Pestana Plaza Mayor, noche con vistas al histórico escenario madrileño

Mercado, talleres gremiales, corridas de toros, autos de fe y hasta ejecuciones públicas frente al portal de Pañeros (garrote vil), frente a la Casa de la Panadería (horca) y ante la Casa de la Carnicería (cuchillo o hacha). La plaza Mayor de Madrid lo tenía todo en tiempos de Felipe II —que encargó a su arquitecto escurialense, Juan de Herrera, la remodelación de la antigua plaza del Arrabal—, y lo tiene también todo ahora, en tiempos de Felipe VI, espléndida, con el añadido de un alojamiento de lujo bajo la enseña Pestana, cadena que gestiona las Pousadas de Portugal y los hoteles de Cristiano Ronaldo.

Sin CR7 ya en Madrid, quedan las ganas de unos pocos turistas (por los efectos de la pandemia) de apostarse detrás de estos espectaculares balcones y disfrutar de las mejores vistas del conjunto monumental, aunque los accesos al hotel confundan y azoren al viajero recién llegado. Por razones comerciales, su nombre es engañoso: Plaza Mayor. Consecuentemente, la mayor parte de la clientela se dirige a la entrada solemne de la Casa de la Carnicería, reconstruida después del incendio de 1631 como residencia del alcalde de la capital. Imposible entrar por ahí sin la tarjeta de la habitación. Hay que dar la vuelta a la plaza con las maletas en mano y acceder por el número 8 de la calle Imperial.

Una vez traspasado el portalón, en lugar de beneficiarse de un registro automatizado y una entrada con código —que muchos establecimientos ofrecen ya como prevención ante la covid—, el huésped aún debe escorarse hacia el mostrador de recepción, con mampara de cristal de por medio y los consabidos trámites.

No es solo esto lo viejuno. El salón biblioteca, con unos sillones Chester tan grandes que dificultan la circulación por el espacio, resulta escasamente apetecible para la clientela joven. El patio, repleto de mesas, queda encerrado bajo una cubierta transparente a menguada altura, con árboles visiblemente chafados contra su estructura.

Sin duda, lo mejor del hotel son las vistas a la plaza Mayor, especialmente desde la suite 401, en uno de los torreones. Una estancia de forma alargada, muy bien insonorizada, con el baño al fondo, unos deliciosos adminículos de baño Chopard y un balcón abierto al rectángulo herreriano que constituye un privilegio sin igual en Madrid.