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Día de la mujer

Me gusta viajar sola

El auge de blogueras, comunidades y agencias solo para ellas facilita que cada vez más mujeres se animen a explorar el mundo

ANA CUNA

Inés Fernández Tuesta visitó un templo lleno de pitones gigantes en Yangón, anterior capital de Myanmar, la antigua Birmania, que no aparecía en ninguna guía turística. Y cree que pudo conocerlo en gran medida por el hecho de ser mujer y de viajar sola. “Me encontré un conejo por la calle que me condujo a su dueño, en un poblado de casas de bambú. En agradecimiento, la familia me invitó a comer y sugirieron que me interesaría ver el templo”, recuerda esta zaragozana de 33 años que con 17 participó en la Ruta Quetzal y lleva prácticamente desde entonces viajando con una mochila al hombro, como cuenta en su blog (misviajesporahi.es). “Me dejé llevar; de haber ido acompañada, probablemente no lo hubiera hecho”. Los locales, por su parte, confiaron en ella. “Las mujeres no damos miedo, no se nos ve como un peligro, y eso es una ventaja. La gente te abre con más facilidad la puerta de su casa”, reflexiona.

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Ocho aventureras imparables

Según Google Trends, el interés en las búsquedas de viajes para mujeres en solitario ha crecido en los últimos años un 131%, y al escribir en el buscador “solo female travel”, la web lanza 439 millones de resultados. Simultáneamente, en los últimos dos o tres años se ha producido un boom de blogueras, comunidades y agencias de viajes que facilitan a mujeres solas explorar el mundo. Celebramos el Día Internacional de la Mujer —el próximo domingo, 8 de marzo— hablando con algunas de estas aventureras.

“Lo llevamos haciendo toda la vida, siempre que se nos ha permitido”, opina Inés Fernández, algo que refrenda un estudio de 2017 de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV) según el cual el 65% de los trotamundos solitarios eran chicas. “La proliferación de agencias parece una invitación a que nos animemos, pero en realidad habría que animar a los hombres; no hay más que irse a un hostel para comprobarlo”, remacha.

Experiencia vital

Las agencias ayudan a disipar inseguridades. La pionera en diseñar viajes solo para ellas en España fue Focus On Women, nacida en 2008, que ahora planea, entra otras aventuras, una vuelta al mundo en femenino de la mano de la periodista Rosa María Calaf. “Focus On Women visibiliza la cultura de la mujer a través de los viajes, generando lazos entre mujeres de distintos países mediante experiencias y encuentros únicos en el lugar de destino”, enfatiza su fundadora, Alice Fauveau, que defiende que hombres y mujeres tienen “un concepto del viaje completamente distinto”. A esta agencia han seguido otras como Mujer y Viajera, que ha cumplido una década, y, ya más recientes, Womderland, Travel with Rose o Tacones Viajeros. “Cuando empezamos escuchábamos de todo, desde que si éramos lesbianas hasta que si nos dedicábamos a la trata de blancas”, dice Ana Blasco. La fundadora y directora de WOM Viajes, por donde han pasado ya 700 clientas de perfil muy heterogéneo, tiene el anecdotario de micromachismos bien surtido. ¿Un ejemplo? “Entrábamos a un hotel un grupo de ocho y el recepcionista nos decía: ‘¿Venís solas?”.

Creada en 2008, Focus On Women fue la primera agencia en clave femenina de España

