El ciervo entra en la alta cocina conquense
Presentamos el plato estrella del parador de Cuenca, un menú que llega desde los bosques del entorno a este antiguo convento del siglo XVI en el casco antiguo de la ciudad
Cuenca está de moda, y no solo por su casco antiguo y sus casas colgadas. Con casi 55.000 habitantes, es una de las ciudades españolas con más obras de arte abstracto por persona. Muchas de ellas están expuestas en su parador, un antiguo convento del siglo XVI, que combina el potencial de su valor patrimonial con el calor de sus fogones. Como en el resto de los 96 paradores de esta red nacional, una de caras que definen su identidad es la gastronomía: El mortuelo, el alajú y, especialmente, la carne de caza. Productos de kilómetro cero que hacen de este enclave una visita obligada para los amantes del buen comer. Su jefe de cocina, Miguel Ángel Martínez, es uno de los responsables que hace posible que cada plato conquense respire tradición y vanguardia.
Martínez lo ejemplifica preparando un plato increíble: tartar de lomo de ciervo. Por un lado, la carne del ciervo de la serranía de Cuenca, muy apreciada por su calidad nutritiva y por su sabor, aromatizada gracias a la alimentación silvestre del animal: romero, tomillo, bellotas... Por otro, la preparación: un tartar con crema de queso manchego, polen de abeja de la Alcarria, flores comestibles ecológicas y yema de huevo confitada.
En este vídeo te mostramos, de la mano de Martínez, la filosofía de la cocina de cercanía.