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Mérida, gladiadores en el rocódromo

Dos grandes rutas arquitectónicas, la romana y la contemporánea. Terrazas con vistas al Guadiana y al templo de Diana. Además, la capital extremeña se prepara para ser en 2016 Capital Gastronómica Iberoamericana

Un perrito en el Templo de Diana de Mérida.
Un perrito en el Templo de Diana de Mérida.Andrés Campos

Carpe diem quam minimum credula postero. Aprovecha el día, no confíes en el mañana. Es como si la voz de Horacio resonase en las viejas piedras de Augusta Emerita. A cada paso, el viajero descubre una ruina que le recuerda que nada dura eternamente y, alrededor de ella, diez lugares para carpediemizar a tope, bebiendo y comiendo como si no hubiese un mañana. Un festín de manjares ibéricos y vinos de la Ribera del Guadiana, pero también de bacalao portugués y de sabores del otro lado del océano, que por algo Mérida va a ser Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica en 2016.

09.00  Tostadas con cachuela

Mapa de Mérida.
Mapa de Mérida.Javier Belloso

Empezar el día con buen sabor solo cuesta dos euros, que es lo que cobran en la Tapería del Guadiana (1, pinche sobre el mapa para verlo ampliado) (José Fernández López s/n) por un café, un zumo natural y las típicas tostadas con cachuela (paté de hígado y manteca de cerdo con ajo, pimentón y comino). Con buen sabor y con buena vista: la del río pasando ancho y solemne, como un emperador, bajo el puente Lusitania (2), obra de Santiago Calatrava. Más tarde se puede volver para picar unas pavías o una tarrina de foie. O para darse un homenaje digno de Apicio en el restaurante de Gonzalo Valverde (www.gonzalovalverde.com), que está al lado. Para no destrozar la báscula, ahí está también el mayor gimnasio de la ciudad, un paseo fluvial de dos kilómetros que enhebra cuatro puentes: el Nuevo (1954), el Romano, el Lusitania (1991) y el de hierro del ferrocarril (1883).

10.00  En las tripas de la alcazaba

Por el paseo fluvial se llega en cinco minutos a la alcazaba árabe (3), del siglo IX. Dentro hay un aljibe subterráneo impresionante, al que se baja por unas galerías entre piedras decorativas de origen romano y visigodo. Y hay unas grandes vistas, desde las torres, sobre el río Guadiana y el puente romano (4) de 792 metros. Si aún se tiene hambre, muy cerca queda El Trasiego (5) (Romero Leal, 3), con 13 tostadas distintas.

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12.00  Donde se divertían los romanos

Una entrada única de 12 euros permite visitar, además de la alcazaba, todos los monumentos romanos de Mérida (www.turismomerida.org), que no son pocos, ni pequeños, como se comprueba al recorrer el teatro y el anfiteatro (6), capaces en su día de acoger 15.000 y 6.000 espectadores, respectivamente. Majestuoso el frente de la escena del teatro, formado por dos cuerpos de columnas de mármol azulado. Las esculturas que lo adornan (de Proserpina, de Ceres, de Plutón…) son copias. Las originales se exhiben en el vecino Museo Nacional de Arte Romano (7) (museoarteromano.mcu.es), obra emblemática del arquitecto Rafael Moneo que dialoga con virtuosismo con las construcciones romanas de la ciudad. El museo no está incluido en la entrada conjunta, pero se puede visitar gratuitamente los sábados por la tarde y los domingos.

14.00  Maestro cortador de jamón

Una turista en la jamonería de Nico Jiménez.
Una turista en la jamonería de Nico Jiménez.Andrés Campos

En la misma calle que el museo (José Ramón Mélida), está la tienda-degustación de Nico Jiménez (8) (www.nicojimenez.com), maestro cortador de jamón que posee el récord Guinness de la loncha más larga del mundo (13,35 metros). El jamón de la Dehesa de Extremadura, cortado en tapas finitas de cuatro centímetros, para que la grasa se funda en la boca, es su gran reclamo, pero la presa curada y el lomo doblado a mano sorprenden más. Para redondear el ágape ibérico, hay cerveza de bellota. Cerca también, frente al teatro, se encuentra El Yantar (9) (www.jamoneselyantar.com), con una larga lista de productos extremeños para comer in situ o de pícnic. Para esto último son idóneos los embalses romanos de Cornalvo (10) y de Proserpina (11). El primero (situado a 20 kilómetros al noreste) es parque natural. El segundo (a cinco kilómetros al norte), zona de baño, chiringuitos y actividades acuáticas como los paseos en canoa que organiza la empresa Mérida Aventura (www.meridaaventura.com).

16.00  Escalada de colores

Paredes de escalada de colores en el rocódromo de la Factoría Joven, obra de José Selgas y Lucía Cano.
Paredes de escalada de colores en el rocódromo de la Factoría Joven, obra de José Selgas y Lucía Cano.Iwan Baan

Ni haciendo running es posible visitar en un día todas las ruinas de la que fue, según Ausonio, la novena ciudad más importante del Imperio Romano. Merece la pena ver los restos del circo (12), que era tremendo, de 403 metros de largo, y luego darse un garbeo por la zona peatonal, donde cada pocos metros afloran mármoles venerables. En la calle de Sagasta se alza el pórtico del Foro (13) y, en su prolongación (Romero Leal), el templo de Diana (14), sin duda el monumento más fotogénico de Mérida. Durante siglos formó parte del palacio renacentista del Conde de los Corbos. Desde 2011, cuenta con una nueva plaza alrededor, del arquitecto José María Sánchez García, con gradas, soportales y plataforma elevada. Esta depurada obra, junto al magistral Museo de Arte Romano de Moneo (que también firma la sede de la Confederación Hidrográfica del Guadiana), sirven para plantear una ruta emeritense de buena arquitectura contemporánea, empezando por la festiva y atractiva Factoría Joven, del estudio Selgascano, con rocódromo incluido, y siguiendo por el auditorio del estudio Nieto Sobejano, la Asamblea de García/Rodríguez Alcoba, los edificios administrativos para la Junta de Extremadura de Juan Navarro Baldeweg y Bruce S. Fairbanks, y el de Ábalos y Herreros para la universidad.

20.00  Paseo por la ciudad secreta

Cuando el sol se oculta, estas calles se pueblan de licántropos, reinas lujuriosas, brujas, almas en pena… Al menos, así lo cuenta Israel Espino, creadora y guía de Mérida Secreta (www.extremadurasecreta.com), una ruta a pie de dos horas por el lado misterioso de la ciudad. Lo que no es ningún secreto es lo bien que se cena en el restaurante De Portugal (15) (684 14 76 06): vino verde, bacalao espiritual, pastel de Belém y, justo enfrente, iluminado, el pórtico del Foro. Otro restaurante con ruinas a la vista es A de Arco (16) (www.adearco.com), que está pegado al arco de Trajano. Después de cenar, se puede tomar una copa tranquila en Bow, en la misma plaza del Arco de Trajano, o acercarse a la de la Constitución (a 50 metros) para bailar en Barocco (17) y escuchar rock en directo en Maruja Limón. Al lado está el parador de Mérida (18) (www.parador.es), en un convento del siglo XVIII. Y otra buena opción para alojarse es Aldeaba (19) (www.hoteladealba.com).

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