Para Blasco, Fernández Tuesta y otras aventureras consultadas, las diferencias que existen entre hombres y mujeres respecto a intereses o formas de enfocar una escapada son personales, no de género. “Lo que veo entre nuestras clientas es que viajan porque necesitan salir de la rutina, a veces en momentos vitales complicados, como una separación o una pérdida, y otras simplemente para encontrar un espacio propio”, reflexiona. “En general, para ellas el viaje es más una experiencia vital, una escuela de conocimiento”, opina Cristina Morató, periodista y escritora de libros como Viajeras intrépidas y aventureras, Las reinas de África y Las damas de Oriente, convertidos en referentes de la literatura femenina de viajes en España. Así lo experimentó la granadina Patricia Rojas (lacosmopolilla.com) cuando visitó Colombia hace tres años, con 37. “Me pude meter hasta la cocina, literalmente, en hogares y tiendas, mientras las señoras de la casa me contaban las duras condiciones a las que se habían tenido que enfrentar cuando era zona de paramilitares”. Rojas también viajaba por su cuenta. Por su parte, Estela Gómez, segoviana de 33 años y autora del blog Viajes e Ideas, detecta un cierto afán de superación personal y un empoderamiento: “Muchas viajan solas para demostrarse que pueden hacerlo, como una forma de conocer mejor sus límites y de ponerse a prueba”.

Recorrer Sudamérica haciendo tattoos

“¡¿Estás loca?!”, escuchó Andrea Bergareche cuando en 2012 —con 20 años— anunció que iba a emprender una aventura de siete meses, desde Argentina hasta Colombia, haciendo autoestop y couchsurfing (alojarse en casas de residentes locales; couchsurfing.com). “Oí advertencias por la cultura machista en algunos países y comentarios sobre esa imagen que tenemos de Colombia, teñida de narcotráfico, robos y violaciones”. Reconoce que le surgieron dudas, que resolvió en Internet. “Mujeres viajeras, muchas, pero ¿haciendo dedo? Estaba Juan Pablo Villarino (acrobatadelcamino.com), pero es hombre y mide más de 1,90 metros… No encontré demasiadas referencias, pero sí más locas como yo”, ríe esta bilbaína, que emprendió aquel viaje cargada con un pequeño equipo para hacer tatuajes. “Me subvencioné el recorrido siendo tatuadora ambulante”, comenta.

Estela Gómez ha creado una comunidad con miles de seguidoras que intercambian consejos

Estela Gómez también se estrenó a lo grande viajando sola por primera vez con Sudamérica como destino. Después vinieron periplos solitarios por Canadá, Vietnam, Qatar, Doha, Marruecos, Turquía… Este último país le pareció uno de los más tranquilos, seguros y amables que ha visitado. “Viajamos con nuestros prejuicios”, dice. Fue la necesidad de quitar miedos a golpe de información lo que la llevó a montar la comunidad #QuieroViajarSola, con más de 15.800 seguidoras en su perfil de Instagram, en la que se intercambian consejos, información, se apoyan y se inspiran unas a otras para recorrer el mundo.

Circunnavegar el cabo de Hornos

En 1982, Cristina Morató, entonces una estudiante de Periodismo de 20 años que soñaba con ser reportera de guerra, dio a su madre un “disgusto”: se marchaba a Centroamérica. Nicaragua, Honduras y El Salvador. Un viaje iniciático al que han seguido otros muchos, a pie, en tren, autobús, camello, elefante o barco. Más de 50 países, cámara al cuello, que incluyen experiencias grabadas a fuego como circunnavegar el cabo de Hornos (Chile) en un velero de Jean Paul-Bassaget, que había sido capitán del Calypso, el barco del capitán Cousteau. Eso sí, ningún problema por su sexo, todo lo contrario. “Mujeres que a lo mejor desconfiarían de un hombre, a ti sí se acercan”, coincide Andrea Bergareche. “Se nos tiende más la mano por la idea preconcebida de que somos vulnerables; hay hombres que quieren ayudarte, a veces incluso con actitud paternalista”, añade.

“Hay que huir del alarmismo, pero, si viajas sola, debes tomar precauciones”, aconseja Morató, para quien lo más importante es la actitud. “Viajar respetando las tradiciones de cada lugar, con humildad, sin creerte superior ni mejor y, sobre todo, adaptándote a las situaciones que te vas encontrando. Si a esto le añades una pizca de sensatez y una buena dosis de humor, creo que la aventura tendrá un final feliz”.

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