Viaje al país más feliz del mundo
Finlandia ocupa este año el primer puesto del informe de la felicidad de Naciones Unidas. Una ruta de Helsinki al interior del país en busca de la belleza silvestre de sus bosques y lagos
Entre los factores importantes para lograr el primer puesto en el informe anual de la felicidad de Naciones Unidas —algo que ha conseguido este año Finlandia— está que el país en cuestión carezca de desigualdades, sea libre, no tenga corrupción y sí muchas ayudas sociales. El bienestar también es importante, y para ello la arquitectura que nos rodea es fundamental. Al arquitecto finlandés Alvar Aalto (1898-1976) se le conoce por escapar de la frialdad que imponía la modernidad para integrar la naturaleza (la nieve, los troncos de los árboles o las formas de los lagos) y los materiales autóctonos en su obra. “La meta de nuestra profesión es hacer al pequeño hombre corriente un poco más feliz, ofreciéndole un medio que se ajuste a sus necesidades y no le convierta en un esclavo bajo la presión coaccionadora de la estandarización”, escribió en 1955.
La casa-estudio de Aalto (en el barrio de Munkkiniemi, a unos 30 minutos del centro de Helsinki en autobús o tranvía) es un buen ejemplo de ello. Comparada por el propio arquitecto con una vieja granja finlandesa, Aalto juega aquí con la atrevida mezcla de materiales que le caracteriza, creando un diálogo entre el exterior del edificio y el interior. Para el área destinada al estudio empleó ladrillo visto pintado en blanco y en la de la vivienda utilizó por primera vez delgados listones verticales de madera tintada en oscuro, un recurso que más adelante se convertiría en uno de los rasgos distintivos de su arquitectura.
La filosofía arquitectónica de Aalto nos lleva también al corazón de Helsinki, donde se encuentra el Finlandia Hall (1971), un espacio para conciertos, congresos y eventos, quizá el edificio más emblemático del arquitecto no solamente por el tamaño y la calidad de sus materiales, sino por la importancia que este complejo tuvo en el planeamiento de la capital finlandesa. Una recomendación: palpen, caminen, sientan el edificio como si fuera un organismo vivo. A media hora a pie de esta enorme mole blanca recubierta de mármol de Carrara, que en invierno se mimetiza con la nieve, junto al mercado viejo, la bellísima catedral ortodoxa y la estatua de Havis Amanda, están las oficinas centrales de Stora Enso, también proyectadas por Alvar Aalto. Son fáciles de identificar porque están igualmente revestidas con mármol blanco.
Y ya que estoy cerca, aprovecho para visitar una de las zonas más divertidas de Helsinki: la denominada plaza del Mercado, en el puerto, frente al muelle de ferris. Además de todo un despliegue colorido de bayas o frutos del bosque (blueberry, blackberry, bilberry, crowberry, lingonberry, cloudberry, raspberry, cranberry…; el inglés se aproxima, pero el castellano no alcanza a designar toda la variedad), en este mercado se encuentran productos regionales y tradicionales, artesanía, pescados o fruta fresca y verdura. Muy recomendable probar el salmón en una de las carpas.
La plaza del Mercado, en el puerto, es una de las zonas más divertidas de Helsinki. Y en el barrio de Kallio visitamos el café y galería Rupla
Sobre la avenida Sturenkatu, al este de la salida de la carretera principal de Helsinki, al norte de la ciudad, se ubica otro de los emblemáticos edificios de Aalto: la Kulttuuritalo o Casa de la Cultura, con una cubierta en hormigón revestida de madera y ladrillo que permite una acústica apropiada tanto para actos culturales como para discursos.
Aalto también decía que “el objetivo último de la arquitectura es la creación de un paraíso”. Pues hablando de paraísos, aunque no arquitectónicos, no muy lejos de la original iglesia luterana, también en el barrio de Kallio, no puedo dejar de mencionar el Rupla. ¿Qué es? Pues no solo un café donde por 25 euros se puede degustar un delicioso brunch —con coloridas ensaladas, salmón, múltiples opciones para vegetarianos y veganos, tablas de quesos y postres para llorar—, sino también una sala de exposiciones, una tienda de ropa vintage y un lugar en donde se organizan eventos privados. En el baño de este establecimiento vuelvo a ver una curiosidad que suele llamar mucho la atención a los españoles de visita en Finlandia: una misteriosa manguerita junto al váter que, por lo visto, es el sustitutivo del bidé.
