Aventura en la isla de Ko Muk

Cada tarde, hasta el próximo 4 de abril, Nuria García se subirá al escenario del teatro Fernán Gómez de Madrid como parte del elenco de El grito, una obra que homenajea a las mujeres tenaces escrita por Itziar Pascual y Amaranta Osorio. Mientras tanto, la actriz añora sus mejores viajes, como este que hizo a Tailandia en 2016 con su pareja e hija.

¿Cómo fue viajar a Tailandia con una niña de año y medio?

Al principio iba algo asustada, pero mi hija lo pasó fenomenal. Tailandia es un país para ir con niños: los tratan muy bien, como si fueran pequeños dioses. 

¿Montaron en tuk tuk con ella?

Claro. Y le gustó tanto que le compramos uno de juguete. También la montamos con nosotros en una moto que alquilamos en la isla de Ko Muk, donde no había tanto tráfico. 

¿Era una isla paradisiaca?

Desde luego. Está en una zona protegida de las corrientes: el mar de Andamán. No era un lugar únicamente turístico, sino que había un pueblito con su colegio, sus bares y sus tiendas. Nos quedamos en unas cabañas llamadas Coco Lodge. El dueño era muy majo y nos llevó de excursión a la cueva Esmeralda junto a una familia alemana. 

¿Qué buscaban en la cueva?

Intentábamos ir a una pequeña cala que había tras ella. Llegamos hasta allí en un barco de madera y para atravesar la cueva usamos una lancha hinchable. Hay que hacerlo con marea baja. De hecho, nuestro guía se enfadó al ver que algunos entraron después con una canoa, cuando ya era peligroso. Enseguida fue a advertírselo. 

Cuánta agitación. ¿Hubo también tiempo para el relax?

Sí; por ejemplo, cuando fuimos a que nos dieran un masaje tradicional. En Bangkok nos recomendaron a una señora mayor que los daba en su casa y fue el mejor de todos. 

De Bangkok, ¿qué le impactó?

La ciudad imperial, que es la zona de los templos. Y como ese mismo año había muerto el rey Bhumibol, estaban de luto y hacían ceremonias en su honor. Las calles estaban decoradas con banderas blancas y en todas partes encontrabas retratos suyos.