El desierto que pisó Khaleesi
De 'Juego de tronos' y 'La peste' a 'Han Solo' o 'La isla mínima', series y películas que inspiran pequeños y grandes viajes
En la era de las series, los escenarios de los rodajes de la pequeña y la gran pantalla han resultado ser auténticos imanes para el turismo. Se calcula que 80 millones de viajeros eligieron en 2017 un destino tras haberlo visto en pantalla, según un estudio de la consultora TCI Research. Fitur celebró la semana pasada junto a la Spain Film Commission la primera edición de Fitur Cine, una cita con espacio propio en la feria de turismo madrileña para promocionar destinos cinematográficos. Los rodajes consiguen poner en valor el patrimonio etnográfico, natural y cultural de las localizaciones. El presidente de la Spain Film Commission, Carlos Rosado, asegura que “aún no se ha rentabilizado el enorme potencial del cineturismo en España”. En Fitur también se debatió sobre “si salir en pantalla siempre favorece”, apuntaba Pedro Barbadillo, de la Mallorca Film Commission. Fitur Cine fue toda una invitación a recorrer los mejores platós naturales, desde el Nuevo México de Breaking Bad hasta la Sevilla de La peste.
Los pioneros
A algunos destinos no les hace falta una campaña para ser reconocidos, pero incluso habiendo visto París en pantalla cientos de veces, pocos turistas pasan por el barrio de Montmartre sin visitar el café de Amélie. Para otros lugares más desconocidos salir en pantalla significa convertirse en visibles. Es lo que pasó con Nueva Zelanda y las películas de la saga de Tolkien. El Hobbit y El señor de los anillos dieron a conocer decenas de enclaves como el parque de Kaitoke, que acogió Rivendell y el río Kawarau. Harry Potter multiplicó las visitas a espacios de Reino Unido como el castillo de Alnwick, en Northumberland, que inspiró el colegio de magos Hogwarts, y los estudios londinenses donde se rodaron muchos interiores de la saga. También en Reino Unido, Downton Abbey hizo famosos Bampton (Oxfordshire) y el castillo de Highclere (Hampshire), que aumentó un 66% sus visitas tras el estreno de la serie, según datos de VisitBritain.
Castillos y monasterios
“Somos tierra de castillos, monasterios, plazas porticadas, pueblos históricos… Casi cualquier escena histórica puede rodarse aquí”, apunta Juan Manuel Guimeráns, director de Cultura y Turismo de Valladolid y de la Film Commission local. Amazon Prime acaba de estrenar la serie japonesa Magi: The Tensho Embassy (Shunichi Nagasaki, 2018), con escenas rodadas en Salamanca y Valladolid, por ejemplo en la Hospedería de Tiedra y el Patio Herreriano. En Fitur, presentaron la ruta teatralizada Valladolid de Cine, que incluye Doctor Zhivago (1965), rodada en la estación de trenes de Campo Grande, y El Cid (1961), con Charlton Heston y Sophia Loren, que, además de por la pucelana Torrelobatón y su castillo, se pasearon por más de una decena de emplazamientos españoles como los castillos de Peñíscola y Belmonte y el monasterio de Ripoll (Girona). La peste, otra serie histórica emitida el año pasado por Movistar +, fue premiada en esta primera edición de Fitur Cine por ser la producción que mejor ha promocionado un territorio, la provincia de Sevilla, donde se rodó en 130 localizaciones. La República Checa, un destino donde se ruedan películas de época con frecuencia, también fue invitada a Fitur Cine.
Oficios recuperados
Muchos rodajes no solo buscan paisajes, sino también la tradición de los oficios locales. Hay cintas que precisan la forja de espadas y el trabajo de la cerámica o el hilo a la vieja usanza. Águila Roja e Isabel son algunos ejemplos en España. En Irlanda del Norte se tejió un tapiz medieval de 77 metros en lino para representar la historia completa de Juego de tronos. “Solo la tapicería atrajo a 352.000 turistas el año pasado”, cuenta Barbadillo. En Asturias, en comarcas como Los Oscos, todavía existen hilanderas de las de antes y se ha recuperado un mazo hidráulico para trabajar el hierro. Puede verse en la película Bajo la piel del lobo, protagonizada por Mario Casas y que tiene su propia ruta, desde la cascada de Oneta hasta la cueva del Pímpano en Villayón, y los pueblos de Argul, Os Teixois, Taramundi y Santa Eulalia de Oscos.