Una cabaña junto al lago
Dejo atrás Helsinki y avanzo hacia el norte, en dirección a la pequeña ciudad de Sysmä. Desde el autobús contemplo hipnotizada el paisaje, una mezcla de colinas —nevadas en el momento de mi visita—, bosques regados por las aguas cristalinas (¡y potables!) de los lagos y casas de madera frente a las que me dan ganas de parar, tocar a la puerta y preguntar: “Pero ¿dónde hace usted la compra, señora?”. Una vez pasada la ciudad de Lahti, cuando el autobús empieza a serpentear por una carretera local y luego por una cresta montañosa que tiene su origen en la Edad de Hielo, el paisaje es de una belleza abrumadora. Hay bandadas de gansos graznando sobre los campos de centeno de camino a su migración, que me hacen pensar en la novela El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de la autora sueca Selma Lagerlöf.
Descubrí la existencia de Sysmä porque allí se encuentra Villa Sarkia, una residencia que ofrece alojamiento a escritores y que debe su nombre a Kaarlo Sarkia (1902-1945), poeta y traductor finlandés de corte romántico. Esta ciudad (y digo ciudad porque es eso oficialmente, aunque en realidad la sensación es la de estar en un pueblo) está a tres horas de Helsinki, en el parque natural del lago Päijänne, el segundo en tamaño de Finlandia. Allí pasé tres semanas como santa Teresa de Jesús en el convento de las carmelitas descalzas escribiendo de manera frenética, con el aliciente de los paseos por el bosque y la intermitente compañía de la gente del pueblo, que siempre estaba dispuesta a sacarme para hacer alguna excursión.
Para el que vaya por libre, en Sysmä también existen varias opciones de alojamiento. Hay un hotel y un campin de cabañas, pero quizá lo más aconsejable y auténtico es alquilar una cabaña junto al lago. La empresa Tervalepikon Torpat ofrece distintas posibilidades. Todas las cabañas, a 10 minutos en coche del centro, están equipadas con sauna (elemento, como se sabe, vertebral de la cultura finlandesa) y tienen acceso directo al lago.
Las opciones de entretenimiento en la zona son muy variadas: experimentar la rutina en una granja de ovejas ayudando con las labores cotidianas de la misma, ir a coger bayas o setas (en temporada), zambullirse en las gélidas aguas de los lagos, rutas en bicicleta o caminando, cruceros en barco y esquí en invierno. También se puede —y quizá sea esta la opción más popular entre los finlandeses— alquilar las instalaciones de una sauna durante un día para un grupo de amigos.
Una llave oxidada
En verano, la ciudad de Sysmä ofrece tres atractivos adicionales: un encuentro librero, un mercadillo y un festival de música. La ciudad tiene, por otro lado, sus propios alicientes culturales: aparte de Villa Sarkia, hay un museo de instrumentos musicales; la imponente iglesia de San Olaf, construida entre 1510 y 1520, y el Museo de Historia y Cultura local, donde encontramos restos arqueológicos, vasijas, monedas, muebles y otros objetos que nos ayudan a conocer la cultura de esa zona. Pero aviso: para visitar estos museos, uno no va, paga y entra. Nada de eso. Hay que buscar al encargado, un señor con ojos azules y atónitos que abre las puertas con una enorme llave oxidada mientras te va contando historias de su infancia como niño refugiado en Suecia, así como de la vida rural en un pueblo de Finlandia.
Pero probablemente el mayor divertimento de Sysmä sean los cruceros. La compañía Erämaan Kutsu propone un recorrido por el parque nacional de Päijänne, donde se encuentran numerosas isletas, islas un poco más grandes con acantilados, así como eskers, crestas largas, estrechas y sinuosas. Viajo en el Jenni-Maria II con Jorma Sainio como capitán y el polifacético Markku Lepistö, que es cocinero, guía de pesca, cazador de osos, profesor de tiro con arco, artesano de cuchillos y otras herramientas, fotógrafo, escritor y diseñador (“lo normal es que la gente haga lo que pueda para ganarse la vida; yo hago lo que me da la gana”, me explica). Nadie mejor que él para conocer historias locales como las de Toivo Pylväläinen (1894-1979), un viejo que, después de huir de la civilización (supuestamente tras dejar a una mujer embarazada), vivió durante 45 años completamente aislado en una cabaña de una pequeña isla del Päijänne. Vivía de la pesca y de unos señuelos que fabricaba y que vendía. Markku Lepistö le ofreció un día una botella de vodka y después le entrevistó. De esa conversación nació un libro (Toivo Pylväläinen. Päijänteen erakko), no traducido al castellano, que relata la vida de este ermitaño finlandés.
Cristina Sánchez-Andrade es autora de Alguien bajo los párpados (Anagrama).
