Un trago de cerveza etíope
Ruta por la región etíope de Afar, una de las más cálidas y secas del planeta, con Antonio Espinosa de los Monteros, fundador de la empresa social Auara
Concienciado con los problemas de falta de agua del planeta, Antonio Espinosa de los Monteros, desde su marca de agua social Auara, trabaja para paliarlos. Le pedimos que nos cuente uno de sus viajes a Etiopía, país que conoce bien.
Ayúdenos a situarnos en el mapa.
Estuve en la región de Afar, al noreste de Etiopía, cerca de la ciudad de Asayita. Es la región más cálida y seca del planeta. Y por allí también transita una tribu nómada, los afar.
¿Cómo son los afar? Tienen su propio sultanato, idioma y arquitectura: unas tiendas desmontables, como unos iglúes de caña y pieles de animal llamados ari. Son pastores y van por toda la región con su ganado y sus camellos.
Y a usted, ¿qué le llevó allí?
Fui a ayudar a construir el quirófano de un hospital. Trabajé durante tres meses con la ONG Amigos de Silva, encargada del proyecto. En Afar hay muy pocos hospitales: era el primero para el millón y medio de habitantes que hay censados.
Se levantaría al alba… Me despertaba a las cinco y pico para estar a las 6.30 en la obra. Trabajábamos hasta mediodía y parábamos hasta las tres. A esas horas hace 55 ºC y solo puedes cobijarte y tratar de que no te dé el sol. De tres a seis, vuelta al trabajo, porque enseguida anochece. Cenábamos en casa y a veces veíamos episodios de series en el portátil. Al final del día nos tomábamos una cerveza o un zumo de mango.
¿Cerveza etíope?
Sí, se llama St. George y es la más popular allí. Es triste que lleguen antes la coca-cola y la cerveza que el agua potable. Aparece el camión de las bebidas en sitios donde la gente no tiene nada. Pero el zumo de mango es local.
¿Hizo amistad con la cuadrilla de albañiles?
Sí, eso fue increíble. Era gente local. Aprendimos palabras en su idioma, el afar, y nos cantaban canciones de obra. Trabajábamos con refugiados de la guerra entre Etiopía y Eritrea. Son personas que están en régimen de inexistencia civil y les dimos trabajo como obreros del hospital. Como su cultura es diferente, había conceptos raros para ellos, por ejemplo la idea de ‘esquina’, que allí no la usan apenas.
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