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Carnota, el paraíso de Nacho Porto

El artista cerámico lleva cuatro décadas recibiendo visitas en su taller junto al playazo más dilatado de Galicia

Playa de Carnota y, al fondo, el macizo del monte Pindo, en A Coruña.
Playa de Carnota y, al fondo, el macizo del monte Pindo, en A Coruña.A. Arozena / G. Iraola (Getty)
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Para muchos artistas, sus obras no comienzan con una historia ni con una persona, sino con un lugar. En este caso, es Carnota (A Coruña), el playazo más dilatado de Galicia: siete kilómetros de arena blanca de fina textura cuyo final no alcanza la vista. De esta escenografía se hizo cómplice (y residente) Nacho Porto (A Estrada, Pontevedra, 1959), decidiéndose en 1979 por la aldea de Cornido para dar vida, de forma autodidacta, a sus personales diseños. Choca la desproporción casi cómica entre esta apabullante riqueza costera y los tan solo 70 vecinos de Cornido; las casas muestran placas con los nombres de sus habitantes, cortesía del artista cerámico.

Porto convirtió la casa de labranza en vivienda y taller, cuya exposición, con permiso de la lluvia, se amplía al césped del exterior. Aquí desarrolló un proceso creativo basado en arcilla blanca, esmaltes, calcomanías serigrafiadas de creación propia y decoración manual. A la vista de este paisaje fabuloso —con vistas del monte Pindo, el océano Atlántico y la Costa da Morte— y respirando oxígeno rural, Nacho Porto, estricto reverso del artista huraño, lleva casi cuatro décadas recibiendo con los brazos abiertos.

Nacho Porto trabajando en su escultura 'Arroba roja' en su taller de Carnota.
Nacho Porto trabajando en su escultura 'Arroba roja' en su taller de Carnota.Antón Álvarez

El macizo de Pindo, el Olimpo celta, inspiró cuatro generaciones de su bestiario (de 40 a 75 euros), “alumbrado no por casualidad”, dice el autor, en los antiguos establos de su casa. Resaltan el inclasificable Caballo de tres pies y el Munte, cruce de rinoceronte y vaca gallega. La Letrogrifa es un cuadrúpedo que se alimenta de letras y que luce un grifo por cabeza, mientras que el Sireno enano tiene su hábitat en la playa carnotana, esa que Porto recomienda pasear en marea baja, sin olvidar las marismas de Boca do Río, donde se forman pozas seguras para el baño.

La Planta de los Deseos, de la que brotan labios, es otra obra que emite ironía como forma de acercamiento a la realidad. De su serie artística Utopías, compuesta por cinco piezas a la busca del sentido literal y metafórico del lenguaje, nos quedamos con Cielo de hombre (de los pies a la cabeza), pintado de nubes, y un petroglifo pintado con una sugerente fórmula matemática.

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El apartado tecnológico también depara sorpresas. Se trata de altavoces cerámicos para teléfonos inteligentes de varios tamaños, con el perrito Smartdog o el Pousafon como protagonistas. ¿Y no es buen sitio para guardar la memoria USB la cabeza analógica de una mujer? El humor impregna asimismo la línea de vajillas de porcelana, plaquetas y azulejos con trampantojos, ora hormigas, ora desagües pintados en medio de los platos. Sugerir, provocar: ese es el argumento del trabajo de Porto. Cada pieza cuenta una historia y aunque él imparte breves explicaciones interesa, antes de la visita, bucear en su prolífica web.

La escultura 'Arroba roja' delante de Porto, quien sostiene su creación 'Smartdog'. Al fondo, la playa de Carnota.
La escultura 'Arroba roja' delante de Porto, quien sostiene su creación 'Smartdog'. Al fondo, la playa de Carnota.

A Carnota se entra también por el paladar, gracias al pulpo con almejas del restaurante Casa da Crega, a cuatro kilómetros del centro cerámico. Añadamos a esta excursión los hórreos de Lira y Carnota, así como las pasarelas que nos acercan a la cascada del Ézaro.

En el kilómetro 20,2 de la C-550 está el desvío a Cerámica de Carnota. Horario de verano: 9.30 a 21.30.

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