Quince experiencias finlandesas
1. Ruka, esquí de octubre a mayo
La estación finlandesa de Ruka, en Kuusamo, tiene una de las temporadas de esquí más largas de Europa. Las pistas suelen abrir en octubre y permanecen con nieve hasta finales de mayo. La mayoría de ellas están iluminadas, lo que permite esquiar incluso durante la larga noche polar. rukaenlaponia.es
2. El futuro pasa por Turku
La que fue capital del país durante más de cinco siglos prepara una ambiciosa expansión de su casco urbano con proyectos como el futuro Parque de las Ciencias, de Cederqvist & Jäntti Architects. La Ruta del Archipiélago de Turku conecta, a través de puentes y ferris, cientos de islas. turku.fi
3 .Aland: las islas del sur
El archipiélago de Aland, en el extremo sur del golfo de Botnia, entre Finlandia y Suecia, cuenta con su propio Parlamento, su bandera y sus sellos postales. Esta provincia autónoma, finlandesa pero de habla sueca, se reparte por cerca de 6.500 islas (solo 60 están habitadas). visitaland.com
4. Jyväskylä, una ruta arquitectónica
En esta población de la región de los Lagos se formó y abrió su primer estudio el arquitecto finlandés Alvar Aalto, que veraneaba en la cercana isla de Muuratsalo. La ciudad tiene decenas de edificios suyos, además de un museo dedicado a su trabajo. También hay una ruta temática en bici. jyvaskyla.fi
5. Kallio, el barrio bohemio de la capital
La antigua barriada obrera en la ribera norte de Helsinki se ha convertido en el lugar favorito de los estudiantes y jóvenes profesionales, con un animado ambiente nocturno, interesantes restaurantes y pequeñas galerías de arte contemporáneo. helsinkithisweek.com
6. Verano en Suomenlinna
En 1748 se construyó la fortaleza insular de Suomenlinna, un complejo defensivo declarado patrimonio mundial. En verano es lugar predilecto para pasear o comer cangrejo en los chiringuitos. Se accede en barco, en una travesía de 15 minutos desde el centro de Helsinki. suomenlinna.fi
7. Ópera en el castillo de Savonlinna
El castillo de Savonlinna, en la región de los Lagos, acoge desde 1907 el principal festival de ópera del país. Este año se celebrará del 6 de julio al 4 de agosto, con el estreno de una nueva producción de La dama de picas, de Chaikovski, con escenografía de Jere Erkkilä y Jani Uljas. operafestival.fi
8. Senderismo en Laponia
Los bosques boreales del parque nacional de Oulanka, en la Laponia finlandesa, son uno de los lugares más visitados del país. Sus 290 kilómetros cuadrados se pueden recorrer a pie o con esquís por rutas señalizadas como la del Sendero del Oso, de 180 kilómetros. nationalparks.fi
9. Sudar en la sauna de humo de Kuopio
Para disfrutar de una genuina experiencia finlandesa hay que visitar la sauna de humo de Jatkankamppa, a orillas de un lago en las afueras de Kuopio. El ritual incluye sacudirse aromáticas ramas de abedul sobre la espalda y un baño en las frías aguas del lago. kuopio.fi
10. El pueblo de Santa Claus en Rovaniemi
Niños de todo el mundo viajan hasta Rovaniemi, la capital de la Laponia finlandesa, para conocer a Santa Claus en cualquier momento del año. La residencia de Papá Noel y su oficina postal se sitúan en Napapiiri, aldea próxima a esta localidad, exactamente sobre el círculo polar ártico. visitrovaniemi.fi
11. Tampere, la universitaria
La tercera ciudad de Finlandia se encuentra entre dos grandes lagos. Sus antiguas fábricas textiles de ladrillo rojo albergan hoy museos, tiendas y cafés, y en su animada calle principal, Hämeenkatu, se refleja el ambiente de una ciudad con dos universidades. tampere.fi
12. Dachas rusas en Hanko
Algunas de las mejores playas de Finlandia se encuentran cerca de la ciudad de Hanko, con una historia muy ligada a Rusia, un legado que se conserva en sus elegantes dachas de madera, las villas de vacaciones donde veraneaba la alta sociedad de San Petersburgo. tourism.hanko.fi
13. La fortaleza de hielo de Kemi
Antes de que Jon Nieve fichase para la Guardia de la Noche ya existían los castillos de hielo. El de Kemi, con un kilómetro de murallas y torres de 20 metros de altura, renace cada invierno desde 1996. En su interior hay un hotel, un restaurante y una capilla blanca y fría. visitkemi.fi
14. Parque nacional de Hossa
Finlandia celebró en 2017 los 100 años de su independencia con proyectos como el nuevo parque nacional de Hossa: 11.000 hectáreas de lagos y bosques como los que inspiraron al compositor Jean Sibelius la suite Karelia, una serie de piezas orquestales. nationalparks.fi
15. Fotografiar osos en la frontera
En la boscosa región de Kainuu, fronteriza con Rusia, no es difícil ver osos pardos en libertad. Varias empresas de Suomussalmi, la población más cercana, ofrecen alojamiento y la posibilidad de contemplar y fotografiar sin riesgo a los plantígrados desde observatorios camuflados. martinselkonen.fi
Isidoro Merino
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