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Marruecos en dos versiones

Cuando el cantante granadino Dellafuente se toma un descanso se dirige, rumbo sur, al país vecino

El cantante granadino Dellafuente.
El cantante granadino Dellafuente.P. Alzaga

Sus amigos le llaman El Chino, pero en los escenarios es Dellafuente. Este joven granadino acaba de sacar su segundo disco, Ansia viva, en el que suenan armonías flamencas mezcladas con hip-hop y ritmos latinos. Cuando se toma un descanso se dirige siempre al sur, por ejemplo, a Marruecos.

¿Conoce bien el país?

Aún tengo lugares importantes pendientes como Marraquech y Casablanca. Pero he estado dos veces con planes muy diferentes. La primera vez fui con mi familia a Chefchaouen, un pueblo precioso de casas blancas y añiles. También fuimos a Asilah, en la playa, que está llenísima de españoles. Y estuvimos en Tánger. Es una ciudad muy dinámica; allí la vida es muy ajetreada, va todo muy rápido, empezando por los coches. No es un viaje para desconectar.

Y regresó en busca de calma…

Eso hice: la segunda vez fui con mi pareja a un hotel de los de pulserita y todo incluido. Estaba al noreste del país, pegado a Argelia; más o menos cerca de una ciudad llamada Saidia, pero apartado, en cualquier caso.

¿Se aburrió de tanto relax?

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Para compensar también salimos a visitar dos pequeñas ciudades: Nador y Uchda, en el interior. Allí paseamos por mercados de artesanía. Quise comprar algún instrumento musical típico pero no encontré ninguno. Lo que me impactó de verdad fue el zoco de Uchda. Vendían cabezas de camello en las carnicerías, y la carne estaba allí colgada. De repente, pasó una moto con un remolque lleno de cabezas recién cortadas. El suelo se tiñó de sangre.

Entre el hotel tipo resort y la experiencia gore, ¿hubo algún plan intermedio?

Hicimos una excursión en 4×4 por la playa. Íbamos en los coches entre dunas gigantescas. Nunca había visto una arena tan fina. En España las playas no son tan salvajes, en cambio allí es todo mucho más virgen, hay más vegetación… Me encantó.

Y un cuscús de cordero no faltó, imagino. Pues sí que faltó. Yo soy más de comer cerdo y allí no hay ni rastro, claro. Además, las especias que usan me resultan fuertes. Pero sí que comimos mucho pescado fresco, tratando de evitar la comida del hotel.

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