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La Fiesta de los Patios de Córdoba, un siglo entre flores

Esta edición, que se celebra entre el 3 y el 16 de mayo, es especial porque se retoma el concurso que se suspendió en 2020 y coincide con su 100º aniversario

El patio del número 44 de la calle de San Basilio (Córdoba), el pasado 26 de abril.
Eva Saiz
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En las calles del barrio del Alcázar Viejo, en Córdoba, se percibe una calma tensa que estalla en el interior de sus casas. En los patios, la explosión de color de los geranios y gitanillas que penden de las macetas ancladas en sus paredes se mezcla con el trajín de sus dueños, que limpian hojas, mueven tiestos o encalan muros en la recta final para el Festival de los Patios de Córdoba, que, tras romper con la incertidumbre de la pandemia, se celebrará desde este lunes, 3 de mayo, al 16 de mayo. Participan medio centenar de todo el casco antiguo cordobés, pero los de este arrabal pegado a la muralla almohade coleccionan una buena cantidad de sus premios.

Esta edición es especial, no solo porque el concurso se retoma tras la obligada suspensión del año pasado por la covid, sino porque coincide con su centenario. La Fiesta de los Patios, declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2012, se ha convertido en un imán turístico, especialmente para los viajeros extranjeros. Este año no se alcanzará el millón de visitantes que se logró en 2019, pero el levantamiento del confinamiento perimetral entre las provincias de Andalucía, unido al decaimiento del estado de alarma el 9 de mayo, auguran una presencia de turistas nacionales que tendrán que guardar las distancias de seguridad, cumplir con un aforo restringido y cuya movilidad será controlada por drones y sensores wifi y bluetooth.

Detalle de una pared de uno de los patios de Córdoba.
Detalle de una pared de uno de los patios de Córdoba.getty images

La ilusión de los participantes en el concurso sigue intacta, sin embargo. Los propietarios de los 50 patios que concursan están todo el año velando por sus plantas, aunque cuando se acerca la primavera aumentan su celo. “Ahora mismo vivimos las 24 horas aquí”, reconoce Nacho Álvarez. Hasta hace poco compartía con cuatro familias su patio cuadrado en el número 14 de la calle de San Basilio, merecedor de varios galardones, entre ellos el cuarto premio en la modalidad de arquitectura antigua de la última edición de 2019. Su arquería del siglo XVII apoyada en la muralla, las cocinas y la letrina comunal compiten en notoriedad y belleza con los geranios y gitanillas multicolores, la flor roja de la costilla de Adán o una oreja del infante, su planta más antigua, que abarrotan el suelo y las paredes. Ahora son él y su mujer, Carmen, quienes se ocupan del florido lugar, con la ayuda de su tía Chelo.

“Los patios siempre han sido el lugar de encuentro de los vecinos y cada uno decoraba su rincón con sus flores y sus macetas. En primavera los abrían para que los de otras corralas o barrios vinieran a ver sus maravillas”, explica Miguel Ángel Roldán, presidente de la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses. “Ese gusto por compartir, por celebrar, esa generosidad de invitar al otro a tu casa es la esencia de la Fiesta de los Patios y es lo que reconoció la Unesco”, abunda Juan José Primo Jurado, presidente del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, que recuerda que el centenario concurso parte de una iniciativa popular que fue acogida por el Ayuntamiento.

El jardinero del Palacio de Viana trabaja en el Patio de los Gatos, del siglo XIV, el más antiguo de Córdoba.
El jardinero del Palacio de Viana trabaja en el Patio de los Gatos, del siglo XIV, el más antiguo de Córdoba.Chencho Martínez

Mimo y constancia

Cuidar de los patios es mucho más que un entretenimiento, es una forma de vida. El mimo por los detalles, la constancia fatigosa de abonar y fumigar, los desvelos por el exceso de calor o de lluvia se transmiten de padres a hijos. Nacho heredó la pasión de su madre, Isabel López, que tiene el suyo a pocos metros (Duartas, 2). Isabel “juega al parchís”, como ella dice, con sus macetas, arrimando unas al sol y protegiendo otras de la amenaza de tormenta. Su composición floral, en la que los geranios se mezclan con la uña de gato y plantas aromáticas, le mereció el cuarto premio en arquitectura moderna en 2019, aunque, como es habitual en el barrio del Alcázar Viejo, casi todos los patios han sido galardonados en varios certámenes.

El concurso tiene dos categorías: arquitectura antigua, donde compiten patios populares que no han sido restaurados, y moderna, que premia los de nueva construcción o que han sido rehabilitados. “El jurado valora la variedad de las flores, su estado, su conservación, la arquitectura de la casa, la limpieza…”, explica Roldán, que ha sido juez durante 10 años. En cada modalidad se entregan ocho premios y uno de honor. Si nos guiamos por los galardones, además de las calles del Alcázar Viejo, en la ruta hay que marcar las calles de los Marroquíes, Tinte, Parras o Chaparro.

Palacio de Viana, el museo más floral

Si en mayo toda Córdoba se convierte en un museo de patios populares, a lo largo del año el palacio de Viana es el museo de los patios cordobeses. En el interior de esta casa noble en pleno casco urbano se esconden 12 patios, la mayoría señoriales, un ejemplo distinto de arquitectura y diseño de estos espacios. El palacio, sin embargo, alberga el patio popular cordobés más antiguo, que data del siglo XIV: el Patio de los Gatos, que daba a una corrala de vecinos y fue incorporado a la vivienda en el XVI. Muchas de las flores que ahora adornan los patios cordobeses han salido de estos muros. "Aquí llegaban muchas especies de ultramar o endémicas de otros países, como la centaurea, y que luego los jardineros daban a conocer al resto de la ciudad", explica Leopoldo Izquierdo, director de este palacio que es colaborador activo de la Fiesta de los Patios.

Aunque los patios se conservan los 365 días del año, siempre se innova cuando llega el concurso. Teo, el jardinero de San Basilio, 44, donde la Asociación de Amigos de los Patios tiene su sede, ha abandonado su “estilo rococó” con el que recargaba de mezclas florales de las galerías por una sobriedad que permita lucir sus paredes. “Quería hacer algo más sencillo para el centenario”, explica. Un poco más arriba, en el número 8, un pequeño patio de inspiración romana mantiene el limonero de espaldera abrazado a su muro, pero ha sustituido un espacio donde hincaba sus hojas una enredadera por vestigios arqueológicos y una fuente de teselas. “Nuestras plantas son autóctonas, no vienen de invernadero, y eso se valora”, explica una de sus responsables. En 2019 obtuvieron el séptimo premio en arquitectura moderna.

Araceli López no concibe un patio sin flores y ha transmitido su pasión a sus hijas, Merichel y Araceli Valle, que organizan rutas guiadas por varios de los patios del Alcázar Viejo (patiosdesanbasilio.com). Ellas se ocupan del de San Basilio, 40, y del de su casa (Martín de Roa, 2), que integra parte de la muralla. “Empezamos a concursar en 2005, entonces solo tres patios del barrio participaban y no queríamos que se perdiera la tradición”, cuenta. Una tradición que ancla su origen en la domus romana, que los árabes sofisticaron impregnando los patios con el color de las flores trepando por las paredes y el murmullo de las fuentes, y que los cordobeses han seguido cultivando hasta convertirla en patrimonio mundial.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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