Rollitos en París

El chef estadounidense Matthew Scott abrió en 2003 su restaurante Gumbo para traer a Madrid la cocina criolla de Nueva Orleans, rica en sabores franceses, españoles y africanos. Uno de sus destinos favoritos es París, ciudad a la que ha ido infinidad de veces, pero que aún le da gratas sorpresas.

¿Qué descubrió en este último viaje?

Un sitio que me encantó, al lado del canal Saint-Martin. Se llama Le Comptoir Général, en el número 80 del Quai de Jemmapes. Es un café-restaurante, pero también una sala de conciertos y un espacio multiusos. Es enorme: tienen animales disecados, del suelo brotan plantas… A la hora en que fui no había mucha bulla, lo recorrí y pensé: “Cómo me gusta este sitio”. También encontré ropa moderna elaborada con telas africanas en el Atelier Beaurepaire, por allí cerca. De hecho, me compré unos pantalones estampados.

¿Por qué volvió luego al turístico Montmartre?

Porque me gustan especialmente las vistas de la ciudad al atardecer desde la basílica del Sacré-Coeur. Una vez allí, decidí subir hasta el campanario.

Y tuvo que hacer una larga cola…

¡Qué va! Hay que subir millones de escaleras hasta allí arriba. No había apenas gente. Es una actividad extra para la que tienes que sacar entrada una vez dentro de la iglesia. Subes por una escalera de caracol muy estrecha; después sales al exterior y te toca otro tramo de escalones para llegar hasta la gran cúpula. Es una experiencia genial.

Tendrá además algún plan favorito que repita siempre.

Sí: comer en el restaurante Au Petit Fer à Cheval de la Rue Vieille du Temple, en el barrio del Marais. Es un bistró pequeñito, tiene buena comida y un ambiente muy relajado; de hecho, me inspiró para abrir mi restaurante. También aprovecho para probar platos vietnamitas en el barrio de Belleville. Me encantan la ensalada de papaya verde y los rollitos Cha Gio, envueltos en lechuga y menta. Y me suelo comprar para comer por la calle un Báhn Mì, que es un bocadillo típico de Vietnam, fruto del mestizaje con Francia: el pan es de baguette, pero lleva encurtidos e ingredientes asiáticos.

¿Se trae en la maleta algún producto culinario francés?

Siempre compro mostaza de Dijon, de la más picante. En Madrid solo encuentro una más suave y prefiero la de allí.

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