Bosques, ríos y dunas
Outlander, ambientada en la Escocia del siglo XVIII, ha inspirado decenas de rutas que salen de Edimburgo y Glasgow a los castillos de Midhope, Blackness, Aberdour, Doune o Falkland y Preston Mill, el último molino de agua en funcionamiento en la región de East Lothian. Los acantilados de Asturias y el cementerio de Niembro, en Llanes, se popularizaron tras El abuelo. Navarra destacó en Fitur Cine el monasterio de Iranzu y el pueblo de Gallipienzo, el más antiguo de la región (del siglo X) y una de las ubicaciones de El hombre que mató a Don Quijote, dirigida por Terry Gilliam, de los Monty Python. Ya presumió de bosques en Trilogía del Baztán y de las Bardenas Reales, cuando lo cruzó Khaleesi con los dothraki en Juego de tronos. Canarias ofreció sus caprichosos paisajes de dunas y valles a Han Solo, grabada en el parque natural de Jandía, en Fuerteventura. Y Lanzarote sedujo a Pedro Almodóvar, que convirtió la isla canaria en una protagonista más de Los abrazos rotos.
De Almodóvar a Banderas
Castilla-La Mancha, que presentó un mapa interactivo con sus localizaciones de rodaje, tiene la ruta de Amanece que no es poco (1989) por los pueblos de Ayna, Liétor y Molinicos (en la sierra del Segura). La ruta de Pedro Almodóvar pasa por Almagro, Puertollano o Calzada de Calatrava, donde nació el director manchego. Antonio Banderas tiene su propia ruta en Málaga. “Cuando presentamos El Camino de los Ingleses en la Berlinale llevamos la campaña de Turismo de Andalucía. Su ruta incluye el castillo de Gibralfaro, el paseo de los Curas, el barrio de Churriana o la playa de Guadalmar”, cuenta Piluca Querol, directora de la sede andaluza de la Film Commission. Almodóvar vuelve a la Valencia que le sirvió para ambientar La mala educación en su nueva película Dolor y gloria, con Banderas y Asier Etxeandia. Valencia de Cine repasó en Fitur escenarios como la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Tomorrowland, 2015) y la Albufera, escenario de la serie El embarcadero. Madrid y Barcelona también presentaron sus escenarios de cine.
Mallorca y Andalucía
Uno de los mapas turísticos más completos es el de Mallorca. En él presentan cinco rutas, de Palma a la sierra de Tramontana, donde localiza el rodaje de El verdugo (1963), de Berlanga, en las cuevas del Drach. También Andalucía tiene propuestas notables como las de Alatriste (2006) y La isla mínima (2014). “Hace 20 años nos dimos cuenta de que California y Nueva York usaban los rodajes para promocionar el territorio, pero entonces aquí no había exenciones fiscales”, dice Piluca Querol. Cuando eso cambió, desembarcó HBO, que rodó Juego de tronos en decenas de localizaciones, entre ellas en el Alcázar de Sevilla y en Osuna. Querol afirma que “en Andalucía todavía no hemos muerto de éxito”, en referencia a la turistificación que sí se ha visto en Dubrovnik (Croacia), convertido en Desembarco del Rey en la saga. Quizá no opina lo mismo la antes tranquila basílica de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo, que acogió Ocho apellidos vascos y después a Daenerys, Tyrion y Jon Snow.
De Albuquerque a Bollywood
Hasta que llegó Breaking Bad y su precuela Better Call Saul, Albuquerque (Nuevo México, EE UU) apenas recibía visitantes. Los fans de Walter White han recogido en mapas y blogs los sitios de rodaje, de la lavandería al restaurante de Los Pollos Hermanos. Bollywood, que trajo sus números musicales a Fitur, graba a veces escenas fuera de India, convirtiendo los lugares de rodaje en un reclamo turístico para sus compatriotas. “Así pasó con Zindagi Na Milegi Dobara (2011), que consiguió que se extendieran 200.000 visados para venir a España”, apunta Pedro Barbadillo. Bollywood ha rodado en los sanfermines, en la tomatina de Buñol o en Valladolid.
Cuando Burgos fue Nuevo México
El colectivo Sad Hill también estuvo en Fitur. Nacieron para reivindicar el valor turístico de los parajes de la comarca burgalesa de Salas de los Infantes, que Sergio Leone utilizó en El bueno, el feo y el malo (1966). Han restaurado el cementerio de Santo Domingo de Silos donde Clint Eastwood protagoniza el duelo final. Fue reinaugurado en el 50º aniversario de la cinta, con la presencia virtual de Ennio Morricone y el propio Eastwood.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.