En la cocina del Gatopardo en Palermo
Una duquesa italiana ofrece curiosas clases de cocina en un palacio donde habitó Giuseppe Tomasi de Lampedusa
"Eres duquesa, tienes un palacio y cocinas divinamente. Lo tienes todo. ¿Por qué no das clases de cocina?". Algo así le dijo una amiga estadounidense a la veneciana Nicoletta Polo Lanza Tomasi, que, en efecto, cumplía las tres condiciones citadas. Aunque Polo se había dedicado a la traducción, interpretación o la gestión cultural dentro del departamento de música de la bienal de Venecia, y no era una cocinera profesional, decidió aceptar la sugerencia.
Así nació la experiencia que bautizaron como Un día cocinando con la duquesa, que, además, ofrece otros alicientes: transcurre en un vetusto palazzo de Palermo, Sicilia, que muestra su cara al mar y que fue habitado por el escritor Giuseppe Tomasi de Lampedusa justo en los últimos años de su vida, cuando escribía su obra maestra Il Gatopardo. Una obra que, por cierto, murió sin ver publicada. "Lampedusa se leyó todo durante su vida y a los cincuenta y tantos decidió ponerse a escribir", relata Polo. "Desgraciadamente poco después enfermó de cáncer de pulmón (también se lo había fumado todo) y murió en 1957 con la tristeza adicional de ver su novela rechazada por las editoriales".
Butera 28, por la calle en la que se encuentra, es el nombre que recibe hoy en día el palacio, vivienda de los duques de Lanza Tomasi, quienes lo han reformado para crear once apartamentos vacacionales completamente independientes y primorosamente decorados, cada uno en su estilo, en los que hospedar a los viajeros. Desde 70 a 180 euros la noche, y de 40 a casi 200 metros cuadrados, los visitantes pueden pasar aquí una temporada zambulléndose en el añejo y literario ambiente de una isla que, además de dar como fruto a Lampedusa, ha dado también a dos premios Nobel de Literatura como son Salvatore Quasimodo o Luigi Pirandello, entre otros hombres de letras como Sciascia, Camilleri, Brancati o Bufalino.
La historia del Palacio Lanza Tomasi es larga. Fue construido sobre las viejas y poderosas murallas españolas cuando, tras la batalla de Lepanto, a Cervantes le faltaba ya la mano izquierda y los turcos ya no eran una amenaza para la costa. Después fue universidad de los monjes teatinos y a mediados del XIX fue comprado por el bisabuelo del escritor, astrónomo aficionado y figura en la que se inspiró para crear a uno de los protagonistas de la novela, Don Fabrizio Corbera, príncipe de Salina, que en la inolvidable película de Luchino Visconti fue interpretado por Burt Lancaster.
"Compró el palacio con el dinero que le dio el rey Fernando II de Nápoles a cambio de la isla de Lampedusa, un trozo de tierra lejos de todo que a él no le servía para nada pero que era atractivo para el rey por ser el último, o el primer, pedazo de Europa", dice la duquesa di Palma di Montechiaro. La isla ha estado recientemente de triste actualidad por la llegada, y muerte en naufragio, de numerosos inmigrantes desde las costas de África, dada su posición más cercana a las costas tunecinas que a las sicilianas.
Así, pasado el tiempo, llegó el inmueble a manos del escritor que no tenía descendencia. El marido de Polo, el duque Giaocchino Lanza Tomasi, era un primo lejano de Lampedusa, con el que mantenía una intensa relación intelectual y participante a la sazón en las informales reuniones literarias que el escritor celebraba en el palazzo. Así que, aunque Lanza Tomasi tenía madre y padre, fue adoptado por el novelista y heredó el palacio, ruinoso tras los bombardeos estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial, pero también el legado intelectual del autor de Il Gatopardo, que se ha ocupado de proteger y divulgar sin descanso. Una buena muestra es la actual exposición sobre Lampedusa, titulada Leer bien para vivir mejor, que se puede ver en la madrileña Casa del Lector. Además, el duque ha desarrollado una intensa carrera como musicólogo y director de instituciones como el Teatro de la Ópera de Roma, Teatro Massimo de Palermo o el Insituto Italiano de Cultura en Nueva York. El personaje de Tancredi Falconeri (en la película interpretado por Alain Delon) está en parte inspirado en Lanza Tomasi.
Si uno se hospeda en el palacio Lanza Tomasi podrá compartir almuerzo con los muy cultos y muy educados duques. Pero, antes, tendrá que cocinar. "El día comienza temprano, cuando vamos a comprar a el popular y tradicional mercado de Capo", dice la duquesa, "luego cogemos algunas especias de las que cultivamos en nuestra terraza y cocinamos. Primero pasta con salsa y luego, casi siempre, verduras y pescado, que en Sicilia es buenísimo".
Algunas veces se organizan comidas para los interesados en la biblioteca de Lampedusa que atesora 4.000 volúmenes del autor que se lo leyó todo. Pero no son los únicos: en las otras bibliotecas del palacio se encuentran hasta 30.000. Palermo ofrece muchas otras atracciones para el visitante como la Piazza Marina, la Capilla Palatina, la cercana Monreale, el Teatro Massimo, la catacumba de los Capuchinos o los diversos museos, todo muy cerca del palazzo. Y, claro, ese aspecto decadente que ya se mascaba en Il Gatopardo. "Palermo es una ciudad encantadora pero también muy decadente", dice la duquesa, "el 70% del casco histórico fue destruido en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y buena parte sigue en el mismo estado".
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