llevó a abrir el Bar Cabrera Bis, un segundo local en la calle de Bartolomé Rosselló.
Calle de Can Baró, 9 (Palma). 971 73 84 82. Precio medio por persona: 10-15 euros.
Bodega La Rambla
Si hay algo por lo que es conocida la cocina española son sus tapas, y Mallorca ha sabido darle una vuelta de tuerca más con su variat. Como su nombre indica, consiste en un variado de raciones, pero todas en un mismo plato. Esta bodega del centro de Palma, decorada con cuadros, fotografías antiguas y objetos que cuelgan del techo, lleva desde los años cuarenta del siglo pasado dedicándose al tapeo. Ensaladilla, croquetas, pica-pica (un guiso picante de sepia), calamares o berenjenas rebozadas se pueden mezclar en un variat al gusto del cliente.
Via Roma, 6 (Palma). 971 72 11 90. Precio medio por persona: 10-15 euros.
Es Vaixell
En el paseo de Es Portixol se encuentra esta pequeña cafetería con vistas al puerto de Palma. Es considerada por los locales como uno de los mejores sitios para probar el llonguet, un panecillo blanco artesano típico de la zona. Se pueden rellenar de casi cualquier cosa: sobrasada, jamón serrano con mozzarella, queso de Mahón y lomo con pimientos asados son algunas de las deliciosas opciones a elegir. En este café bar abierto en el año 2000, estos típicos bocadillos se pueden acompañar con alguna de las ensaladas de su carta y finalizar con uno de sus aromáticos cafés 100% arábica.
Calle del Vicari Joaquim Fuster, 13 (Palma). 971 24 88 90. Precio medio por persona: 10-15 euros.
Celler Sa Premsa
Una enorme chimenea, utensilios de la huerta, toneles y botas de vino decoran este celler (casa de comidas) que ofrece recetas caseras de primera calidad en el centro de la capital mallorquina. Sin grandes elaboraciones, ofrecen un amplio menú del día y carta en la que se puede elegir entre distintos platos tradicionales. Mención especial merecen las sopas mallorquinas con pan moreno y verduras de temporada; el tumbet, elaborado con patatas, berenjenas y pimientos rojos bañados en salsa de tomate, o la sobrasada con patatas, un plato sencillo que nunca decepciona.
Plaza del Obispo Berenguer de Palou, 8 (Palma). 971 72 35 29. Precio por persona: 15-25 euros.
Mesón C’an Pedro
Sus dueños, Pedro Esteban y Ana Romera, fundaron este restaurante especializado en carnes a la brasa, pescados y cocina mallorquina en 1976. Génova, un pequeño pueblo a las afueras de Palma (a apenas seis kilómetros), fue el lugar elegido. En su extensa carta se encuentran muchos de los platos de la cocina local, pero si hay uno que destaca sobre el resto es el arròs brut (en castellano, arroz sucio). Se elabora con verduras de temporada y carne de conejo, pollo o pichón. A este arroz caldoso se le añaden especias como pimentón, clavo o canela, además de un picadillo de hígado, ingredientes que son los encargados de darle ese color parduzco tan característico (de ahí su nombre).
Calle del Rector Vives, 14 (Génova). 971 70 21 62. Precio medio por persona: 25-35 euros.
Ca’n Ribes
En la parte alta del puerto de la turística localidad de Sóller, sobre la bahía, C’an Ribes se especializa en productos del mar y arroces. Los hermanos Ribes ofrecen a sus comensales pescado fresco capturado a diario en las costas mallorquinas. Para abrir boca se recomienda probar la gamba roja de Sóller, extraída en los caladeros de la isla y emblema gastronómico de la zona. También los tacos de bacalao con mayonesa de rábano son una delicia. Para seguir, alguno de sus arroces de marisco o uno de los pescados del día (como dentón, cabracho, lubina o dorada) son una opción que no defrauda.
Calle de Santa Caterina de Alexandria, 22. (Sóller). 971 63 84 93. Precio medio por persona: 30-40 euros.
Mesón Los Patos
Muy cerca de la playa de Muro, en el municipio de Alcúdia, la familia Font-Barceló lleva más de 40 años regentando este celler con vistas al parque natural de s’Albufera de Mallorca. Ubicado en lo que era la finca de Ses Eres, un antiguo almacén secadero de arroz, la amabilidad y trato impecable del personal y sus dueños, siempre dispuestos a hacer alguna recomendación culinaria, es una de las señas de identidad del restaurante. Las anguilas de s’Albufera, los caracoles preparados con hierbas aromáticas o el frito mallorquín (una fritura de patatas, cebolla, tomate y pimienta roja) con cordero son algunas de las exquisiteces de Los Patos.
Camí de Can Blau, 42 (Bahía de Alcúdia). 971 89 02 65. Precio medio por persona: 30-40 euros.
Pastelería Ca’n Molinas
Al norte de la isla, en una de las villas con más encanto de la sierra de la Tramuntana (y habitual en las listas de los pueblos más bonitos de España), se encuentra esta panadería fundada en 1920. Está situada estratégicamente frente a la cartuja de Valldemossa y ofrece al visitante todo tipo de dulces mallorquines. Las ensaimadas, el gató (bizcocho de almendras mallorquín), las empanadas o la coca de trampó (masa de pan plana con hortalizas) son algunas de sus especialidades. Pero si hay algo que se ha convertido en la seña de identidad de esta pastelería y del pueblo de Valldemossa es la coca de patata. Este bollo dulce elaborado con patata y manteca de cerdo, esponjoso y ligero, es perfecto para acompañar con una horchata de almendras, todo ello mientras se disfruta de las vistas que hace casi dos siglos enamoraron a Chopin.
Calle de Blanquerna, 15 (Valldemossa). 971 61 22 47. Precio medio por persona: 5-10 euros.
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